Cereceda (Piloña),

Lucas BLANCO

Como si del final de una película de Disney se tratase. La parroquia de Cereceda, en Piloña, fue ayer escenario de excepción para una ceremonia que conjugó la exaltación del amor con la comprobación de que la amistad no entiende de culturas. El inglés Mike Horton y la estadounidense Pam Hroza rubricaron su amor rodeados del tesoro natural que son los valles del concejo entre felicitaciones y buen humor.

Los caprichos del destino quisieron que la pareja residente en Shanghai, donde tras recorrer medio mundo se encontraron por compromisos laborales y posteriormente se enamoraron, eligiera Asturias para contraer matrimonio tras quedarse impresionados con sus paisajes a través de unas fotografías colgadas en internet. Ese mismo destino fue el que decidió que tras varias horas de chubascos el cielo diese una sorprendente tregua para celebrar la ceremonia al aire libre, como así lo habían deseado los novios, desafiando a la meteorología.

Una coqueta decoración con un pequeño altar adornado al detalle y decenas de sillas colocadas en forma de anfiteatro sirvieron para congregar en apenas unos metros cuadrados a personas de tal número de países que bien parecía tratarse de una asamblea general de las Naciones Unidas, pues entre los 67 invitados había representantes de los cinco continentes. Un amigo de la pareja fue el encargado de dar la bendición al recién constituido matrimonio en apenas media hora. Un tiempo en el que se sucedieron las anécdotas acompañadas de carcajadas y las miradas de complicidad entre los enamorados.

Si en los minutos previos a la formalización del enlace tanto los protagonistas como sus acompañantes se confesaban muy tranquilos mientras esbozaban una sonrisa, con el paso de los minutos la emoción comenzó a apoderarse de todos los presentes que aguantaron hasta la llegada del ansiado beso para estallar en una sonora ovación que parecía certificar lo que previamente ya habían hecho los novios mediante la firma de los pertinentes documentos.

Todo ello estuvo adornado desde el primer momento por la música interpretada por dos grupos locales que comenzaron con la marcha nupcial para dar la bienvenida a la novia y continuaron con otros temas de ambientación para este tipo de ocasiones. Precisamente al ritmo de esta música los novios vivieron uno de los momentos que seguramente no olvidarán. Montados a caballo, recorrieron los menos de 50 metros que separaban el altar del Palacio de Rubianes donde realizaron varias fotos conmemorativas y recibieron las felicitaciones de los invitados. «Soy un hombre muy afortunado», repetía una y otra vez un novio que parecía liberado tras convertirse en esposo, mientras su flamante mujer no daba abasto a recibir piropos.

Los invitados, por su parte, no escatimaban en elogios en cuanto a la organización de unos festejos que durante los últimos cuatro días les ha llevado a descubrir los atractivos naturales de la montaña piloñesa. Un tiempo durante el cuál realizaron numerosas actividades como las rutas a pie y a caballo, la práctica del golf y la degustación de productos autóctonos, de las cuales disfrutaron con el valor añadido que da la tranquilidad del entorno rural a unas personas acostumbradas a la más estresante vida de la ciudad.

El personal encargado de la organización de la boda, mientras tanto, mostraba su satisfacción por el resultado de una experiencia que dicen que jamás olvidarán. «Es un respiro comprobar que todo ha salido bien después del empeño puesto por los novios», señalaba el director del Hotel Palacio de Rubianes, Ángel Martínez-Noriega, que calificó como «un privilegio» que su hotel fuera el elegido por la pareja. «Que desde China hayan preferido la belleza de Piloña a otros destinos es todo un orgullo para nosotros», apunta Martínez Noriega.

Fue tal el éxito del evento que no sería de extrañar que muchos de los asistentes decidieran volver a disfrutar de Cereceda como ya hicieran los novios el pasado mes de noviembre para conocer el lugar. Unos novios que una vez hecha realidad su boda soñada, hoy viajan destino a Marbella y posteriormente lo harán a Palma de Mallorca para «disfrutar de todas las Españas».

La ceremonia en la que se unió esta pareja residente en Shanghai estuvo marcada por el humor y terminó con un apasionado beso