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La alegría de la huerta

Antes de la sidra, la flor

La floración de los manzanos, un espectáculo en las pomaradas

Manzano en flor en Soto del Barco, días atrás. Mariola Riera

La sidra del próximo año ha comenzado ya su periplo, pero muy lejos de los lagares: en el campo. Las pomaradas asturianas comienzan a teñirse de blanco y rosa con la llegada de la primavera. Dicen los entendidos que florecen primero los manzanos más cercanos a la costa que los del interior. Antes de que retoñen las hojas en las enrevesadas ramas de estos árboles, estallan los capullos de sus bonitas flores.

Por delante queda un largo proceso que ocupará todo el verano, primero, con la recogida. Las manzanas de mesa es conveniente quitarlas de la rama, algo quizá tarea imposible cuando son abundantes. Las destinadas a la sidra se recolectan del suelo, a finales del estío o principios del otoño. Ahí comienza la dura tarea: trasladar la producción a las bodegas, mayar, prensar y dejar fermentar el líquido unos cuantos meses; el trasiego llegará a mitad del invierno (en febrero comienzan los más tempranos) y, finalmente, el embotellado, aunque también se puede probar la bebida de las pipas y celebrar las tradicionales espichas.

Lo que ahora toca es disfrutar del espectáculo que la Naturaleza brinda. Hay zonas, como la Comarca de la Sidra, que en los últimos años han convertido la floración en un creciente atractivo turístico, al estilo de otros territorios ya veteranos en explotar sus recursos naturales como el Jerte extremeño con el cerezo en flor (cuya fiesta acaba de celebrarse) o Alicante y Aragón, con la floración del almendro, meses atrás. El programa del manzano en flor comienza mañana y dura hasta el lunes, festivo. Incluye, además de descuentos en hoteles y restaurantes (éstos con menús especiales), rutas guiadas por algunas de las pomaradas más extensas de la zona.

(www.lne.es/blogs/la-alegria-de-la-huerta)

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