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Asturias: comer, beber, viajar

Una empresa asturiana permite a los turistas conocer el proceso de elaboración de la sidra, el vino y el queso: tres referentes gastronómicos del Principado

Arroz con leche requemado de Los Caserinos.

Asturias es una región con multitud de atractivos: el paisaje, la hospitalidad de sus gentes, sus playas, el inmenso patrimonio cultural del que dispone... Pero tradicionalmente el aliciente más apreciado del Principado es, sin duda, su gastronomía. En las mesas asturianas se puede disfrutar de una gran gama de productos que hacen las delicias de propios y extraños, pero ¿cuál es el proceso de fabricación?

"¿Cuánta gente come queso o bebe vino o sidra y no sabe realmente cómo se hace? Eso precisamente es lo que queremos dar a conocer y sobre todo ponerlo en valor", explica Oswaldo Fernández, fundador de Vivobox, una empresa asturiana que ofrece visitas guiadas a los lugares donde se elaboran estos productos. En los paquetes de experiencias que ofertan, el cliente puede visitar una quesería (a elegir entre seis posibles), un llagar (de los cuatro disponibles) y una bodega de vino.

En el idílico enclave de la bodega Monasterio de Corias, junto al parador cangués, se elabora vino con Denominación de Origen Protegida Cangas. "Buscamos continuar con la tradición benedictina de elaboración de vino, de una forma muy artesana, manual, casi romántica, pero al mismo tiempo romper con la imagen horrorosa que tiene tradicionalmente el vino de Cangas", explica Andrea González, guía de la visita. Estos bodegueros dieron un impulso a finales del pasado siglo para profesionalizar un trabajo que se hacía en la región desde la época romana, y en el propio monasterio desde el año 1043.

Esta bodega, con una producción de apenas poco más de 50.000 botellas al año entre sus siete variedades de tinto y tres de blanco, tiene la particularidad de practicar la denominada "viticultura heroica", ya que trabajan con unas pendientes que rondan el 30%, por lo que todo el trabajo en viña se hace a mano, desde la poda a la selección de la uva, ya que no hay maquinaria que pueda trabajar con ese desnivel.

Más conocida es la tradición sidrera en el Principado. Gracias a Vivobox, se puede realizar un recorrido por diferentes llagares de la región, en los que conocer los devenires de fabricación de tan icónico producto.

"Hay gente que sabe que la sidra viene de la manzana y poco más", explica Francisco Ordóñez, del llagar Viuda de Angelón, en Nava. En este llagar se elaboran cada año más de medio millón de litros de sidra, parte de ella con Denominación de Origen Protegida.

Desde su creación, en 1947, este llagar se ha ido ciñendo progresivamente a los distintos avances que se han dado en el sector, tanto en maquinaria como en producto, llegando a ser uno de los más punteros. Así, el llagar de la familia Ordóñez lleva varios años liderando el prestigioso Festival de la Sidra de Nava en los premios de productos derivados, consolidándose como uno de los llagares más innovadores. Entre los productos que han nacido de la experimentación de Francisco Ordóñez se encuentran la sidra de pera, elaborada a partir de esta fruta; la sidra brut, un semi-seco al más puro estilo del cava o el champán francés; la sidra de mesa, muy similar a los vinos de autor, sin gas, ideal para acompañar comidas, o la sidra de hielo, en la que Ordóñez "extrae la esencia de la manzana, que fermenta a temperaturas muy bajas, lo que le aporta una mayor gradación alcohólica", dando como resultado un caldo muy similar al Pedro Ximénez jerezano.

Precisamente, otro producto que está en constante renovación, aunque apegado a la tradición es el queso. En Asturias se produce una infinidad de quesos distintos, todos ellos con personalidad propia, algunos más conocidos y aceptados, y otros que siguen cubiertos de cierto halo de misterio.

Una de esas afamadas queserías asturianas es Los Caserinos, en Villaviciosa. En esta empresa maliaya, "destinamos toda la leche que producimos para crear distintos productos", asegura Alberto Amandi, miembro de la cuarta generación de queseros en Los Caserinos.

En esta quesería, que recibe cada año cientos de visitas de colegios, se puede disfrutar, además del queso, de la compañía de distintos animales, como caballos, conejos, vacas o especias autóctonas del Principado como ovejas xaldas o un gochu asturcelta.

La familia Amandi elabora quesos con leche de cabra y de vaca, otros bañados en sidra o vino, yogures, tarta de queso, cuajada o el diamante de la corona: el arroz con leche. Además disponen de otros productos más inusuales, como el jabón casero hecho con leche de cabra.

Estos tres ejemplos representan a la perfección la inmensa cantidad de atractivos que tiene Asturias, más allá del manido paisaje verde y arbóreo y de la gastronomía puramente dicha. Gran parte de estos encantos están aun, incomprensiblemente, velados tanto para ciudadanos de la región como para foráneos, quizás por ese mal endémico asturiano de no saber venderse o creer que los reclamos del Principado son inferiores a los de los vecinos.

Este tipo de iniciativas pueden suponer el necesario empuje que necesaria el turismo en Asturias.

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