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La alegría de la huerta

Brócoli de temporada

La verdura se abre paso en la tierra: el sabor de la cultivada en casa sorprende

Cesta de brócoli casero. M. RIERA

Tras los excesos navideños el cuerpo pide platos sencillos, ligeros y que ayuden a equilibrar un poco la alimentación. La verdura es el objetivo, pero aunque el invierno no sea precisamente en Asturias un mes de lo más abundante, sí que hay algunas que tienen precisamente en los meses fríos su mejor temporada y que además facilitan comer sano y adecuado. Ésta es el brócoli, una hortaliza de la misma familia que el repollo, la coliflor o las coles de Bruselas. Aunque éstas últimas sí que han sido y son más habituales en las huertas asturianas, el primero no lo ha sido tanto y poco a poco se abre paso, hasta el punto que es fácil ya encontrarse grandes y frescas pellas de brécol en los mercados semanales de la región.

Merece la pena incorporarlo a los cultivos caseros. Tiene todo a favor: sus laureadas propiedades alimenticias y, cómo no, su sabor. Un trocito de brócoli cultivado en la huerta propia nada tiene que ver con el que se compra importado de tierras lejanas, que muchas veces ha sido congelado. Ambos saben bien, sí, y el de fuera está presente todo el año, pero el de casa es mucho más sabroso. Tanto como sucede con los tomates de temporada y de cercanía, que nada tienen que ver con los del súper.

Plantar brócoli en Asturias es, además, fácil y cómodo. Los plantones se pueden comprar prácticamente hasta primavera. Pero ojo, a medida que suban algo las temperaturas, la planta tendrá dificultades para crecer. Esta verdura resiste al frío, a las heladas y al orbayo asturiano sin problema; tampoco quiere mucha luz. Necesita una protección de los temidos caracoles. Hay que ser previsor al comenzar el cultivo: aunque la planta es más bien pequeñita e insignificante, luego crecerá y necesitará a su alrededor espacio para expandir sus fuertes y grandes hojas. En el centro, una vez desarrollada la mata, aparecerá la pella central, que conviene quitar en cuanto alcance un tamaño adecuado para llevar a la cocina. Luego seguirán creciendo otras alrededor. Así, hasta que la planta se agote. Un consejo: en cuanto las pellas estén formadas y endurezcan, hay que quitarlas, pues de lo contrario se corre el riesgo de que espigue y le salga flor.

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