Un nuevo futuro para el patrimonio que dejó Ensidesa

ASTURIANOS EN AVILÉS: Rubén Domínguez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Rubén Domínguez | Historiador (Avilés, 1996).

Es especialista en patrimonio industrial e investigador predoctoral en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo. Es presidente del Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón, una asociación sin ánimo de lucro dedicada principalmente a estudiar el patrimonio cultural de Avilés, Castrillón, Corvera, Illas, Gozón y Carreño.

El historiador Rubén Domínguez analiza la regeneración urbanística de Avilés, poniendo especial énfasis en la recuperación de su patrimonio industrial, que es su especialidad.

La herencia patrimonial de la industria. «Nos ha tocado vivir una fase de transición entre un modelo y otro de ciudad. De una ciudad industrial a una más orientada a la actividad turística, la promoción cultural y la industria tecnológica. Aunque Avilés, de una manera o de otra no va a dejar de ser una ciudad industrial, es algo que lleva directamente ligado a su identidad desde el siglo XVIII».

«Ensidesa llegó en los años cincuenta a Avilés y sus concejos limítrofes. A pesar de no ser la única, pronto se convirtió en el buque insignia de la industria avilesina. En esa labor contribuyeron sus colosales dimensiones, su impacto natural y paisajístico y también el riquísimo patrimonio arquitectónico que nos ha legado. Con el cierre de las baterías de cok la presencia de ArcelorMittal en Avilés es cada vez menor. No obstante, de todo aquello queda un patrimonio industrial excepcional, que forma parte del Plan Nacional de Patrimonio Industrial, y que se podría aprovechar para nuevos usos que no han de ser ni turísticos ni culturales. Por su propia naturaleza los espacios industriales son diáfanos y versátiles, fácilmente reutilizables. Creo que en la conservación, investigación y divulgación de esa herencia industrial es donde más falla la gestión patrimonial en Avilés».

«Ahora está de actualidad la planta de Baterías de Cok por su derribo, que ya se ha iniciado pese a su evidente interés. Es una historia recurrente que trasciende los límites de Ensidesa. Antes lo sufrieron la excepcional central térmica de la fábrica, su residencia de ingenieros, el edificio de control térmico y conjuntos como el de la azucarera de Villalegre. El patrimonio industrial en Avilés ha sido muy maltratado de manera sistemática y no ha ocupado el lugar que merece en comparación con otras tipologías patrimoniales cuando, en realidad, una de las mayores riquezas del concejo es su diversidad cronológica y tipológica de su herencia cultural».

Ejemplos de recuperación del patrimonio industrial. «Pese a este panorama, un tanto desolador, en la ciudad tenemos buenos ejemplos de recuperación del patrimonio industrial para nuevos usos. Ahí tenemos, con diferentes grados de acierto, la Factoría Cultural en la antigua fábrica de camisas de El Carbayedo o La Curtidora, transformada en un centro de empresas. Incluso en Ensidesa destaca la recuperación del parque de bomberos para usos municipales o la adaptación para nuevas industrias de la acería Martin-Siemens o de hornos de fosa. Sin embargo, hay matices que hacen prevalecer la arquitectura industrial decimonónica sobre el legado más reciente. Por un lado por su antigüedad y por otro una mayor calidad arquitectónica o estética que, lejos de todo criterio, se le atribuye».

El casco histórico. «La regeneración y peatonalización del casco histórico supuso un gran cambio y un punto de inflexión en la conservación de nuestro patrimonio cultural. Estaba enormemente degradado por el tráfico rodado y por la propia contaminación de todas las industrias que había en la ciudad. Apostar por su recuperación, incluyendo también la de edificios concretos como el Palacio de Camposagrado, que ahora es sede de la Escuela de Arte del Principado, me parece que fue todo un acierto. Son actuaciones que todavía se siguen desarrollando en diferentes puntos de la ciudad. Recientemente se ha rehabilitado el Parque del Muelle y su singular conjunto escultórico. Esa recuperación debería expandirse a otros puntos de la ciudad, con un alto interés patrimonial, que no forman parte del casco histórico».

«Es algo que se hizo a principios de siglo, tras la transferencia definitiva del barrio de Llaranes al municipio. El poblado, inmerso en un profundo estado de degradación y deterioro, fue rehabilitado y reurbanizado con gran acierto. El poblado de Llaranes es un exponente de primer orden del patrimonio de Avilés y del conjunto de Asturias. Fue concebido, siguiendo los criterios paternalistas ejercidos por el Estado franquista a través del Instituto Nacional de Industria, como un pueblo autosuficiente, cerrado perimetralmente en sus primeros años y dotado de todo tipo de servicios (viviendas, escuelas, parque infantil de ensueño, economato, iglesia, centro médico…). En el Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón llevamos desde 2009 recibiendo a grupos interesados en conocer su riqueza y valor histórico, social y arquitectónico».

La ría. «La ría de Avilés es el eje vertebrador de su vida desde la Edad Media y uno de los principales hitos que, siglos más tarde, acabaría motivando la instalación de industrias nacionales tan importantes como Endasa o Ensidesa. Su regeneración ha sido, sin duda, uno de los mayores logros del concejo. La gran contaminación acumulada tras décadas de vertidos había proporcionado una imagen muy diferente a la que el estuario tenía antes de la llegada de la siderurgia. Ha sido especialmente acertada la creación del paseo de la ría, la renovación de la fachada marítima y el uso del arte como elemento de regeneración. A la cabeza están ‘Avilés’, de Benjamín Menéndez, que se ha convertido en un símbolo de la ciudad. Y le siguen las esculturas de la Ruta del Acero, realizadas por artistas vinculados a la siderurgia y confeccionadas con materiales reutilizados de la misma».

«Con el derribo de Baterías se redunda en errores como la demolición de la térmica o la residencia de ingenieros»

Recoser el concejo. «El proyecto del Centro Niemeyer y de la isla de la innovación, como epicentro de la regeneración urbana, pretendía coser las dos orillas de la ría, comunicarlas y hacerlas habitables en igualdad de condiciones. Hoy, con el Centro Niemeyer funcionando a pleno rendimiento y con la barrera ferroviaria aun en superficie, el centro cultural parece formar parte de otra realidad apartada al otro lado de la ría. Creo, no obstante, que ante la eliminación de las vías del tren han de conservarse elementos patrimoniales generados por su presencia, como las estaciones del Ferrocarril de Carreño y de Renfe».

Un balance positivo con alguna barbaridad. «Creo que es evidente que el cambio de la ciudad, en las últimas décadas, ha sido positivo. A veces tendemos a ser muy pesimistas y a criticar todo, especialmente en ciertos foros digitales, pero considero que conviene hacer un juicio un poco más equilibrado y racional. El cambio es, en líneas generales, positivo. Avilés debe hacer un esfuerzo por atraer una población cada vez más mermada y también debe integrar, valorar y conservar el patrimonio representativo de todas sus fases históricas, sin jerarquizaciones en las que predominen unos patrimonios por encima de otros, ya sea por cronología o por la función. Creo que con el derribo de las Baterías de Cok se redunda en errores que ya hemos asumido como tales, como el derribo de la central térmica o de la residencia de ingenieros. Todo el concejo de Avilés tiene un enorme potencial patrimonial, rico y diverso, que como pueblo debemos ser capaces de mirar, comprender y respetar».