"Libertad, tranquilidad y conocerse a sí mismo". Así describía Miguel Merino el sentimiento que mueve a los moteros. Ataviado con una mascara de calavera, desde su motocicleta comentaba las impresiones previas a la ruta que incluye el festival Motorbeach en su programación. Partiendo de Caravia, el recorrido incluía Ribadesella, subir el puerto del Fito, llegar a Arriondas y volver al punto de partida. Varios centenares de aficionados al mundillo de las dos ruedas se dieron cita en la localidad del oriente de Asturias. "Venimos con el espíritu de dar una vuelta en moto y escuchar buen rock and roll", señala Javier Muñoz.

Padres e hijos disfrutan de este evento. "Soy muy aficionado a las motos desde que era joven. Mi hija ha seguido mis pasos: siempre viene conmigo a concentraciones y rutas", indica Jaime Pire montado en su motocicleta con su hija Cristina, que confirma estas impresiones: "Me gusta mucho todo esto, desde niña lo he visto y continuaré la saga familiar". Su padre confiesa que prefiere "las motos europeas en vez de las americanas", que son mayoría en el festival.

Sin embargo, José Luis Castro y su hija Alicia tienen otra opinión. "Sentimos pasión por las Custom. Ambos dos. Ella lleva viniendo conmigo desde que tuvo la edad legal para poder montar", afirma Castro. La presencia de padres e hijos durante la ruta motera fue una de las constantes destacables.

Otros, como Javier Achutegui, venían acompañados de sus amigos. "Somos un grupo de colegas. Lo fundamental es que no llueva y así poder ejecutar nuestro plan de acampada, chuleta y rock and roll", apuntaba el donostiarra. Al igual que Achutegui, Íñigo Yanzi acudía a Caravia con sus compañeros del Club North Wheels de Bilbao. "Los que están aquí son gente con la misma fiebre que nosotros: disfrutar de las dos ruedas, pasar un buen día y hablar sobre como tunearlas", asevera Yanzi.

Antes de la salida oficial, algunos participantes contaban anécdotas vividas sobre sus "burras". "En un viaje que hicimos para recorrer los Pirineos, conocimos a unos catalanes. Tras charlar con ellos, y pasadas unas horas, nos descubrimos en una fiesta en su casa. Al final, nos despertamos tirados en su salón. Todavía querían que nos quedáramos otra noche. Nunca sabes qué amigos vas a hacer con esto del motociclismo", recordaba Javier Villarejo, acompañado de familia y amigos.

La ruta tocó su fin a eso de las dos de la tarde, y los "ángeles del infierno" volvieron a sus tiendas de campaña en los campamentos habilitados por la organización del Motorbeach. Todavía quedaba mucho festival, pues durante la tarde-noche estaba prevista la final de la competición de motos en el óvalo, y una serie de conciertos de rock con la presencia de las bandas "The Northagirres", "Lie Detectors", "Sex Museum", "The Fuzztones" y, sobre todo, la actuación de Marky Ramone, superviviente de la mítica banda "Los Ramones".