Avilés,

Marta PÉREZ/Elisa CAMPO

George R. R. Martin llegó ayer a Asturias con hambre (de inspiración). Por lo primero que se interesó el escritor nada más poner un pie en Avilés fue por el cordero que horas más tarde vería achicharrarse a la estaca en un restaurante de las afueras de la ciudad. Y es que una de las exigencias que puso Martin a la organización del «Celsius 232» para participar en el festival literario pasaba por presenciar la elaboración de este carnoso plato tradicional. Asturias es uno de los pocos lugares del mundo donde el cordero se sigue preparando así, y el autor se está documentando para incluir un pasaje gastronómico en su próxima novela de la exitosa saga «Canción de hielo y fuego» que ha dado origen a la televisiva serie «Juego de tronos».

«Es una receta tradicional que me encanta, ha logrado sobrevivir en el tiempo y encaja a la perfección en una historia de la Edad Media. Aunque, desde luego, de lo que más ganas tengo es de probarlo», explicó Martin minutos antes de probar el cordero. «Me encanta venir a Asturias, es mi tercera visita y trato de absorver todo lo que puedo. La gente es muy cálida me siento muy a gusto», comentó el autor estadounidense sobre la región. Y añadió, detallando sobre sus planes para estos días en Avilés: «Tengo muchas ganas de conocer a mis lectores, charlar con ellos, beber un poco de sangría, charlar con mis lectores, y volver a beber un poquito más de sangría».

El escritor estadounidense llegó a la ciudad minutos antes de las cinco de la tarde a bordo de una furgoneta acompañado del equipo de la editorial Gigamesh, que acaba de publicar en castellano la quinta novela de la saga, «Danza de dragones», que George R. R. Martin presentará a sus seguidores en el marco del «Celsius 232». Con su característica boina sobre la cabeza, una camiseta de la saga -con el lema de la casa Greyjoy, «Nosotros no sembramos»- unos «Levi's» color negro y tirantes de colorines, el escritor descendió del vehículo. A las puertas de un céntrico hotel de cinco estrellas le esperaba su traductora española, Cristina Macía, que conoce a Martin desde los inicios y que ha traducido al castellano todas sus novelas. Martin la saludó y se interesó por la «preparation of the lamb» -la preparación del cordero- y se retiró a descansar.

El hambre de conocimiento de Martin encontró por fin satisfacción cuando, horas más tarde, vivió de primera mano cómo se prepara un asado a la estaca. Los tres corderos, procedentes de Salamanca y con un peso aproximado de 11 kilos por cabeza, dieron de comer a 30 comensales bajo la dirección de tres chef: José Manuel Alvarez, el dueño -hijo del «Roxu», que ya preparaba cordero a la estaca-, Alejandro Platas y Pablo Napolitano, alias «El Boludo». Leña de roble para alimentar el fuego del asado y «un mejunje» para quitar el sabor a bravío fueron los dos secretos que los cocineros explicaron al exitoso novelista. Esa es, Martin, la madre del cordero.