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Oriente

Toda la actividad se concentra en el Sella, pero las voces más críticas piden abrir un debate sobre su futuro. El número de empresas que operan en este río ronda la veintena y de piraguas, las 2.000. Con estas cifras, los expertos ¬creen que es lógico pedir más vigilancia a lo largo de su recorrido. "Si en una playa hay socorristas, aquí también los debería haber. La cantidad de gente que baja el río es cada vez mayor", dice Manolo Villarroel, responsable de Cangas Aventura. Este empresario, con 22 años de experiencia en el sector, demanda también acondicionar las zonas de ribera e instalar contenedores a pie de río. "Donde uno deja dos bolsas, al día siguiente hay 50", se queja. La última moda es descender el río haciendo "botellón".

Calo Soto, de la Escuela Asturiana de Piragüismo, sube el tono de la conversación para referirse a esta nueva problemática. "Es para replanteárselo todo. El otro día una inglesa llamó al 112 para que un helicóptero la viniese a recoger, y en otra ocasión hubo que intervenir porque un hombre borracho estaba dándole con el remo a la mujer". Soto también pone el foco en los chiringuitos ilegales. "La mayoría son piratas y los montan y los desmontan todos los días. No tienen permiso de Sanidad ni de nada. Esto es tremendo", expresa. El piragüista cangués advierte de que hay una plaga de planta invasora que está colonizando las riberas de los ríos Sella y Piloña y acabando con la vegetación autóctona. Se llama fallopia japonica y es nativa de Asia.

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