Sidra y marisco. Una combinación deliciosa, y muy de la tierra. Dos propuestas que repiten en Gijón un año más. La octava edición de la "Primer Sidre l'Añu" ofrece, por cinco euros, una espicha abierta, con música, gaitas y deportes tradicionales, y lo más importante: la degustación de sidra de nada menos que 70 llagares distintos. El evento se celebra en el Muséu del Pueblu d'Asturies hasta el domingo y tiene el objetivo de "recuperar la tradición de las espichas en Gijón en Semana Santa, consumiendo sidra nueva y sin trasegar".

La primera sidra ofrece un sabor puro, en la que las propiedades del jugo de la manzana no están modificadas. Para algunos puede ser una sidra más dulce y para otros más fuerte, pero lo que muchos coinciden es que se ofrece un sabor más suave y natural con respecto al clásico tinte amargo del producto que llega a las sidrerías.

El evento, que ya se ha consolidado en la primavera gijonesa, es de ámbito familiar, en un entorno apacible, y en una actividad en la que se ofrecen también talleres artesanales para participantes de todas las edades, así como la organización de juegos tradicionalmente asturianos y actividades complementarias como mayada infantil, "sidracrucis" o sesiones de asturianada.

La otra cita con la gastronomía es "La Gran Mariscada", que afronta su tercera edición, y que estará hasta el domingo en el recinto ferial Luis Adaro, a escasos metros de la comunidad sidrera. Participan doce marisquerías y sidrerías asturianas -once gijonesas y una candasina-, que hacen el esfuerzo de juntarse para ofrecer doce variedades de sidra en sus puestos, y desplegar una interesante carta de mariscos regionales y de otras regiones.

Este año, en concreto, se ofrece a los comensales 16 variedades diferentes, desde centollos, ñoclas, zamburiñas, hasta otras novedades como gambas de Huelva y la típica Gamba Roja de Denia. Y cantidades estratosféricas de algunos manjares, como 180 kilos de percebes del Cabo Peñas. Va a ser difícil que nadie salga comido ni bebido de la ribera del Piles.