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La azafata que vio un filón en los encuentros profesionales

La de Silvia Suárez es la historia de una empresaria surgida a la sombra del auge de los congresos. Trabajadora durante muchos años como azafata y otros puestos para una empresa de fuera de la región, en 2004 la ovetense decidió fundar una compañía, con la esperanza de poder hacer negocio con las crecientes reuniones de profesionales en la capital del Principado. Casi tres lustros después, presume de contar con cuatro trabajadores fijos y alcanzar picos de hasta medio centenar de empleados temporales durante los días con mayor faena.

Suárez se subió a la ola en una época de crecimiento exponencial frenada en seco en el año 2009 por la crisis económica y los cambios de titularidad del Palacio de Congresos y Exposiciones de Oviedo, más conocido como el Calatrava. "Sobreviví gracias a que conseguí encontrar trabajos fuera de Asturias y ahora estoy satisfecha de cómo me va", declara la fundadora de Azul Congresos, compañía encargada de dotar de azafatas y otra infinidad de servicios a los congresos de la región. "Tenemos buena imagen como destino de congresos porque por nuestro carácter personalizamos mucho el servicio", asegura.

De todos modos, Suárez cree que queda mucho por hacer. A su juicio, la principal necesidad es "unas mejores conexiones aéreas con Europa", aunque también cree necesario habilitar nuevos espacios para satisfacer las demandas de los congresistas. "Ahora el Auditorio no está disponible por temas de seguridad y mucha gente lo prefería al Calatrava", indica la mujer que pasó de azafata a empresaria de éxito.

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