El jazz que se hace en Noruega está a la vanguardia de la vanguardia. Es decir, es jazz llevado al jazz, un camino difícil de resolver en el que algunos se pierden y otros, como el saxofonista Hakon Kornstad, logran una lucidez esencial. Parte fundamental de otras formaciones como «Wibutee» y uno de los nombres de catálogo con más peso de la escudería Jazzland, «Single engine» fue su ejercicio de solista del año pasado. En este disco hay saxo y poco más. Si acaso una guitarra acústica. Un órgano llevado al crujido. El resto es soplido y más soplido, pero con un poder revelador que asusta.

«Single engine», Jazzland, 15 euros.