La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una ceremonia "fascinante" que contiene "un modo de sentir la vida"

Una ceremonia "fascinante" que contiene "un modo de sentir la vida"

"Fascinante", "trascendental, emocionante y muy bien organizada", "preciosa", "una experiencia inolvidable", "bonita y bien hecha" y "sencillamente perfecta", son algunos de los calificativos que los premiados utilizan para definir la ceremonia de entrega de los galardones, que se celebra en el teatro Campoamor de Oviedo.

"Fue una síntesis perfecta de esa generosidad, cordialidad verdadera y del rigor formal que cuando es auténtico contiene una verdadera sustancia, un modo de sentir la vida y las relaciones, las instituciones y la relación entre la literatura y los valores civiles", explica el escritor italiano Claudio Magris.

"La Fundación es fantástica a la hora de recibir a los candidatos y se aseguraron de que aprendiéramos mucho sobre la cultura local de Oviedo", asegura Martha Nussbaum.

"Oír el himno de Asturias pone los pelos de punta. Recuerdo que los representantes americano y australiano de The Transplantation Society, premiados con nosotros, comentaban que era más impresionante que la entrega de los Nobel de Estocolmo", afirma Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes.

El entonces Príncipe de Asturias, hoy Rey Felipe VI, y la Reina Sofía son anfitriones muy elogiados. "Me impresionaron los entonces Príncipes Felipe y Letizia. Mantuve buenas conversaciones con ellos y me formé una muy buena opinión de su inteligencia y atención, así como de su profundo compromiso con la gente", añade Nussbaum.

Teresa Berganza declara su admiración por el Rey Felipe, "entonces un príncipe entrañable e inolvidable" y Barbara Hendricks asegura que le impresionó del Príncipe de Asturias "su sincero compromiso con los valores que representaba el premio de las Artes".

Claudio Magris habla de la "profunda impresión" que le causó Felipe de Borbón, "una simbiosis fascinante de caballerosidad, consciente de su papel, modestia, amabilidad en el más profundo sentido del término, en el sentido en el que Dante hablaba del 'gentil corazón'. También me sorprendió el trato con el que se dirigía a su esposa, la Princesa Letizia. Su personalidad tan humana irradiaba una auténtica autoridad moral con la que se situaba frente al mundo, en cierto modo con timidez".

El autor de "Utopía y desencanto" o "La historia no ha terminado" conocía Oviedo por "La Regenta", que había leído "a fondo" muchos años antes de recibir el premio, una gran novela que "sabe contar de una manera clásica y original la historia y la vida; la irrepetible y única identidad de un país particular, de una región particular, de una ciudad particular y junto al mundo la universalidad que se refleja en ella".

Magris se interesó también por la lengua asturiana y su diglosia, otra "peculiar individualidad, una humanidad pequeña particular que contrariamente a cuanto sucede a tantos bárbaros localismos no se encierra en sí misma sino que contiene en sí misma el mundo y por ello mismo se abre al mundo por su muy peculiar individualidad. Justamente como El Arno enseñó a Dante el amor por Florencia y la conciencia de que la patria de los hombres es el mundo como el mar para los peces".

También leyó la "Historia Universal de Paniceiros", de Xuan Bello. "Los paseos por las calles festivas, aquella hospitalidad y participación de la gente, aquellas librerías con nuestros libros, todas estas cosas me hicieron sentir de verdad como en casa".

"Los asturianos son gente de elevada sensibilidad", subraya Belisario Betancur. "El trato de la gente de Oviedo fue maravilloso. Mi familia recuerda esa estancia con mucho cariño y nostalgia", apunta Cirac.

Compartir el artículo

stats