Oviedo, E. G.

Cuando el futbolista del Barcelona, Gerard Piqué, decidió publicar en la red social Twitter su foto de grupo fiestero junto a la cantante Shakira, oficializando de alguna manera su noviazgo o como se llame, fue como un regalo de cumpleaños para una plataforma que ayer, hace justamente un lustro, vivió su primer mensaje.

Twitter cumplió sus cinco primeros años con unos doscientos millones de usuarios en todo el mundo, unas ganancias más bien modestas para lo que significa, unos 32 millones de euros, una aspiración, que es la de llegar a los mil millones de usuarios (a ver quién llega antes, Twitter o Facebook) y unas estimaciones del valor de la empresa que no bajan en ningún caso de los diez mil millones de euros.

Cantidad más que estimable si tenemos en cuenta que Twitter, como viene siendo habitual en este tipo de iniciativas de informática social, nació como un juego. O mejor, como una forma divertida de comunicación entre empleados de una empresa de servicios de distribución de archivos audiovisuales denominada Odeo. Los que tuvieron la idea fueron Jack Dorsey, Evan Williams y Biz Stone, treintañeros norteamericanos con ganas de hacer cosas nuevas. «Supimos que habíamos ideado algo muy importante cuando nos enteramos que el presidente Obama utilizaba Twitter con regularidad», aseguró recientemente Stone al explicar la génesis y los comienzos de un proyecto que intentan que no se les vaya de las manos.

Twitter tiene peculiaridades que la distinguen de otras redes sociales, y una de ellas es el tope de 140 caracteres por mensaje. Para algunos usuarios es una molestia; para otros, en cambio, es parte de su encanto. Lo que no se puede decir en 140 caracteres, no se puede decir en dos tomos de la Enciclopedia Británica. En España Twitter crece en forma exponencial, a razón de un 150% cada año, un porcentaje que no alcanza ningún otro país en el mundo. Lo bueno de Twitter es que no ha hecho más que empezar.