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Kim Jong-un ataca Asturias: 45.970 muertos

Una nueva aplicación informática permite calcular los daños de un ataque nuclear en cada rincón del mundo: así sería la destrucción de una bomba atómica sobre la Presidencia del Principado

Kim Jong-un ataca Asturias: 45.970 muertos

Kim Jong-un, el estrafalario dictador de Corea del Norte, vive un romance con las armas nucleares. Amenaza periódicamente a sus vecinos del Sur y a Estados Unidos con un holocausto atómico. Este viernes, por ejemplo, lanzó dos misiles de medio alcance al mar del Japón. Sus amenazas suenan a otro tiempo, a la Guerra Fría, cuando el pánico nuclear era el pan nuestro de cada día. Hoy nadie en Occidente tiene ya pesadillas con hongos atómicos, pero el riesgo real no ha desaparecido. La aplicación informática Nukemap nos lo recuerda. Esta "app" ha sido creada por el historiador Alex Wellerstein, profesor en el Instituto Americano de Física, en Maryland, cerca de Washington, y experto en armas nucleares. El programa nos permite simular los efectos en daños materiales y humanos de impacto de un artefacto atómico. Se pueden calcular los daños "lanzando" bombas de distintas magnitudes sobre cualquier lugar del mundo. Wellerstein lanzó la aplicación para concienciar a sus estudiantes sobre un impacto de estas características. Y para concienciarse algo nada como sentirlo en carne propia. Juguemos a Nukemap: imaginemos que Kim Jong-un ataca a Asturias. Acaso irritado por la sombra que pudiera hacer a su liderazgo el presidente Javier Fernández, suelta una bomba sobre la sede de la Presidencia del Principado, calle Suárez de la Riva número 11, Oviedo.

Si esa bomba es de 10 kilotones, exactamente de la potencia de la última prueba nuclear efectuada por Corea del Norte en 2013, el programa Nukemap estima que habría 45.970 muertos y 67.600 heridos. Los efectos se distribuirían en círculos concéntricos de más a menos. En el epicentro se formaría una bola de fuego con un radio de 150 metros, que llegaría hasta el Fontán, la calle Marqués de Santa Cruz y parte del Campo San Francisco, la plaza de Riego y el edificio histórico de la Universidad. Más allá de esa zona cero, en un radio de 1,05 kilómetros, la mortalidad oscilaría entre el 50% y el 90%. Ese círculo del infierno llegaría hasta el campus del Milán, Villafría, el Parque de Invierno y la estación del Norte. El radio máximo de esa bomba, tanto en onda expansiva como en el círculo de radiación térmica, sería de 1,5 kilómetros. Llegaría hasta los monumentos del Naranco, el centro comercial Los Prados, El barrio del Cristo y la ronda exterior de Oviedo. Otra cosa serían los efectos de la radiación y cómo el viento la iría dispersando: Gijón se salvaría de un ataque coreano sobre la capital.

Probemos otras alternativas. Un artefacto como la que se lanzó en Hiroshima, la "Fat Boy", causaría al estallar sobre Oviedo 64.980 muertos y 58.570heridos, con una onda de radiación térmica que prácticamente invadiría la ciudad entera. Una bomba como la de Nagasaki dejaría una cifra muy similar de heridos y muertos. Dos artefactos nucleares como los que cerraron la II Guerra Mundial tan sólo afectarían a la capital asturiana, pero Nukemap permite "lanzar" armas de mucha mayor potencia. En el rango máximo está la llamada bomba de hidrógeno "TSAR", de la Unión Soviética, de 100 megatones, ensayada por la Unión Soviética el 30 de octubre de 1961. Su hongo atómico se elevó 56 kilómetros sobre la superficie. Esto es lo que dice Nukemap: Asturias arrasada por completo, habría 664.800 muertos y 439.300 heridos. Sólo la bola de fuego, el corazón del infierno atómico, llegaría por el Sur a Ribera de Arriba y por el Norte alcanzaría hasta Lugones y Cayés. Hacia el Oeste fundiría todo hasta llegar a San Claudio y, hacia el Este, llegaría hasta Colloto. La onda de radiación térmica, que causaría quemaduras de tercer grado entre la población, llegaría hasta Navia, en el Occidente, y hasta Nueva de Llanes, en el Oriente. Hacia el Sur, la radiación térmica alcanzaría hasta el embalse de Barrios de Luna, ya en León. Jueguen a Nukemap. Es fácilmente accesible en internet. Sientan el escalofrío de ser Kim Jong-un.

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