El cantautor argentino, en plena gira de presentación de 'Bohemio', su nuevo disco, repasa sus recuerdos con Los Rodríguez, analiza la profesión de cantante, reflexiona sobre la tauromaquia y descubre su admiración hacia Messi y el Papa.

-¿Qué significó Los Rodríguez para usted?

-Los Rodríguez es un pedazo de mi vida, también es el honor de haberlo compartido con compañeros que ya no están en este mundo. Un sentimiento trágico y eterno nos acompaña entonces.

-'Bohemio' se ha vendido y mucho. ¿Un milagro en estos tiempos que corren?

-Creo en los milagros, pero son poco frecuentes en el ámbito de los discos. Este disco ha gustado, ha tenido suerte y fue bien hecho. Pero tampoco me atrevo a hablar de un milagro, todos los músicos grabamos nuestros discos con ilusión. No soy un vendedor de discos, esa especie en franca extinción.

-"Me queda mucho por hacer, porque nacimos para correr", canta en una de sus canciones. ¿Concibe la música como una necesidad vital?

-No estoy seguro. Puedo pasarme meses sin tocar instrumento alguno y enfrento las giras como una gran responsabilidad. Es el oficio que elegí pero también soy un aficionado, me gusta hablar de música y comprar discos. Sé que los músicos somos uno entre otros mil que se han quedado en el camino y me considero un superviviente. No soy el músico más sacrificado del mundo, pero gracias a la música tengo un status que me permite cierta impunidad y privilegios. Tampoco soy un deportista millonario ni un alegre político corrupto, mi fortuna es el aplauso del respetable. Y saber cuándo hice las cosas bien.

-¿La rockstar nace o se hace?

-Como ocurre en el cine (que hay actores y “estrellas de cine”) ocurre también en la música. Yo me hice músico en Argentina, pensar en términos de estrellato era muy complicado, hubiera sido un delirio. Digamos que quise ser músico de rock, llegar hasta los escenarios para tocar rock y accidentalmente terminé cantando mis canciones. De lo que estoy seguro es que nací varón, hijo de mi padre y de mi madre.

-Después de 35 años, ¿qué se le ha quedado en el tintero?

-Era casi un niño y era aspirante a músico, nunca fui un prodigio precoz. La mayoría de mi obra es desconocida, tengo que convivir con mucha música que nadie va a escuchar nunca. Fuera de esta paradoja, soy agradecido porque la música me dio mucho, y lo que no me dio la música lo supe conseguir por mi propia cuenta.

-¿El futuro es posible como somos o necesitamos un cambio radical?

-No sé yo qué esperar de un cambio radical. Personalmente supe cambiar algunas cosas, creo que el hombre que puede cambiar es valiente y será una mejor persona sin dejar de ser fiel a sí mismo. La humanidad plural también podría cambiar unas cuantas cosas, vivimos en un mundo desigual e injusto.

-Dentro de una canción está la vida. ¿Qué espera de sus canciones?

-No soy demasiado exigente con mis canciones pero sí que necesito de la inspiración y las buenas sensaciones en el escenario; pretendo que cada concierto sea el mejor. Sé cuáles son mis limitaciones, además soy un oyente aplicado y escucho música muy buena. No me doy demasiada importancia, lo importante es cantar bien, encontrar la inspiración y el duende.

-En el disco habla de la muerte, un tema poco habitual en un usted.

-Caray, no me di cuenta. No fue mi intención, quizás sea la confusión que duerme en la metáfora, soy vitalista y prefiero ni pensar en eso. Pero muchos compañeros ya no están en este mundo, todos tenemos nuestros ancestros que habitan entre la nada y la eternidad.

-Cierran locales y suben impuestos. ¿Ser músico en España es un ejercicio casi imposible?

-Ser músico es complicado pero es el oficio que elegimos porque… nos gusta mucho la música. Yo soy nacido y vivido en Argentina donde todo es un ejercicio de resistencia y la inmensa mayoría de los músicos terminan en la ruina. Los músicos sabemos que somos uno entre mil, pero un músico rico es uno entre un millón.

-¿Qué concierto no se perderá en España aprovechando su estancia en el país?

-Vi a los Rolling Stones y me perdí los demás conciertos. Hay buenas cosas en Madrid para escuchar, blues y flamenco. Pero me gusta quedarme en casa con mi novia.

-¿Reivindica la tauromaquia como una fiesta culta?

-No diría que es una fiesta, es algo más profundo y más peligroso. Una liturgia ciertamente culta, llena de detalles de arte. Inabarcable, muy interesante. Siento que es una gran fortuna que -siendo argentino- haya encontrado dentro mío sensibilidad para la tauromaquia. Un tesoro. Además tengo verdaderos amigos en el toro y eso es tener mucho. La amistad y una sensibilidad que sigo educando.

-¿De cuántas corridas ha disfrutado en su gira española?, ¿qué torero le hace vibrar?

-Respeto a todos los toreros y admiro a algunos. Vibrar viendo toros es una fortuna, desarrollar esa sensibilidad es un privilegio para alguien nacido en un país donde la tauromaquia no existe. Sigo aprendiendo a ver para poder sentir esa vibración frente al arte de los toreros de arte. Vi toros en Madrid invitado por Morante de la Puebla y por Alejandro Talavante, fui a Granada por invitación de Simón Casas y vimos dos grandes tardes, y fui a León siguiendo la ruta de otra vuelta de José Tomás.

-¿Qué le debe el fútbol a Diego Simeone?

-El Atlético de Madrid le debe mucho. Supo entender la madera de este equipo madrileño, la raza… Lo hizo como jugador y ahora como entrenador. Quizás su filosofía contagie a otros equipos en el mundo, quizás dirija algún día en otros clubes o a la selección argentina… incluso a la española. No lo puedo adivinar. Le deseo mucha suerte con todo.

-¿Lloró con la eliminación de España en el Mundial?

-Caray, no … Nunca sufro con los resultados deportivos. No soy esa clase de persona sensible.

-Don't Mess with Messi. ¿Llegará una canción dedicada a Lionel?

-No lo sé. Messi es extraordinario. Lionel merece todo, incluso más canciones.

-¿Si tuviera que escribir una canción al Papa Francisco cómo sería el estribillo?

-Soy ateo, no fui educado en la fe cristiana. Francisco me gusta pero no sé si es un político, un actor o un representante de un dios ajeno.