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Antonia Nava, una asturiana a por todas en los "Goya"

La productora está nominada a la mejor película por "Nadie quiere la noche"

Antonia Nava es la esperanza asturiana para conseguir un "Goya" a la mejor película como coproductora con Neo Art Producciones por "Nadie quiere la noche", el filme dirigido por Isabel Coixet y protagonizado por Juliette Binoche, que ya dio un primer zarpazo al ser elegida para inaugurar la Berlinale. Nava, que ya se siente satisfecha con la nominación, toma el pulso al cine español en esta charla con LA NUEVA ESPAÑA a una semana de la ceremonia de los "Goya".

"La primera buena sensación la tuve con la llamada de una amiga para darme la enhorabuena. Y luego el hecho de tener nueve nominaciones, que es como estar en la Champions". Y analiza a sus colegas nominados: "Para mejor película tengo una competencia de otros filmes maravillosos. Mucha emoción. Voy a decir una cosa que sonará a demagogia barata, pero las otras cuatro son de amigos; por ejemplo, con Daniel Guzmán fui jurado en el Festival de Cine de Gijón", apunta.

Y esto de ser la representación asturiana en esa categoría lo lleva con "orgullo. Yo contribuyo y sigo diciendo que hay que hacer más películas en mi tierra".

Por lo pronto ya tiene encima de la mesa un par de proyectos de mucho calado: "En fase de desarrollo está 'El modernista", sobre Gaudí. Pero no es un biopic al uso. De momento mantenemos reuniones para posibles directores. El otro es 'La mujer del cartógrafo'. Hay material, hacen faltan perres".

No rehuye ningún tema candente, por ejemplo el del "engorde" de las taquillas por el tema de las subvenciones: "Lo que hay que hacer es la taquilla que corresponde. Más allá de que las empresas han sufrido mucho y que hay más cine extranjero que local, hay que ver los resultados. Primero, consolidar los mínimos requeridos, cosa que ya hemos hecho con la nuestra. Es una película que va a tener una carrera larga y no va a envejecer. Tiene mucho mercados", matiza.

Respecto a la abundancia del cine de Hollywood y el cine palomitero su razonamiento está muy claro: "Siempre ha sido así. El público quiere los grandes éxitos. En Navidades se hablaba exclusivamente de 'La guerra de las galaxias'. Y el usuario está ahí y sigue consumiendo este producto. Hay un cine palomitero que lo consumimos todos, yo también veo 'La guerra de la galaxias", pero hay un cine de autor muy importante. Ahora hay un despunte en muchas ciudades. Vamos a lo del 'Cinema Paradiso'. Son dos mundos distintos. Y los dos se consumen".

¿Y cómo se consigue que el usuario consuma esos dos tipos de cine? "Una ley de protección. No obstante, aquí hay películas que no lo necesitan, cintas de una diversidad increíble. Por ejemplo, 'Un día perfecto', de Fernando León, tema humanitario, social, pero con un rodaje internacional".

El éxito de las comedias lo ve con normalidad absoluta: "No sólo funcionan en España; en cada país tienen sus comedias locales, y eso es muy gratificante para el espectador. El humor es poco exportable porque en cada país es distinto. En ese sentido, es normal el triunfo del humor de 'Ocho apellidos vascos' y 'Ocho apellidos catalanes'", afirma.

Ya metidos en la ceremonia de los "Goya", opina sobre el sketch de promoción de la gala, en el que Coixet no sale muy bien parada. Concretamente, Dani Rovira, el presentador, dice que este año tiene que hacer algo diferente, aunque sea el ridículo. Y en ese momento aparece un vídeo de la directora cuando se quedó en blanco en 2006, algo que dolió a Coixet por no pedirle permiso. Antonia Nava comenta que no habló con ella del asunto. "Pero si hay una persona a la que no se le puede dejar así es a Coixet. Además de la gran personalidad que tiene, es muy jovial".

Finalmente echa un vistazo al futuro a la espera de que arranquen los políticos. Nava pide algo sencillo: "Sobre todo, que se admire lo que hacemos". Y añade: "Depende mucho de lo que suceda para que no tengamos que estar esperando otro año. Y no tiene que ver con las subvenciones sino con existir culturalmente. Y, claro, esperando que no se forme un Gobierno anticultura, ya no por el hecho cultural sino por el industrial", concluye.

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