El expresidente regional Juan Luis Rodríguez-Vigil, que también fue consejero de Sanidad y allí actuó como arquitecto del actual sistema sanitario regional, de 1984, cree que ha llegado el momento de acometer una reforma “significativa y profunda en la gestión y concepción de la sanidad asturiana”. El nuevo HUCA debería servir de palanca de cambio de un nuevo modelo de gestión y de atención”. Así lo expone en el ensayo que firma en el libro “Asturias: 40 años”, recientemente publicado, donde se examina la evolución de la comunidad autónoma asturiana a lo largo de sus cuatro décadas de existencia.

El envejecimiento comporta pacientes con cuidados más complejos y el sistema sanitario es fuente de gasto inagotable para las cuentas regionales. Vigil expone los datos. En 2008, el gasto sanitario consolidado fue de 1.520 millones. Un año después, sin que se hubiera producido ningún hecho diferencial o revisiones salariales significativas, ese gasto se situó en 1.798 millones. “El gasto sanitario tuvo, está teniendo, un comportamiento difícil de entender a mayores”, afirma Rodríguez-Vigil, quien considera urgentes reformas para que el sistema “no caiga en la rutina y en incrementos de gastos que no se justifican con sus resultados”. Hay varios puntos fundamentales en su reforma. Primero, que el talento sea el criterio de elección de los responsables. “Esa idea va en sentido inverso al actual modelo, donde no se reconoce, a modo de ejemplo, la carrera investigadora dentro del Sespa y donde se prima la antigüedad por encima del talento. Esto es algo que hay que cambiar con urgencia, aunque moleste a las organizaciones sindicales”. También propone la reducción a cuatro áreas sanitarias y “revisar la actual configuración de buena parte de los hospitales comarcales asturianos, inspirados en una concepción ya superada, de 1984, que los definía como organizaciones cerradas sobre sí mismas, y en principio, con tendencia ser autosuficientes en los servicios, siempre dentro de su nivel asistencial”. Vigil propone transformarlos en centros que trabajen en red, compartiendo profesionales y pacientes. Pide “aligerar estructuras”. Pero con un matiz: “Reordenar nunca es suprimir”.