Cientos de personas se despidieron ayer de las fiestas de Nuestra Señora del Otero, de Laviana, en el prau de La Chalana con la tradicional jira. Los romeros partieron de la plaza del Ayuntamiento a las cuatro de la tarde. Las peñas, con cargamento de comida y bebida, se dirigieron al prau para festejar la última jornada de celebraciones y así calentar motores para el Descenso Folklórico del Nalón del sábado.

Durante la mañana, bollos preñaos y botellas de vino se repartieron entre los socios. Por la tarde, después de la hora de comer y sin tiempo para la siesta, comenzó la partida hacia el prau de La Chalana en un desfile en el que no faltó ni la música, ni la bebida, ni el agua. Más que para beber, era para mojarse. Furgonetas, camiones y tractores condujeron a la masa de jóvenes al prau donde las familias y mayores ya habían comenzado a merendar. "Somos de otra generación, venimos antes a merendar con los niños", explicó Juanjo Álvarez, uno de los integrantes de "Somos cataores", una peña familiar que jira en La Chalana desde hace más de una década.

Una vez en el destino, la sidra, las empanadas y las tortillas permitieron saciar el apetito entre la marea de colores. "Este año hay más jóvenes jirando, pero menos gente en el prau. Nosotros llevamos viniendo desde hace 24 años y siempre hay muchísima gente; además siempre se ven las mismas caras", señaló Gema del Valle, vecina de Barredos.

Tradición para algunos, primera vez para otros. Fue el caso de la langreana Laura Barbón: "Es el primer año que vengo y me está gustando mucho. Es como el Descenso pero acaba en el prau en vez de en el río". La joven Lía Fernández valoró la cita como "la mejor jira del toda la Cuenca, distinta a todas las demás. Es como una cabalgata en verano".

Repuestas las fuerzas, continuó la celebración. "Sobre las diez, volvemos a la plaza del Ayuntamiento, a la fiesta de la espuma", explicó la lavianesa Paula Díaz. Así, con las pilas todavía cargadas, los romeros comenzaron a bajar al punto de partida, la plaza del Ayuntamiento, donde se celebró la última parte de la fiesta.

Desde el pasado jueves, en la Pola hubo tiempo para el boxeo con la visita del olímpico Jonathan Alonso; para la tradicional procesión nocturna del viernes; para una carrera solidaria en la primera quedada "Beers Runners Laviana"; para las verbenas; y, por supuesto, para disfrutar del río Nalón, que el sábado volverá a vestirse de fiesta con el Descenso Folclórico.