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Corregir las alteraciones del lenguaje

"Cualquier terapia logopédica debe ser individual: las características del problema, la edad y la situación del paciente determinan una programación específica", indica la especialista Lorena González

Lorena González, en su clínica. luisma murias

El logopeda es el profesional que se ocupa de diagnosticar, estudiar y rehabilitar los trastornos de la comunicación, como el ceceo y el seseo o la dislexia, así como de otras patologías desencadenadas por lesiones físicas o enfermedades neurodegenerativas, entre otros campos. En todos estos casos, la prontitud en el diagnóstico desempeña un papel determinante para que la rehabilitación sea exitosa. Lorena González, logopeda, maestra de audición y lenguaje e intérprete de lengua de signos española (LSE), explica los principales trastornos que pueden o deben ser tratados por un logopeda e indica algunos síntomas que pueden ser indicadores del momento en que conviene acudir a este profesional.

Problemas frecuentes

La logopedia es una disciplina del ámbito sanitario y educativo que abarca muchos campos de trabajo. Las intervenciones más habituales son: atención temprana, rehabilitación del habla, lenguaje y voz, terapia miofuncional, dificultades en la lectoescritura, enfermedades con deterioro cognitivo y alteraciones derivadas de accidentes cerebrovasculares y tumores.

Cualquier tipo de terapia logopédica debe ser individual y valorada en cada caso particular, puesto que, aunque los pacientes compartan un mismo diagnóstico, tanto las características del trastorno como la edad y la situación en la que se encuentra el paciente determinan un tipo de programación específica.

Atención temprana

La atención temprana consiste en la rehabilitación multidisciplinar realizada con niños y niñas de 0 a 6 años a los que se les manifiestan alteraciones en su desarrollo evolutivo. Es muy habitual en el caso de niños y niñas con sordera, enfermedades raras, trastornos cognitivos...

Trastornos del habla

A) Las dislalias. Son alteraciones en la articulación de los fonemas. Las más comunes son el ceceo, el seseo y el rotacismo. El lenguaje se fija en torno a los 7 años; por ello, dependiendo de la dislalia del paciente, se recomienda valorar la edad de inicio de intervención. Sin embargo, se han tratado dislalias en adultos con resultados notables. La única diferencia es la duración de la terapia, que suele ser más larga en adultos.

B) Las disglosias. Son trastornos en la articulación causados por lesiones físicas o malformaciones en los órganos articulatorios, por lo que conviene intervenir lo antes posible, especialmente en edades de adquisición del lenguaje.

C) La disartria. Es una alteración propia de lesiones en el sistema nervioso central o con motivo de enfermedades de los nervios o músculos de la lengua, faringe y laringe, responsables del habla. Requiere atención temprana para diagnosticar el tipo de disartria y realizar un programa rehabilitador adecuado.

Retraso del desarrollo del lenguaje

Hay una serie de manifestaciones típicas que pueden alertar de que un niño no está desarrollando el lenguaje propio para su edad: 1) El niño o niña construye un lenguaje propio de edades más tempranas. 2) Sus primeras palabras se retrasan hasta los 2 años y la unión de palabras no aparece hasta un año después. 3) Con 4 años no hace uso de pronombres; en ocasiones, ni siquiera del "yo". 4) Posee un vocabulario muy reducido. 5) Estructura mal las frases sintácticamente y no utiliza los plurales. 6) Se expresa con frases simples y acompañadas de gestos que, generalmente, sólo comprende e interpreta su entorno, lo que genera que se refuerce su expresión gestual en detrimento del lenguaje oral.

Cuando los niños han superado los 4 años de edad con estas características en su expresión del lenguaje oral, se considera patológico. Por ello es imprescindible acudir al logopeda, ya que, cuanto más tiempo pase, la rehabilitación se vuelve más complicada. Además, pueden verse afectadas otras áreas, como la comprensión, el razonamiento o la abstracción, pudiendo llegar a afectar a su autoestima, a las relaciones sociales y a su desarrollo escolar.

Trastornos de la voz

Dependiendo del tipo de alteración de la voz, la intervención varía. Si es necesaria una intervención quirúrgica, como ocurre con algunos nódulos, pólipos o el edema de Reinke, se realiza una programación logopédica preoperatoria y otra posoperatoria. De no requerir operación, se confecciona una programación logopédica para eliminar los hábitos tóxicos del paciente (tabaco y alcohol) y conseguir una correcta higiene vocal.

Dentro de la terapia de la voz, debe mantenerse la reeducación, enfocada a una correcta relajación del paciente, para evitar la tensión de musculatura orofacial. Para ello, debe mantenerse una respiración adecuada que permita realizar una coordinación fono-respiratoria y una fonación adecuada dentro del contexto laboral del paciente, con la expectativa de no fomentar que ésta se instaure o evolucione a un grado más grave.

Afasias y disfasias

A) La afasia. Constituye un trastorno del lenguaje que afecta tanto a la expresión como a la comprensión. Se adquiere a causa de lesiones en áreas del sistema nervioso central. Dependiendo del área lesionada, el paciente padecerá un tipo de afasia específica, con alteraciones características. Las más conocidas son la afasia de Wernicke y la afasia de Broca. La intervención logopédica se inicia con una evaluación para determinar la clasificación y gravedad del trastorno. El tratamiento consigue una recuperación más rápida de las funciones cerebrales, puesto que permite la estimulación de la corteza cerebral. Las terapias iniciadas en el primer año y medio desde la lesión consiguen resultados muy efectivos.

B) Las disfasias. Son trastornos del lenguaje que, a diferencia de las afasias, se originan en los primeros años de vida, cuando el lenguaje se está adquiriendo. Presentan afección en la comprensión y/o en la expresión del lenguaje. Es importante comenzar a trabajarlas cuanto antes, ya que debido a esta limitación comunicativa habitualmente los niños presentan un carácter irritable.

Terapia miofuncional

La terapia miofuncional es un eslabón más en la terapia logopédica. Se centra en la rehabilitación de las disfunciones orofaciales que puede presentar una persona de cualquier edad. Los campos de intervención son: A) Deglución atípica: masticación inadecuada y empuje de los incisivos con la lengua en la deglución. Provoca el desplazamiento de los incisivos hacia el exterior de la boca. B) Respiradores vocales: estas personas realizan el proceso de inspiración y espiración a través de la boca, con lo cual el aire inspirado no es filtrado por la nariz, lo que ocasiona muchas alteraciones. C) Alteraciones en la ortodoncia y la mordida. D) Malformaciones craneofaciales, fisuras labiopalatinas (labio leporino)... E) Disfagias, dificultad deglutoria. F) Discapacidades como el síndrome de Down. G) Enfermedades cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos...

Enfermedades neurodegenerativas

A) El párkinson. Se caracteriza por la combinación de rigidez y bradicinesia (lentitud y escasez en la movilidad de la musculatura e incapacidad para iniciar o realizar movimientos voluntarios) e incluye a menudo temblor, trastorno de la postura y equilibrio y, en menor grado, demencia. Suele ir acompañado de alteraciones en la voz, como la disfonía y la disartria. La articulación y la prosodia son las que más contribuyen a la dificultad del paciente para ser entendido. Por ello, estos dos aspectos deben recibir la primera atención de la terapia, y la rehabilitación vocal debe considerarse secundaria. Si la disfonía es más grave que la disartria, se invierte el orden de prioridades en la terapia.

B) El alzhéimer. En este caso, el logopeda trabaja la memoria, el cálculo, el hilo conversacional, pero hay que valorar el caso de cada paciente para determinar las funciones que están afectadas.

Otros trastornos

Además de los casos mencionados, es habitual el trastorno de la lectoescritura. Las primeras manifestaciones suelen aparecer alrededor de los 6 años. Sin embargo, hasta los seis años y medio no es posible realizar test específicos para determinar su causa, ya que los niños aún están en fase de adquisición de la lectoescritura. Es imprescindible que el logopeda realice las pruebas específicas para confirmar el diagnóstico y valorar las dificultades del niño, puesto que en muchas ocasiones se etiquetan como dislexia o disgrafía otros trastornos de la lectoescritura que se asemejan en características, pero que no lo son. Los niños disléxicos no tienen ninguna patología o retraso mental, simplemente sus mecanismos lectores son diferentes a los habituales debido a que realizan otros recorridos cerebrales para acceder a la lectura. La historia confirma grandes intelectuales disléxicos, como Einstein.

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