Mari Carmen, sportinguista de ley: "Yo por el Brujo mato"

"Con 20 años jugué en el Roces, pero a escondidas de mis padres"

ASTURIANOS EN GIJÓN: Mari Carmen Llorca

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Mari Carmen Llorca Corujo. Su padre, playu de Cimadevilla, murió con el 100 como número de socio del Sporting, ella tiene el número 434. Mari Carmen Llorca Corujo, a sus 73 años, sigue siendo una de las más fieles seguidoras del Sporting.

"Yo me considero del Llano de Abajo porque mi madre venía todos los días para una tiendina que tenía mi abuela, un puesto, que se llamaba de aquella. Nacer nací donde el cine Arango, en el centro, en la calle la Merced. El apellido Llorca viene de Villajoyosa, pero mi padre nació en Cimadevilla. Era playu. Y murió con el número cien de sociu del Sporting".

"La mi vinculación con el Sporting empezó por esa tienda de mi abuela Asunción a donde venía la familia de Biempica y como yo no sabía hablar, tendría cinco añinos cuando él debutó, llamábalu Pica, Pica. Mi padre no me quería llevar al Molinón porque un día llevome y me perdió. Pa mí, entonces, ir al Molinón, era ir a jugar, a andar por allí p’arriba y p’abajo. Estábamos entre el Norte y lo que era la Preferencia y yo desaparecí. Pero yo no tenía miedo, sabía llegar hasta mi casa. Tenía seis años pero era muy lista, no ye porque te lo diga yo. Luego mi madre luego riñó con mi padre y él dijo que no me llevaba más. Cuando ya tenía doce años iba al Molinón con la gente del barrio. Me acuerdo que se pagaba una peseta".

"Trabajé siempre de auxiliar administrativo en la Casa del Labrador, en la calle Cabrales y luego en Pumarín. Vendíemos tractores. También trabajé en el ayuntamiento de Gijón y luego tuve una tintorería con un primu mío de Venezuela, en la calle Ceán Bermúdez. Tuve pareja, pero separeme. Es que siempre tenía problemas porque iba al fútbol y dejábalos pol fútbol. Lo primero, el fútbol. Te lo juro por mi padre que ye lo que más quise en esta vida. Con decite que.. Mira, acuérdome que tenía una una boda y jugaba el Sporting en Santander. Un día antes vino un amigu nuestru, Tomás, que tenía un bar pa ahí pa La Madera, y díjonos a una amiga y a mí: ‘¿Y por qué no vamos pa Santander?’ Díje-y a la otra: ‘Oye, no vamos a la boda’. Ya hubiésemos dado el regalu. Y, venga, marchamos pa Santander, quedó allí todo plantao… Otra amiga que se casó pa El Entrego: dejé a mis padres en la boda, marché sin comer y luego volví a buscalos".

"El fútbol era lo primero, era sagrao. Primero que los mozos y que todo. ¡Yo fui un ultra! Es que no razonabes, no te daba la cabeza pa otra cosa. Podíame más el sentimiento que la cabeza. Hay coses que ya no pueden ser...".

"Hay gente que empieza de socio y luego se borra, cosa que yo no haré si puedo. Porque mi padre siempre me dijo: si el Sporting está en primera, bórrate; pero si está en segunda o tercera, no te borres a poder ser; tú sigue pagando el recibu. Y esti añu estuve a punto de borrame porque no estoy nada de acuerdo con lo que están haciendo. Pero bueno. Me pidió la gente que siga, que ye lo mío y que no lo vaya a dejar ahora por una tontada ¿entiendes?".

"Decíame ‘El Brujo’ que toda esa gente que va con camisetes y bufandes no son sportinguistas de verdad, decíame: ‘Sportinguista de verdá eres tú’. Tengo camisetes, una de Cuéllar, que me la regaló, pero normalmente voy al estadio sin llevar una camiseta. En mi corazón está mi equipo".

"Tengo una amistad tremenda con la familia del Brujo. Lo conocí en Avilés. Mi abuela vivía en allí y yo iba a la cafetería que teníen ellos a jugar a la lotería los sábados. (La cafetería se llamaba Jeskif, de Jesús, Quini y Falo, el tercer hermano Castro). De hecho, cuando se casó el Brujo el padre me invitó por la tarde al hotel Asturias de Gijón".

"Al Oviedo, ahora, como va bien tien un poco de gente, pero nosotros hemos tenido muchísima gente y estar mal. ¿Entiéndesme? Me acuerdo cuando entramos cuarenta y tantos mil espectadores a un Sporting-Bilbao y sancionaron al club por meter más gente que lo debido. El sportinguista está ahí siempre. Muchos se borraron y volvieron a apuntase, y eso para mí no es ser sportinguista. Oye, que yo marché a Madrid y yo venía los viernes a las doce de la noche, llegaba a mi casa a las tantas de la mañana y volvía a coger el Supra a las nueve de la noche del domingo otra vez pa volver a Madrid por culpa de ver el partido. El Sporting era sagrao".

"Siempre fui del Brujo y cuando fue el Brujo pa Barcelona, era del Barça. Y eso que yo soy sportinguista y del Real Madrid, les coses como son. Pero yo iba a ser del Brujo aunque fuera pa Villacajón de Tremañes. O pa Oviedo, que me moría, oye. La verdá es que aquellos pases en que salía el porteru y pasába-y el balón por encima... aquello yo nunca lo volví a ver más en El Molinón. Los penaltis fallaba, les coses como son. Acuérdome de un día que falló dos con Buyo en El Molinón. Pero lo que hacía él no ví a nadie hacerlo. Y en lo personal qué te puedo decir: que mato por Quini".

"Viví muches anécdotes. Viví el 0-4 de Barcelona. Fuí a Barcelona con la Peña Esteban en Barcelona. Otro día que jugábamos contra el Hércules y que de hecho Esteban, que era de nuestra peña, marcó un gol y perdió él mismo una quiniela de 14. Te puedo contar muches anécdotes. Pero ahora ya se me van los nombres ¿entiendes?".

"En el Sporting lo tuvimos bueno, lo tuvimos malo y lo tuvimos regular. Gracies a lo que hizo Tinín Areces estamos aquí porque, de aquella, el Sporting hubiésemos desaparecío. ¿Tú sabes lo que ye estar en la cama esperando si desaparecíamos o no desaparecíamos? Aquello era un sufrimiento. Me costaba ir al médico de la garganta, que estaba ronca y no hablaba. Los catarros, les ronqueres que yo cogí no te lo puedes imaginar. Lo pasé bastante mal".

–¿Y usted no jugó al fútbol nunca?

–Voy contate. En el año 69-70 yo jugué al fútbol en el Roces. Y tengo una foto pa poder demostrátelo. Me decía el Brujo: esa guárdala, que eso es un mérito. Yo siempre jugaba de Quini, el nueve. De aquella me querían fichar, pero si se enteraben en mi casa me echaben. Meca, mi padre y mi madre de eso ni hablar. Te estoy hablando del 70, tenía yo 20 años. Eso ni hablar. Eran aficionaos al fútbol sí, pero no veíen que les muyeres fuéramos a jugar al fútbol. Voy a decite más. Gané 800 pesetas jugando en les fiestes del Ecce Homo de Noreña. Y guardeles pa que no se enterasen en mi casa. Jugamos los equipos femeninos de Les Pieces de Sama, el Roces, los de La Algodonera, éramos cuatro equipos de aquella. Del cuartu, no me acuerdo cómo se llamaba. Estuve una temporada, el entrenador quería que me quedara. Decía: voy yo a hablar con tus padres. ¿Que vas a hablar con mis padres? ¿Tú que quieres, que me echen de casa? Ni hablar. A mí ahora la verdá es que me encanta verlas jugar, porque a mí siempre me hubiera gustado y no jugué por lo que te dije".