En Oviedo hay muchos lugares donde se puede oír música o celebrar exposiciones, pero sólo hay un parque en el centro de la ciudad: el Campo San Francisco. Hay muchas instalaciones donde se puede practicar deporte, pero sólo hay un parque en el centro de la ciudad: el Campo San Francisco.

Destruir un parque es muy sencillo: basta con construir en él. La sensatez es ahora revolucionaria. Propongo una solución revolucionaria para el Campo San Francisco: ni un ladrillo más en el recinto del parque, ni un palmo de asfalto más robado al césped, a los árboles y a los caminos para paseantes. Es, sin duda, necesario que se reparen los desperfectos y se limpien las pintadas. Pero, por lo demás, un poco de sensatez, por favor. Conservemos lo que merece ser conservado y no convirtamos el único parque céntrico de Oviedo en un elemento más del parque temático para turistas y para bobos en que van convirtiéndose algunas ciudades.