La miel que Luisa envasa en Felechosa se disfruta hasta en Tokio

"Tenemos en Asturias productos excelentes, nos falta venderlos"

ASTURIANOS EN ALLER: Luisa Fernández

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Luisa Fernández Alonso, productora y exportadora de miel. Luisa Fernández Alonso, nacida en Felechosa hace 61 años, encabeza la empresa familiar Artesanos de Cuevas. Son apicultores y comercializan su producto bajo la marca Olaya Miel, con la que venden en el mercado nacional e internacional. Su producción es ecológica y fueron pioneros en la región en la producción de mieles monoflorales.

"Mis padres tuvieron una tienda de ultramarinos en Felechosa y luego una cafetería. Siempre estuvieron muy ligados a la miel. Mi madre siempre te curaba todo con miel. Las primeras colmenas eran del abuelo de mis hijos y luego también empezamos nosotros a tener las nuestras propias. Empezamos a dedicarnos a la apicultura como un hobby. Con un manual francés empecé a estudiar el tema de las abejas, que es algo que realmente engancha".

"Yo había hecho Económicas en la Universidad de Oviedo y estaba trabajando en una empresa grande de construcción. Cuando esa empresa cerró, lo que era un hobby se convirtió en mi medio de vida. Empezamos en el año 1986 y se convirtió en una empresa familiar en la que estamos mi hermana, mis hijos y yo. Mi padre ya falleció, pero nos ayudó mucho. Mi madre, con 85 años, sigue ayudándonos a poner las etiquetas. Es todo un núcleo familiar con mucha mujer".

"Con la producción de la miel empezamos con 40 kilos y luego fuimos aumentando. Comenzamos como una comunidad de bienes, después hicimos una sociedad limitada y construimos una nave para que, desde el punto de vista logístico, todo fuera mucho más factible. La hicimos en Felechosa, en la carretera general del puerto San Isidro. Y empezamos a comercializar. Nuestros primeros clientes fueron lo que antes era el Pryca, para el mercado de Asturias, y los economatos de Hunosa. Después fuimos aumentando. Empezamos con la marca Miel Río Aller, que seguimos manteniendo, y trabajando con ella. Luego comenzamos a producir mieles monoflorales, en Asturias fuimos pioneros".

"Y empezamos también a buscar clientes fuera, a ir a ferias. Nosotros hacemos miel convencional y otra con sello ecológico. De esa última, el 70 por ciento va fuera de España. Yo estoy más en las labores de comercialización. Se me ve enseguida que nos apasiona lo que hacemos. Los clientes del extranjero confían mucho en nosotros y siempre vienen a visitarnos. Han visto cómo trabaja mi hijo, Mario, que es el que lleva la producción en el campo. Ven nuestras instalaciones, cómo cuidamos muchísimo la extracción, el filtrado, el envasado… Todo el proceso está muy mimado, muy artesanal. Tenemos clientes en Reino Unido, Alemania y Suiza con los que llevamos un montón de tiempo. También tenemos otro muy fiel en Tokio. Vender en Japón es muy muy difícil, son muy exigentes, no sabes la cantidad de preguntas que te hacen. Cuando vendimos la primera vez allí fue a través de una japonesa que es experta en aceite de oliva virgen. Probó nuestra miel crema de eucalipto y le gustó tanto que apostó por llevarla para allá. El cliente que tenemos en Tokio nos presentó él, sin nosotros saberlo, a un concurso en 2016 y quedamos entre las cinco mejores mieles".

"En Asturias tenemos unas mieles con mucho carácter y mucha calidad. El problema en el sector el que siempre: no sabemos vendernos pese a que tenemos unos productos excepcionales, con una calidad increíble. Y hay mucha gente ahí fuera que ya está consolidada: los italianos, los franceses… Nos llevan mucho de adelanto. Y aquí, además de no saber vendernos, creo que tenemos otro hándicap importantísimo y es que en Asturias no nos unimos. Si fuéramos todos juntos el beneficio sería para todos. Mientras, en el mercado europeo hacen una apuesta y una puesta en escena increíble. Porque saben que la unión de que dos más dos no es igual a cuatro, es más de cuatro por la sinergia que se produce. Pero eso implica un cambio educacional y cultural".

"Estos dos últimos años el mercado está muy difícil, pero muy difícil. Nosotros, como tenemos una laminadora de cera, mantenemos comunicación con apicultores de otros sitios y todos están diciendo que está muy difícil. La miel es un producto donde hay mucha adulteración, la gente desconfía mucho y están entrando muchas mieles que serán cualquier cosa menos miel. Tendríamos que hacer una labor de comunicación y de concienciación en ese sentido. Porque los pequeños productores somos artesanos. La miel es extracción, filtrado y envasado, no hay nada por el medio".

 "Ay, mis queridas cuencas mineras. En la última fase fue vender el futuro, así de claro, con tanta prejubilación y sin invertir en alternativas. Creo que eso ha producido una situación de decadencia. Se va despoblando porque no hay alternativas. Y no hay ese germen de autónomos y emprendedores que ya hay otros sitios. Pero eso necesita años. Es una cultura que precisa tiempo. Aunque empiezan a verse pequeños productores, pequeñas cosinas. Como decía un profesor que tuve en Económica, Asturias, con Hunosa y Ensidera, fue Inilandia, la tierra del INI, el Instituto Nacional de Industria. Todo el mundo tenía esa mentalidad de trabajar para el Estado, lo que te daba una comodidad, pero también causaba un poco de adormilamiento. Y ahora hay que buscarse la vida".