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Eres grande, pequeña

El libro "Historia de las series" confirma que la televisión es la nueva meca del gran cine

Eres grande, pequeña

Una de las consecuencias más evidentes de la madurez creativa y explosión comercial de las series televisivas como manifestación artística liberada de complejos respecto a la pantalla grande es la aparición, aún incipiente pero significativa, de una bibliografía que aborda el fenómeno con rigor y profundidad. Hay cineastas del calibre de Woody Allen, David Fincher o Martin Scorsese que no tienen remilgos a la hora de trabajar en la televisión, y cada vez son más las estrellas que no consideran un plano atrás aceptar proyectos televisivos porque es en este universo creativo donde hay más talento, riesgo y originalidad frente a una industria cinematográfica en claro declive. Para entender mejor de dónde venimos, dónde estamos y a dónde podemos ir en este terreno, la lectura de Historia de las series es imprescindible, a la par que muy ameno. El crítico Toni de la Torre despliega una programación exhaustiva donde no falta ni sobra nada, con una mezcla muy lograda de análisis perspicaz y, también, de jugoso anecdotario que a más de un lector sorprenderá. Naturalmente, estamos hablando de series de calidad. Y hay mucho donde elegir. Desde que el 11 de septiembre de 1928 (¿sorprendidos?) se logra hacer realidad la primera ficción de la televisión, The Queen's Messenger, hecha en directo durante una transmisión experimental, hasta que el regreso de The Walking dead ha llenado de polémica las redes por su sobredosis de violencia han transcurrido solo 88 años, un suspiro en comparación con otras artes, en alguna de las cuales la televisión encuentra sus verdaderas fuentes creativas, como la literatura.

¿Qué eran las novelas de Dickens o Conan Doyle publicadas por entregas sino "series" en papel que mantenían en vilo a sus lectores episodio tras episodio? Fue en 1931 cuando, con The Television Ghost, se escribió la primera ficción escrita para ser emitida por televisión. Entonces los guionistas no tenían aún el estatus de prestigio (y popularidad incluso) que hoy viven talentos como Aaron Sorkin o Matthew Weiner) pero en los años 50 ya empezaba a valorarse como Ford manda un buen guión (el realista Paddy Chayefsky o el fantástico Rod Serling). Y muchos cineastas futuros se dieron a conocer en la pequeña pantalla en los 60 y 70 (Arthur Penn, John Frankenheimer, Sam Peckinpah, Steven Spielberg, Sydney Pollack?) La BBC instauró en los 60 el realismo social y en los años 70 y, sobre todo, en los 80 empezarían a modelarse el concepto de serie como lo entendemos hoy en día, llegando títulos que tendrían a todo un país pendiente del siguiente capítulo y con nuevas visiones como la de Steven Bochco o las réplicas al thatcherismo de las series británicas. La irrupción fragmentadora de la televisión por cable transformaría por completo el panorama al no depender tanto de las audiencias y poder trabajar sin las presiones comerciales en productos de mucha más calidad. HBO o Netfix cambiaron las reglas del juego, llegó la televisión de culto (The Wire, True detective, Breaking bad) y el creador se convirtió en reputado autor, mientras Europa, sobre todo su área nórdica y la eterna BBC aportaban puntos de vista diferentes. Canción triste de Hill Street (1981) "fundó la estructura de la serie moderna". Con Twin Peaks (1990) "David Lynch y Mark Frost trasladaron a la televisión las ambiciones artísticas del cine de autor, llevando el medio hacia territorios entonces inexplorados". Nueve años después, El ala oeste de la Casa Blanca trajo "la técnica bautizada como walk and talk" y Los Soprano hacía historia. ¿Cómo imaginar que Mad Men fue rechazada por varios canales antes de recalar en AMC? Juego de tronos, nacida en 2011, es otro punto de inflexión importante: "La complejidad de su rodaje, que tiene lugar en diversos países al mismo tiempo, refleja la transformación que ha experimentado la industria televisiva en los últimos años". Ya eres muy grande, pequeña.

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