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Gastronomía

Los microclimas del vino

El enólogo Ángel Anocíbar destaca el potencial del viñedo asturiano y dice que en Ibias las añadas son tan calientes como en el Duero

Los microclimas del vino

Para Ángel Anocíbar, enólogo de Abadía Retuerta desde su fundación, y uno de los profesionales que más sabe de viñedos y vino en este país, Asturias tiene "un grandísimo potencial" y una mal ganada mala fama climática en su terroir. "El clima es algo similar al que tenemos en Sardón de Duero. Hay añadas tan calientes o más que allí, pero también frías. Llueve mucho en invierno, pero no durante el ciclo de la viña, lo que es buenísimo para su desarrollo y con el fin de evitar enfermedades. Los asturianos son suelos ácidos como por ejemplo los de Ribeira Sacra, lo cual no presenta demasiados problemas. Los vinos de albarín blanco que he probado demuestran un gran potencial. Las uvas tintas, si se plantan en terrenos adecuados, podrían funcionar muy bien", explica.

Anocíbar pone como ejemplo una parcela de orientación oeste del viñedo de San Antolín de Ibias de Lalo Méndez León, distribuidor de sus vinos en Asturias, que inicia una nueva etapa como productor. "Cuando alguien piensa en esta tierra se la imagina siempre lluviosa y fría. Hice un estudio del clima histórico, suelos y demás, y el resultado no tiene nada que ver con la idea que yo tenía". Nadie diría que el clima de Ibias y el de Valladolid son similares en cuanto al viñedo. Ángel Anocíbar tampoco lo hubiera pensado. Pero, tras el estudio, no queda otro remedio que fiarse de su experiencia. El concejo de Ibias es el más caluroso y con mas horas de sol de Asturias. Méndez León ha plantado en Cecos dos hectáreas de albarín blanco, que ya han enraizado bien, y el año que viene plantará cinco más, mayormente de la misma uva y algo de las variedades albarín tinto y carrasquín. La idea es integrar bodega y viñedo.

Cuando en la década de los noventa, Anocíbar fue a Burdeos a estudiar Enología, en España la viña todavía era considerada un frutal más. "Como si se tratara de un manzano", dice por poner un ejemplo. En Burdeos, sin embargo, significaba lo más valioso en la cadena de producción de vinos de gran calidad. Cuenta cómo al principio resultó duro ir a la Universidad para recibir las clases en francés. "Con el nivel de lengua que se estilaba en España llegaba a casa todos los días con dolores de cabeza". Pero, siendo como era una persona que se había criado prácticamente en una bodega, en Señorío de Sarriá, Navarra, se enganchó y el aprendizaje terminó siendo casi adictivo. Análisis de suelos, climatología, reservas hídricas, estudio de las enfermedades de la viña, gestión del viñedo, etcétera. Una a una se iban disipando las dudas que abrigaba. "Más tarde encontré a Pascal Delbeck, la guinda del pastel, la aplicación práctica de lo aprendido. Gran viticultor, mejor persona, con una visión tridimensional, definía con total precisión las añadas que había vinificado desde muy joven en Château Ausone y Château Belair. Tras un encuentro en una cena, hablamos del proyecto Abadía Retuerta, cómo lo veía y dónde esperaba que se situase dentro de 25 años. Y aquí estamos, en el mismo sitio que Pascal había previsto, un camino que prosigue, totalmente adaptado a las condiciones climáticas que se están dando".

Desde los trece años trabajando en la viña, Anocíbar sabe que cada zona es diferente, de manera que no se puede hablar del calentamiento o la sequía como problemas o soluciones de los vinos nacionales. "Se dicen muchas generalidades, sin tener en cuenta que la situación no es lo mismo por ejemplo en Jumilla o Ribera del Duero. Hemos realizado un estudio climático de Abadía Retuerta de los últimos 50 años. Nuestros viñedos están en un valle, a una altura de unos 750 metros. Hay suelos de diferente composición y con microclimas diferentes. Si miramos los datos, vemos que las temperaturas medias han ido subiendo y la pluviometría se ha estabilizado en unos 400 litros por año. Sin embargo, la realidad es que si miramos una franja de 10 años vemos, que al menos dos o tres son añadas frías, tanto como lo eran hace 50 años, hay otras añadas muy cálidas y otras que podemos considerar normales. El saber gestionar cada tipo de añada es el gran reto".

Cada suelo y microclima condiciona las viñas. En Abadía Retuerta hay tempranillos que dan unos resultados excelentes. Lo mismo sucede con cabernet sauvignon y syrah. La petit verdot proviene de una parcela única, arenosa en superficie y con la capa freática muy cerca. "Está feliz", dice Anocíbar refiriéndose a la uva. "El merlot lo hemos ido eliminando debido a que no obteniamos vinos de calidad, sin enbargo, desde hace tres años dio un giro y ahora es excelente, lástima que ya sólo queden cinco hectáreas. Otras variedades en estudio que creemos que puedan funcionar si encontramos su microclima son graciano y garnacha. De las uvas blancas hablamos otro día", explica el enólogo de la bodega de Sardón de Duero.

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