Alejandra vive al lado de Soto del Barco. Tiene 13 años, estudia en el IES de Pravia, va a 2.º de la ESO y está segura de aprobarlo todo. Hasta aquí, un caso muy convencional. Comencemos por las singularidades: Alejandra Hernández es gitana, tiene 8 hermanos, quienes, salvo uno ya casado, viven bajo el mismo techo, y es la pequeña de la casa. Su padre trabaja de jardinero «un poco donde le llamen».

-¿Y tu madre?

-Mi madre se fue.

Alejandra Hernández es una de los ocho jóvenes gitanos asturianos elegidos para la campaña nacional de lucha contra el abandono escolar temprano entre los adolescentes de la etnia. Rostros y frases en forma de carteles distribuidos por España que sirven de ejemplo y referencia. Ellos van a marcar el camino de los gitanos del siglo XXI. En algunos casos, como en el de Alejandra Hernández, convertida en la excepción familiar. Ninguno de sus hermanos estudia, pero todos la apoyan.

Ella sabe que hay algo que hace muy bien. Dibujar. «Me gustaría trabajar como ilustradora, estudiar algo relacionado con el diseño gráfico». Dibuja de todo: «Niños, animales, paisajes... Y con cualquier técnica. Yo, la verdad, lo que me pongan...». Sus aspiraciones iniciales apuntan a un módulo de Formación Profesional.

Eleazar es nombre hebreo, vive en La Corredoria, en Oviedo, y estudia un módulo de gestión y administración de empresas en el IES de Noreña. Eleazar Jiménez lleva años metido en un mundo que le apasiona, el teatro. «Es que subirse a un escenario y actuar es algo increíble», aunque «soy consciente de que los "hobbies" son para pasar el rato. Ganarse la vida es otra cosa».

Un homenaje a su familia: «Siempre me apoyaron con los estudios, y cuando pasé momentos de incertidumbre, mucho más». Entre el nutrido grupo de amigos gitanos de Eleazar «tan sólo dos de ellos estudian».

A Sheila García Barreiro le quedan unos días para su 17.º cumpleaños, pero su madre tiene tan sólo 33 años. Esa costumbre de casarse y ser madres muy jóvenes entre las chicas gitanas tiene toda la pinta de acabar en la generación de Sheila, una chica con las ideas claras.

-¿Tienes novio?

-No. Pero si lo tuviera, tampoco te lo diría (risas).

Ejercerá un poco de madre porque tiene una hermana, Esther, de 15 meses, además de un hermano de 8 años. Ella quiere ser policía local. «Pero policía local de Castrillón, que es donde vivo. A mí la afición me viene de familia porque mi padre es guarda de seguridad».

La campaña nacional fue promovida en distintas comunidades autónomas por la Fundación Secretariado Gitano, muy activa en Asturias, donde mantiene un programa de apoyo a los estudios. Los siete jóvenes del reportaje, junto a la avilesina Lucía Jiménez, presentaron la campaña el pasado martes en el Centro Niemeyer de Avilés, donde se realizaron las fotos que ilustran estas líneas.

Más del 90% de los niños asturianos gitanos están escolarizados en Primaria y cada año son más los que acceden a la Educación Infantil. El problema viene después. La primera frontera la salvan en su mayoría, la del paso a la ESO, pero en cuanto acaban la enseñanza obligatoria, a los 16 años y, se supone, tras superar la ESO, la quiebra se vuelve gigantesca. Sólo dos de cada diez niños gitanos logran superar la Secundaria. El acceso a la escuela está logrado; la continuidad en ella sigue siendo una asignatura pendiente.

Hay unos 2.300 niños y niñas gitanos en la escuela pública asturiana y en los centros privados concertados, según estadística extraída del estudio «La situación de la infancia gitana en Asturias». En el curso 2007-08 había 553 alumnos gitanos en Infantil, 1.316 en Primaria, 465 en la ESO y tan sólo 8 realizando estudios de Bachillerato (por cierto, siete chicas y un chico). De 2007 a la actualidad los números han mejorado. Es la percepción, a falta de cifras oficiales.

Hay un momento crítico: el paso de 2.º a 3.º de la ESO. De cada cuatro escolares que inician el segundo curso de la Secundaria obligatoria tan sólo se mantiene uno para tercero. Algunos, con experiencia repetidora, llegan en ese tramo educativo a los 16 años y abandonan el instituto a mitad de curso. Los entornos familiares y sociales lastran y de alguna manera explican que el 75% de los escolares gitanos en Primaria presente desmotivación y retraso escolar.

Hay seis concejos asturianos que superan el centenar de alumnos de etnia gitana, con Oviedo a la cabeza (más de 400). Responden a cuestiones demográficas, pero resulta significativo que en Ribera de Arriba el 44% del total del alumnado es gitano. Y en Muros de Nalón, el 23%.

La historia de Marius State, gitano rumano de 13 años, fue contada hace unos días por LA NUEVA ESPAÑA. Marius estudia ESO en la modalidad bilingüe en el IES Pérez de Ayala, de Oviedo, y quiere ser abogado. Vive una situación económica familiar muy difícil, pero su voluntad puede con todo.

Josué Gabarre tiene 13 años y estudia 1.º de la ESO en el mismo centro que su hermano Moisés. También hace atletismo, pero esta vez en la modalidad de lanzamientos. «Me encanta dibujar, la Plástica, y la Historia y Sociales». ¿La Universidad? «Si mis padres tienen dinero...».

Moisés Gabarre quiere llegar lejos, quizá por eso es muy bueno en triple salto. Desde hace cinco años entrena en Las Mestas, en Gijón, con el club Estadio, y estudia 4.º de la ESO en el IES N.º 1, en Nuevo Gijón. «Tengo muy claro que voy a llegar a la Universidad». Se declara más de Ciencias que de Letras y apunta al diseño gráfico.

Alejandra Hernández, integrante de familia numerosísima, vive en una casita de la zona de Pico Rubines, en Soto del Barco. La vocación jardinera de su padre la han heredado sus hijos y la pequeña zona verde colindante al hogar deja entrever buenas manos con la naturaleza. La única estudiante de la familia, Alejandra, la benjamina, cuenta con todo el apoyo: «Mi padre y mis hermanos siempre me dicen que adelante, que muy bien, que hay que ir tirando».

Sheila García Barreiro vive en Piedras Blancas y estudia en el IES Isla de Deva 3.º de la ESO, feliz en su instituto, «donde hay un ambiente genial». Su padre está en paro, pero en la familia nadie baja los brazos. Sheila no se considera ni mucho menos una estudiante brillante, reconoce que ya ha repetido dos cursos, pero tiene sus objetivos claros. Recuerda el «casting» que la llevó a ser rostro de la campaña nacional: «Fuimos a Oviedo, nos hicieron fotos y unas cuantas preguntas. Y aquí estoy».

El sueño de Víctor Manuel Hernández (14 años) es tener su propio taller electromecánico. Y si es posible en Soto del Barco, donde vive con sus padres y su hermana María Clara, de 10 años. Estudia 2.º de la ESO en el IES de Pravia y se imagina dentro de poco cursando un módulo de FP. «Mi padre (en paro) y mi madre (ama de casa) me animan y me insisten en que siga estudiando», dice.

Eleazar escribe una novela. «Amor, intriga, suspense... Tiene un poco de todo». Vive con sus padres -el padre está en paro- y con sus tres hermanos. Y dice su madre que lo del escenario le va a su hijo como anillo al dedo. «Desde pequeñín, si había que actuar o presentar algún acto, allí estaba él». El joven tiene formación teatral en la Escuela Municipal de Arte de Oviedo.