En una de sus múltiples vidas de celuloide, sir Michael Caine protagonizó una de las más populares películas de atracos perfectos, "Un trabajo en Italia", aquella en la que los cacos logran escapar conduciendo tres minis por las callejuelas de Turín. En las antípodas de aquella muestra de destreza, los protagonistas de "Un golpe con estilo", con Caine de "cerebro", tienen que superar las limitaciones de la edad para atracar un banco y asegurarse la jubilación. Entretenimiento digno, con una realización correcta y algún gag afortunado, Zach Braff se juega buena parte de su capital a la baza de la nostalgia. Y le sale bien porque el trío protagonista demuestra su solvencia y por propiciar el reencuentro con amados intérpretes como Christopher Lloyd, la añorada Ann-Margret o incluso ese Matt Dillon de prematuro declive. La lástima es que en la peripecia de esos tres ancianos, abocados a la delincuencia por una estafa que les deja sin pensiones y la mala praxis de un banco, había material para una reflexión de más calado.
