Como decíamos, 10 no es un buen número para hacer negocios por no tener más que dos divisores (2 y 5). En cambio, 12 tiene cuatro divisores (2, 3, 4 y 6) y las docenas se pueden comprar, vender o trocar por mitades, tercios, cuartos o sextos, facilitándose las operaciones mercantiles entre comerciantes no especialmente versados en matemáticas. Por el mismo motivo, el día se divide en dos tandas de 12 horas y hasta hace siglo y medio en nuestro país se usaban las fanegas divididas en 12 celemines o las libras fraccionadas en 12 onzas (los ingleses, reacios como siempre a los cambios, usaron hasta 1970 los chelines de 12 peniques cada uno). También compramos los pasteles en docenas, hay 12 cartas por palo en la baraja francesa y hasta hemos acordado tomar 12 (y no 10) uvas en Nochevieja.