La Navidad es una peligrosa compañera de viaje para mantener nuestro peso ideal. Las comilonas se multiplican y es muy difícil no caer en la tentación. Quizá ya hayamos tenido que enfrentarnos a cenas de amigos y empresa, pero lo más duro llega ahora, a partir de Nochebuena. Lograr mantener nuestro peso entre tanto exceso es difícil, pero hay diversas precauciones que podemos tomar sin la necesidad de renunciar a los principales banquetes.

Empieza el día haciendo ejercicio. Hacer ejercicio nada más levantarnos no sólo nos ayuda a reducir el sedentarismo ya que, según un estudio publicado en la revista "Medicine & Science in Sports & Exercise", reduce nuestro apetito el resto del día. Un ejercicio muy efectivo, y sencillo de realizar, es caminar durante media hora todos los días.

Evita ir al banquete en ayunas. Una de las prácticas más habituales de las personas que tratan de no ganar peso durante la Navidad consiste en "reservarse" para las cenas, comiendo lo mínimo el resto del día. No es una buena idea. Si llegas a la cena de Nochebuena con un hambre espantosa, lo más probable es que acabes comiendo mucho más de lo que deberías. Recuerda: es muy fácil perder el control frente a una mesa repleta de manjares. También es de gran ayuda tomar un vaso de agua antes de cada comida. Con esto, en el momento de ingerir las comidas necesitaremos una cantidad mucho menor para quedar llenos.

No piques entre horas. Durante estas fechas es importante saber decir que no a ciertas tentaciones. Si quieres comer desahogadamente en las fiestas de guardar, lo mejor es evitar tentaciones como los bombones que alguien ha traído al trabajo o el roscón de Reyes sobrante. En definitiva, mejor guarda fuerzas para las comidas realmente importantes.

Apuesta por las verduras y los platos al horno. No todos los banquetes navideños tienen que ser hipercalóricos. De hecho, algunos de los platos españoles más tradicionales de estas fiestas son a base de verduras, como la lombarda o las alcachofas. De segundo, lo ideal es realizar un plato al horno. Como entrantes, es mejor preparar unos buenos pinchos o canapés y una crema que atiborrarnos con embutidos y patés. Lo importante, en cualquier caso, es deshacerse de la mentalidad poco racional, pero muy española, de que las comidas de Navidad tienen que ser a la fuerza superabundantes. A veces parece que si no sobra mucho es que no se ha preparado un convite en condiciones. Y esto es precisamente lo que se debe evitar: no sólo para no engordar, sino para cuidar nuestra salud.

Cuida lo que bebes. La bebida es uno de los grandes peligros de estas fiestas. Ni que decir tiene que el alcohol es la mayor fuente de calorías, pero también son peligrosos los refrescos, cuyo consumo se dispara en Navidades. Evitar el consumo de alcohol por completo es difícil, pero si no quieres engordar lo mejor es que tengas cuidado. No pasa nada por tomar dos copas de vino y dos de cava, pero si has estado antes de cañas y después pasas a las copas, te lo pasarás muy bien, pero es imposible que no engordes. Nadie dijo que mantener nuestro peso en Navidad fuera fácil.

Come despacio. No es ningún secreto. Comer rápido, además de ser poco saludable, nos lleva a comer más. En las cenas y comidas navideñas se suele comer especialmente rápido, pues hay mucha comida, y los platos se suceden muy rápidamente. Concentrarse en comer despacio es la mejor manera de controlar lo que comemos y evitar los empachos.

Renuncia a los "tuppers". En Navidad siempre sobra comida que se reparte en "tuppers". Si no quieres ganar peso en Navidad, lo mejor es que no entres en el reparto. Si sobra mucho, lo más probable es que vuelvas a tener una comilona al día siguiente, y eso es precisamente lo que debes evitar.

Pésate dos veces a la semana. Uno de los problemas de la Navidad es que solemos descontrolarnos, pasando por alto nuestros hábitos alimenticios, y renunciamos a saber cuánto peso estamos ganando (hasta después de Reyes, cuando llegan las lamentaciones). Para evitarlo, lo mejor es pesarse un par de veces por semana, con el fin de asegurarnos de que nuestro peso no se está desmadrando.

Compensa los excesos. No es necesario renunciar a las grandes comidas navideñas para mantener nuestro peso, pero es necesario compensar éstas con una dieta ajustada en los días sin eventos. Lo ideal es apostar por las verduras, caldos, la carne magra y el pescado a la plancha y frutas como la piña y papaya. Abusa de las infusiones no sólo por su función diurética sino como saciantes. Si eres estricto en este sentido, aunque abras la mano en las grandes comidas, no sólo mantendrás tu peso, quizás incluso logres perder unos kilos.