El triunfo incontestable de Andrés Roca Rey el viernes, y la majestuosa faena de Alejandro Talavante tuvieron la ayuda de los toros del ganadero salmantino Javier Sánchez-Arjona. Cuatro años de cría con la incertidumbre de si sus toros permiten el triunfo a los toreros y garantizan un buen espectáculo al público. Triunfó el viernes en El Bibio y confía en poder volver el año que viene. Para ello tiene corridas en el campo dispuestas para la temporada 2018.

- ¿Satisfecho con la corrida lidiada el viernes en El Bibio?

-En este caso el balance es positivo. En conjunto tuvo muchas virtudes, también defectos. Al conjunto le vi movilidad, eso nos preocupa mucho a los ganaderos y se movió, en general, bastante. Hubo toros que se pararon, luego lo analizamos, pero de salida se movieron y no se cayeron en ningún momento.

- ¿Cuál es su valoración?

-Hubo dos toros muy destacados, el tercero, "Acertado" y el quinto, "Zapatero". Han humillado mucho, han tenido mucho ritmo en la embestida y han durado mucho en la muleta. Eso no se da tantas veces. Otros dos toros, "Bienhechor" y "Ordenado", los dos primeros, que tuvieron sus virtudes. El primero me gustó, aunque no terminase de humillar se abría mucho en la embestida y dejaba al torero colocarse. Esa virtud también es buena, pero sin pasarse, porque el toro que se abre mucho puede acabar rajándose y marchándose a las tablas. El segundo tuvo buen pitón derecho, el izquierdo no de hecho "El Fandi" vio que por ese lado se le venía y no era toro para el pitón izquierdo. El cuarto y el sexto fueron parecidos, se movieron de salida pero en la muleta duraron muy poco, humillaron pero se pararon enseguida y pronto dejaron de transmitir. Pero como conjunto fue buena. Echar dos toros tan destacados.

- ¿El tercer toro fue de vuelta al ruedo?

-Sí. Se la podría haber dado. Francamente creo que se la merecía. Es curioso. El tercer toro, "Acertado", nunca creímos que se pudiera llegar a lidiar. Era hijo de una vaca que enfermó cuando él era becerro. Se crió muy mal, muy atrasado con relación a los otros. Hubo que ponerle vitaminas, le costó mucho engordar, se notaba que estaba más estrecho que los otros, pero mira, lo suplió al final con su juego.

- Trajo usted sólo seis toros a Gijón. ¿Fue por confianza o porque no tenía más?

-No había otro remedio. Quince días antes había nueve toros apartados para Gijón pero se estropearon tres toros. Eso es algo que pasa en el campo, habitualmente, pero que tan de golpe y en dos semanas no es habitual. No se murieron, se estropearon y los toreamos a puerta cerrada.

- ¿Es duro ser ganadero?

-Es duro pero siempre digo que estamos porque queremos. No nos obliga nadie. Nos quejamos mucho pero estamos porque nos gusta.

- Si no es por la espada, ¿hubiesen salido los tres a hombros?

-Es otra ventaja de los carteles buenos. Es una ventaja adicional para el ganadero. Cada uno en su estilo, su manera de torear y su imagen ante el público, pero los tres ayudan cuando están delante de tus toros.

- ¿Lo de Alejandro Talavante tuvo más magia?

-Fue extraordinaria la faena al quinto. También la de Roca Rey en el tercero. Son de las faenas que no se olvidan, los toreros tampoco la olvidan, aunque no lo haya matado. Cuando se sienten de verdad, lo recuerdan, y ayer los dos se sintieron y se vaciaron toreando. Eso es importante para ellos, les viene muy bien psicológicamente cuando lo ven tan claro.