A primera vista, un robot que sujeta constantemente una pantalla, unas luminarias que no dañan la vista cuando se las mira directamente o una estación que mide al segundo la calidad del aire tienen muy poco que ver. Pero su relación es mucho más estrecha de lo que pueda parecer. Sus inventores son todos vecinos, algunos, incluso, puerta con puerta. Los tres productos de la primera frase han sido ideados, diseñados y fabricados dentro de las verjas que delimitan el Parque Tecnológico de Llanera. Un espacio industrial, anclado entre el polígono de Asipo y el de Silvota que acaba de cumplir sus bodas de plata (hace 25 años que se inauguró), en el que, según destacan los empresarios que allí han buscado acomodo, la colaboración entre compañías fluye de forma constante. Esa amistad entre vecinos ha desembocado en muchos casos en nuevos proyectos, negocios y riqueza. Todo un laboratorio de ideas de lo más variopinto concentrado en unos pocos miles de metros cuadrados.
Un centro importante para que las ideas fluyan es la cafetería, bromean Sonia Verde, directora del Parque Tecnológico, y Rosendo Rojas, del IDEPA. Pero el chascarrillo va en serio. De hecho, el lugar elegido para montar una exposición, con motivo de sus bodas de plata, en la que se dieron a conocer algunos de los inventos ideados dentro de los modernos edificios industriales que pueblan las calles de este complejo industrial, fue un local anexo a ese populoso punto de reunión.
Uno de los que no fallaron en la muestra fue uno de los vecinos más ilustres de la zona, de nombre “Tico”. Se trata de un robot, diseñado por la compañía tecnológica Treelogic y que ahora comercializa su filial Adele Robots, ambas asentadas en uno de los extremos del parque. Mide poco más de un metro y, según uno de sus creadores, Celestino Álvarez, director de Adele, le gusta ser protagonista en cualquier sarao. “Es un experto contador de chistes”, asegura. Su función, gracias a una pantalla que sujeta con una especie de brazos que nunca mueve, es la de hacer de anfitrión en eventos de cualquier índole. Es famoso por su “je, je”, una expresión que suelta con frecuencia entre broma y broma. En los últimos años, “Tico” ha ejercido como profesor en colegios asturianos, ha servido de anfitrión en un evento del banco ruso Sberbank en la lejana Moscú, e incluso, recientemente, se ha disfrazado de reportero para entrevistar al grupo musical “Fangoria”, con quienes también intercambió chistes. Todo un personaje.
Cosa más seria son, por ejemplo, las luminarias que al otro extremo del parque diseña y fabrica Normagrup. Es una de las empresas más veteranas de esta zona industrial, y una de las primeras inquilinas. Fundada por el empresario Aurelio González, hizo la mudanza desde Oviedo hasta Llanera a mediados de los noventa buscando más espacio donde desarrollarse, y desde entonces no ha parado de crecer. Hace unos meses creó un sistema de luces para empresas que no dañan la vista, una idea que les ha servido para dar un buen salto comercial y para ganar algunos premios. Uno concedido por sus vecinos de la acera de enfrente, el Instituto de Desarrollo Económico del Principado.
Tras unos comienzos difíciles, ahora en el parque conviven 144 empresas, aunque en los primeros años sólo hubo un inquilino. Era un centro de datos que abrió el empresario Adolfo Pisa, uno de los fundadores del grupo constructor Ceyd. Ahora la cifra de vecinos fluctúa mucho gracias al vivero de empresas en el que se ha convertido el Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI). El inmueble es un ir y venir de emprendedores que inician allí su actividad. En la planta superior de ese edificio, por ejemplo, está ubicado Dropsens, una compañía que se dedica a fabricar equipos para facilitar la vida a otros investigadores. Así, ha ideado algunos instrumentos en el campo de la electroquímica para el desarrollo de biosensores o aparatos portátiles para realizar medidas de campo similares a un glucómetro. El doctor en Química Analítica de la Universidad de Oviedo Agustín Costa, impulsor de esta compañía del emergente sector biotecnológico, asegura que es ya una empresa internacional con productos que desde Llanera se venden al mundo. En el parque, donde el poco verde está en las parcelas desocupadas, lo que sí que abunda son las empresas tecnológicas. Que viven en armonía con otras más tradicionales, como Tekox, dedicada al desarrollo de componentes electrónicos y que trata de dar el salto hacia lo que se ha llamado la industria 4.0. Están explorando, de la mano de un socio finlandés, las posibilidades que le ofrece la impresión en tres dimensiones para hacer moldes para la industria eléctrica. En algo similar trabajan sus vecinos de la multinacional Phoenix Contact. Muchos de los inventos nacidos en el parque suelen llegar lejos. Es el caso de los medidores de la calidad del aire que fabrica Envira Sostenible. Varios de ellos miden el ambiente en los estadios que se están construyendo en Qatar para el Mundial de fútbol de 2022, amenazados por constantes tormentas de arena. También tienen vecinos que venden drones o que fabrican material ortopédico. Es un barrio de lo más imaginativo.
1- La calidad del aire, al milímetro
La compañía Envira Sostenible, con varios edificios en el Parque Tecnológico de Llanera, diseña estaciones para medir hasta el más mínimo detalle de la calidad del aire. También es capaz de monitorizar otro tipo de ambientes, como el interior de las granjas de pollos, lo que permite a los ganaderos mejorar la calidad de vida de sus animales y, al final, conseguir un producto de mayor calidad.
2- Las impresoras del futuro
Phoenix Contact presentó durante la exposición del 25.º aniversario del parque una impresora móvil dirigida al mercado industrial, especialmente para el eléctrico, ya que permite la impresión fácil de cables u otro tipo de conductores. Es un salto más hacia la nueva generación de industrias, la llamada 4.0.
3- El robot chistoso
“Tico” es un robot adherido una pantalla. Su función es la de ser el anfitrión en cualquier evento o acto social. Fue ideado por la compañía Treelogic, una de las que más avances tecnológicos han desarrollado del parque, y ahora está siendo comercializado por su filial, Adele. El pequeño androide es conocido entre los habitantes del parque por su particular habilidad para contar chistes.
4- Equipos de análisis portátiles
Dropsens, una compañía biotecnológica que hace unos años decidió dar el salto desde el laboratorio de la Facultad de Químicas a los mercados. Se dedica, entre otras cosas, al desarrollo de equipos de análisis portátiles para hacer medidas de campo, tal y como si fuera un glucómetro.
5- Inventos a la carta
La compañía Helice, encargada de montar y diseñar los elementos que formaron parte de la exposición con motivo del 25.º aniversario del parque, también presentó alguna de sus ideas. Entre ellas, unos descorchadores para botellas de cava, escanciadores de sidra eléctricos y unas linternas de seguridad para cascos de bomberos.
6- Trabajos de altos vuelos
La compañía Vuelox trabaja con varios drones voladores pilotados por control remoto. Cuentan con varias aeronaves, sensores y equipos de medición, además de programas informáticos para luego poder analizar, tratar y explorar los datos que han sido capturados desde el cielo. Trabaja, entre otros sectores, para el de las canteras, para analizar los volúmenes de áridos existentes. También hace trabajos topográficos y cartográficos.
7- Luces que no dañan la vista
Normagrup, uno de los inquilinos más antiguos del área industrial de Llanera, ha diseñado unas luminarias que no dañan la vista cuando se las mira de forma directa. La compañía está especializada en el desarrollo de luces de emergencia; últimamente han incorporado otras líneas de negocio, como la detección de incendios o la iluminación de cabeceros de hospital.
