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La guía secreta de Asturias

Bautismo allerán

La caída del río Xurbeo a su encuentro con el Negro forma una cascada de altura impresionante hasta la que se llega por una senda que parte del pueblo de Murias

María Cordero y Jorge Montoro, bajo la cascada. Ana Paz Paredes.

El sonido del Xurbeo cayendo desde lo alto a su encuentro con el río Negro apaga todas las exclamaciones de admiración de los que, animados por el buen tiempo y que gustan de perderse por el paisaje asturiano, deciden acercarse hasta este mágico rincón del concejo de Aller y lo descubren por primera vez. Bien es verdad que el momento adecuado es éste, cuando los ríos aun a pesar de haber llovido poco todavía tienen buen caudal. Posiblemente en verano ya será mucho menos espectacular, aunque el entorno no pierda su belleza natural.

Tal vez así la recuerde Ovidio Cordero, un allerano natural de Moreda, residente en Canarias desde hace años y padre de María Cordero, quien, en estos días y acompañada de su novio, Jorge Montoro, está en Asturias de visita. Ambos, residentes en Madrid, vienen de vez en cuando a Moreda, a la casa familiar de la primera, quien siempre cuenta con buena información que le da su padre tanto de Asturias como sobre su tierra allerana. Ya se sabe que los asturianos, aun lejos, siempre tienen una parte de su corazón en el lugar donde nacieron.

Asombro, belleza, querencia, sorpresa, magia son algunas de las palabras que definen bien lo que ambos sintieron. "A mi padre le gustará saber que estuvimos aquí, le hará ilusión cuando se lo contemos", dijo la simpática lanzaroteña. Ellos y también algunos otros, no muchos, que a lo largo de la mañana se acercaron hasta esta cascada, bien por estar de ruta senderista por la zona, bien por ir directamente a la misma, experimentaron lo mismo al descubrir este rincón al que se llega por una ruta de poco más de un kilómetro que sale desde el pueblo de Murias. Concretamente hay que dejar el coche en el aparcamiento que hay abajo del todo del pueblo, y enfrente, tras cruzar la carretera, está ya bien indicada con un cartel el inicio del sendero, que discurre por un apacible paisaje arbolado donde el canto de los pájaros y el discurrir del río Negro son los que mandan.

Tras cruzar un puente sobre el río, la ruta continúa por la izquierda, siendo un sendero fácil de realizar. También es verdad que el primer tramo de subida tiene una pendiente considerable que el viajero no se espera, pero que se hace sin problema. Aunque un poco más despacio aquellos que no están muy en forma. Llevar bastones o "el palu de caminar" viene siempre muy bien. Luego hay un repecho y de nuevo otro tramo de subida que, sin ser tan pindio como el primero, también requiere pasearlo sin prisas, condición imprescindible cuando se va a disfrutar de la naturaleza. Toda la ruta, que se hace en unos 30 o 35 minutos está limpia y bien señalizada. De hecho se agradecen los bancos de madera que hay en varios lugares para quienes quieran sentarse un rato, por el motivo que sea. Poco antes de llegar hay tramos con varios escalones de madera además de barandillas hasta casi la misma cascada de Xurbeo, que sin duda es espectacular y tiene su magia, incluso los troncos que asemejan animales imposibles, como un camello o un dragón. Todo depende de la imaginación de cada uno.

Frente a la misma hay un cómodo puente de madera desde donde muchos se fotografían mientras que otros optan por acercarse hasta la base misma de la cascada, muy accesible, y se dejan "bautizar" por las miles de gotas que caen sobre ellos y dejan en su memoria un instante que no olvidarán.

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