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La guía secreta de Asturias

Cuando el pueblo es la escuela

La vida de antaño en las aldeas somedanas se muestra a través de tres teitos que los responsables del Ecomuseo de Somiedo enseñan en Veigas a los viajeros

Detalle del tejado de escoba y algunas casas del pueblo de Veigas, en el valle de Saliencia, en Somiedo. Ana Paz Paredes

“La gente se acostumbró a llamar teitos, de forma general, a las construcciones con tejado de escoba cuando precisamente el teito es la cubierta vegetal hecha con este material y no el edificio en sí, y además generalmente las identifican con las cabanas en las brañas. Las tres casas de Veigas sirven para mostrar al viajero la realidad de estas construcciones, sobre todo casas y cabanas, aunque también llegó a haber molinos, hórreos e inclusive escuelas teitadas”, señala María Teresa Lana, responsable del Ecomuseo de Somiedo, que divide sus actividades entre las localidades de Caunedo, donde se encuentra la colección museística sobre los oficios y la trashumancia, y Veigas, donde se muestra cómo la casa tradicional aglutinaba y transmitía la cultura de la comunidad en todos los órdenes y cómo evolucionó.

En Caunedo el museo se habilitó en el edificio que antaño fue la escuela, construido a mediados del siglo XX por José Feito Taladrid, emigrante en Cuba y natural de este pueblo.

En cuanto a Veigas, la localidad se encuentra al borde de la carretera que sube al alto de La Farrapona y también a los lagos de Saliencia, en el valle del mismo nombre. Sin duda que allí, donde viven apenas diez vecinos actualmente, llaman la atención estas casas tan atractivas como interesantes para aquellos viajeros a los que no les gusta pasar de largo por el paisaje y disfrutan escuchando de primera mano a quienes lo habitan. Viviendas de nueva construcción y otras rehabilitadas, así como estas tres que forman parte del ecomuseo, conviven en este rincón de Somiedo que, llegada la primavera, invita a perderse por sus caminos.

Las tres casas conservan el mobiliario y la distribución tradicionales y responden a tres épocas de habitabilidad. “La última estuvo habitada hasta 1985. La distribución de los espacios y el mobiliario son diferentes. Explicamos su evolución y cómo era el día a día de sus habitantes”, señala Teresa Lana, que recuerda algunas de las cosas que más les llaman la atención a los viajeros:_“Por ejemplo, que no tenían servicio, la falta de intimidad en cuanto a la separación de habitaciones, y el techo”.

De miércoles a domingo los miembros del ecomuseo muestran con mucho gusto estas casas, además del espacio expositivo de Caunedo, a cuantos quieran saber lo que ocurría entre aquellas paredes y cómo era la vida de sus habitantes.

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