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La integración laboral de jóvenes con síndrome de Down

Andrea Fernández Cordero está dentro de la Junta General del Principado

La joven, vecina de Oviedo, asistente personal de Mercedes Fernández, tuvo que superar su timidez para hacer un trabajo en el que aprende cada día

"la presidenta no me riñe nunca". Andriu y Cherines, en el despacho de la Junta General. La líder del PP vio trabajar a jóvenes con síndrome de Down en la Feria de Muestras y pensó cómo colaborar. miki lópez

Andrea tiene 28 años y desde el pasado octubre trabaja en la Junta General del Principado, en el grupo parlamentario del PP, como asistente personal de su presidenta, Mercedes Fernández, a la que "adora". "No me riñe nunca", explica mientras la abraza y se miran cómplices: con admiración la una, con cariño la otra. Cherines le pregunta:

-Andriu, ¿y el sueldo que ganas, dónde lo tienes?

-Guardado en el banco -responde, muy seria, a "la presidenta".

Esta vecina de Oviedo con síndrome de Down dice su nombre de carrerilla: Andrea Fernández Cordero. A la primera, sin problemas. Lo ha conseguido desde que empezó a trabajar, superando su enorme timidez.

"Todo el mundo la conoce en la Junta, la saludan y ella responde con absoluta normalidad. Eso ya es un avance muy importante", asegura María José Camblor, responsable del programa de integración laboral de la Asociación Síndrome de Down Asturias y encargada del seguimiento de los 14 jóvenes a los que tienen integrados en empresas asturianas.

-Ella sí que me riñe -apostilla Andrea.

La presidenta regional del PP descubrió este proyecto en la última Feria de Muestras de Asturias, durante una visita organizada por la diputada Emma Ramos, que la llevó a un expositor donde vio jóvenes con síndrome de Down trabajando.

"Me pareció una iniciativa fantástica y empecé a pensar que también nosotros podíamos colaborar. Nos pusimos en contacto con la asociación para que nos informara y presentarle el perfil de lo que necesitábamos". Así fue como Andrea entró en el grupo parlamentario del PP para realizar tareas de oficina y adscrita a Mercedes Fernández.

"Me gusta mucho estar aquí, pero me dan mucho trabajo", asegura Andrea sin dejar de sonreír. "Lo primero es poner el periódico en la mesa de la presidenta, reponer las botellas de agua, y luego el cafetín", explica "la presidenta" mientras su joven asistente personal apostilla cada una de sus palabras.

Los lunes hay reunión del Grupo parlamentario Popular. Se juntan los once diputados, los asesores y se ha hecho habitual ver a Andrea al lado de Mercedes Fernández, que toma notas apuntando las iniciativas.

"Yo no pregunto. Callo", afirma muy seria a la vez que realiza el gesto de "cerrar cremallera" y rompe a reír al reírse los presentes. También hace los recados. "Hago fotocopias, encuaderno, voy al registro, al supermercado... Trabajo mucho, desde las diez hasta las dos".

No falta a los plenos del viernes, cuando son las preguntas al presidente del Principado. Sólo aplaude a "su presidenta", porque "lo hace muy bien", afirma con rotundidad.

"Andriu", como la llaman en el PP, tiene un descanso de 15 minutos al mediodía. No tiene reloj, pero, cuentan sus compañeros de grupo, a las doce en punto se pone el abrigo y sale a tomar un café. Ella sola. No quiere compañía. "Intimidad", justifica ella. "Como aquí está prohibido el móvil, aprovecha ese rato para estar con él", explica Mercedes Fernández.

Andrea tiene un trabajo añadido. Todos los días "la presidenta" le pone tarea por la mañana: aprender cuatro palabras de una misma familia, y cuando acaba su jornada se las tiene que saber. Unas veces van todas bien, y otras... "regular", dice ladeando la cabeza y pidiendo perdón con la mirada a su jefa, que ya le ha anunciado que la cosa se va a complicar: además de aprender palabras, tendrá que hacer frases. Se le muda la cara, se lleva la mano a la frente y asustada dice "Madre mía", antes de volver a reír.

Forofa del Oviedo y del Barça -"veo a los dos a la vez", asegura-, su ídolo futbolístico es Messi, y su actor preferido Álex González. Pero el que la "priva" es Bustamante. "Estoy haciendo un álbum de fotos suyas", cuenta con entusiasmo. "Un día fui a Covadonga, a una boda, y era la suya, y me saludó".

Andrea descansa por las tardes, para ir a la Asociación Síndrome de Down a realizar otras actividades. "Antes hacía zumba, pero como ahora trabajo... lo hacen otros".

En el calendario solidario que la su asociación ha realizado para este año, ilustra el mes de agosto vestida de minera. "Lo escogí yo. Estoy con la funda, las botas, el casco... con todo".

María José Camblor explica que "Andrea tenía capacidad para trabajar, pero no había dado el paso. Surgió esta oportunidad y ha evolucionado muchísimo en estos meses en independencia, en expresión, en la relación con las personas... Todos los días tiene que hacer pequeñas cosas que para ella son un reto enorme, pero evoluciona muy bien".

Andrea Fernández Cordero se irá de vacaciones a Canarias, en junio, con su tutora de la asociación. "Tengo que descansar", se justifica. "Pero me gustaría quedarme aquí, con la presidenta para siempre", dice sin apartar la vista de Mercedes Fernández.

Ha descubierto un mundo nuevo, más amplio y en él caben oportunidades para ella.

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