El Oviedo contemporáneo que se armó en una fábrica

"En la segunda Noche Blanca, que organizó Chus Neira en 2014, se produjo un evento importante: la apertura al público por primera vez el recinto de La Vega"

ASTURIANOS EN OVIEDO: Jose Castellano

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

José Castellano, gestor cultural y diseñador. Nacido en 1972. Organiza la Noche Blanca desde hace siete años y es director artístico de los festivales Cafca y Link y, junto con Pablo Humo, del ciclo de conciertos «Tiempos nuevos». También colabora con el Museo Picasso de Málaga.

José Castellano es uno de los «padres» de la oferta cultural contemporánea que explosionó en Oviedo en los últimos años. Esta es su visión de ese fenómeno:

"En la segunda Noche Blanca, que organizó Chus Neira en 2014, se produjo un evento importante: la apertura al público por primera vez de la Fábrica de Armas de La Vega. Aquello fue, digamos, el acto simbólico del descubrimiento del potencial de este nuevo Oviedo. Porque, en realidad, en aquella Noche Blanca solo hubo dos actividades: Biolive, un espectáculo audiovisual con el DJ Óscar Mulero, organizado por los impulsores del LEV Festival (Nacho de la Vega y Cristina de Silva), y otra actividad organizada por mí en el claustro con el escultor japonés afincado en Asturias Tanadori Yamaguchi y el colectivo lxlxl. Pero permitió ver el potencial de ese espacio para la actividad cultural".

"Fue un revulsivo, un cambio de chip. Lo más ‘moderno’ que había hasta el momento era el festival de jazz, que además con Gabino de Lorenzo había desaparecido. Aquella apertura de la fábrica fue un cambio de paradigma. La gente veía­ que en una nave de 6.000 metros cuadrados había un tío haciendo un set música de electrónica acompañado de proyecciones audiovisuales con miles de personas disfrutando, y que en otra nave estaba un escultor esculpiendo un bloque de mármol con una técnica tradicional japonesa, monitorizado con sensores por todo su cuerpo conectados a unos ordenadores que traducían sus constantes vitales a través de unos algoritmos. Hasta entonces no existía esa oferta. Había ópera, zarzuela, danza, las Jornadas de Piano, los conciertos del Auditorio, el Ciclo de Música Barroca. Pero había apenas nada contemporáneo".

"En estos últimos años pasó algo vital: que haya cultura para todo el mundo. Yo no tengo nada contra la clásica, contra la lírica y sus alrededores. Voy siempre a la ópera y con bastante asiduidad a la zarzuela y a otros conciertos, pero antes la oferta cultural estaba restringida y si tú no estabas entre un determinado tipo de público, para ti Oviedo era un solar. Había tres bares donde de vez en cuando se hacía algún concierto de pop-indie, vamos a llamarlo así, pero nada más. El cambio comenzó en esa Noche Blanca".

"No sé si este tipo de actividades no se hacían porque aquí se pensaba que, como ‘Oviedo es una ciudad de gente mayor’, lo que quieren es ese tipo de cultura. Creo que tampoco se intentaba ir más allá. Y aquellas primeras actividades demostraron que también acudía gente mayor y que les interesaba. No porque te guste la clásica no puedes ir a ver un espectáculo audiovisual de música electrónica o una performance en La Vega".

"En aquel momento, tanto el concejal de Cultura de entonces, Roberto Sánchez Ramos, «Rivi» (del gobierno tripartido encabezado por Wenceslao López), como posteriormente (ya con Alfredo Canteli en la Alcaldía) José Luis Costillas supieron ver ese cambio y apostaron por llegar a un perfil de gente para el que hasta entonces no había nada o casi nada. Ahí se creó toda una programación cultural más innovadora. Sobre todo, en los cuatro años de Costillas, los años de explosión".

"Yo hablo con gente por la calle y te lo dicen. Fue un cambio más radical en cuanto a que se crearon muchas propuestas nuevas: Cafca, Link, Vesu, Tiempos Nuevos, Cimco, Ciudad Sonora, la colaboración con el Kuivi los primeros años, la Semana Profesional del Arte, Enclave Pop, Encuentros Cincuenter… Hubo una revolución en cantidad y calidad. La ciudad lo percibe, sobre todo la gente de mi edad, o un poco mayor, y de ahí para abajo. A lo mejor alguien de 70 años no lo percibe, no lo sé. Pero el cambio está ahí".

"Y la gente responde. Si propones actividades con un buen discurso, con criterio y con calidad, la gente acude a todo. Pero creo que llevamos pocos años con esta nueva dinámica. Estamos hablando de menos de diez años, de los cuales los primeros fueron actos muy puntuales como la Noche Blanca o alguna cosa más. El reto para estos años que vienen es afianzar esas propuestas. Por lo menos haría falta otro mandato, que sería este. Además, hemos visto que cada año esas propuestas tienen más público y mejores críticas".

"Todo lo relacionado con el afianzamiento de políticas culturales son procesos largos. No tiene sentido apostar durante unos años por una programación innovadora y de repente cambiar el discurso sin motivo aparente, cuando las actividades funcionan y están consolidándose. Es vital hacer un plan a medio plazo y ver cuál queremos que sea la oferta cultural en Oviedo. Pero hasta ahora nadie ha llegado a hacer ese plan a medio plazo".

"La cultura puede aportar mucho a la ciudad. Tanto a la gente que vivimos aquí, ya que supone un enriquecimiento y formación para conseguir un pensamiento crítico, que es algo vital; como en el ámbito turístico. También habría que apoyarse en la cultura para fomentar el turismo. Oviedo tiene un potencial para vender paquetes turísticos para ciertas actividades que se desarrollan aquí y potenciar la cultura como atractivo, lo mismo que potenciar la gastronomía, el turismo rural, el Camino de Santiago o el patrimonio. Por ejemplo, en la última edición de Cafca, más de un 20% de los asistentes venían de fuera".

"Ahora nos toca consolidar esa nueva oferta, porque lo que se hizo fue mucho en muy poco tiempo. Piensa que la ópera lleva 76 años, las jornadas de Piano más de 30 y lo mismo el Festival de Zarzuela. Y están ahí porque se apostó por eso durante todos esos años. Así, poco a poco seguirá dando sus frutos y surgirán más cosas. Por supuesto, todo esto sin quitar nada de lo que ya hay".

"Ha habido y está habiendo un cambio en Oviedo. Aunque también creo que es un cambio muy lento, pero sí que hay un pequeño despertar de esas otras manifestaciones culturales. El otro día lo hablaba con Pablo Humo. En Oviedo tenemos cuatro o cinco salas de conciertos de iniciativa privada. Hace ocho años solo había una. No te voy a decir que en Oviedo se pueda ir a un concierto de música contemporánea todos los días de la semana, pero casi".