Carmen heredó su oviedismo de la abuela Mercedes

"No quiero sonar repipi pero para mí el oviedismo es una manera de vivir"

ASTURIANOS EN OVIEDO: Carmen Domínguez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Carmen Domínguez Graña, exdirectiva del Oviedo. La casa donde se crio tenía vistas al antiguo Carlos Tartiere. Está licenciada en Derecho y es funcionaria del Ayuntamiento de Oviedo. Nació en 1970 y fue la primera mujer directiva del Oviedo, cuando Eugenio Prieto presidía el club.

"Para contarte de dónde viene mi afición oviedista tengo que remontarme a mi abuela Mercedes, que ya iba a Teatinos a ver al Deportivo, antes de que el Oviedo existiera. Si el Oviedo se fundó en 1926… echa la cuenta. Luego, cuando la fusión, pasó de la afición del Deportivo a la afición por el Oviedo. Siempre fue al fútbol con su amiga íntima Rosario, una señora a la que yo adoraba. Fíjate cómo sería su afición que mi abuela murió en septiembre de 1978 y hasta junio de 1977 ella iba al Tartiere".

–Y su abuelo no iba al fútbol.

– No, mi abuelo era de Gijón (risas). Realmente, no sé decirte. Pero no lo recuerdo como una persona muy futbolera. Era una persona que estaba enferma y en la cama. Pero sí recuerdo que con 8 años mi abuela me llevó por primera vez al Tartiere.

"Mi madre también es muy futbolera, aunque menos que mi abuela y mi tía, y nosotras tres, que somos tres hermanas y las tres vamos juntas al fútbol. Somos la tercera generación de mujeres oviedistas. Vamos todos en familia al fútbol: mis hermanas, mi cuñado, mis sobrinos… Mi hijo pequeño ya no, porque pasó al Fondo Norte".

"Por la parte de mi padre también hay tradición. Un tío suyo, Manolo Martínez, creo que fue directivo o presidente del Vetusta. Bueno, y mi suegro Andrés es socio de oro del Oviedo. Es una persona muy inteligente. Te voy a contar una anécdota de cuando el Oviedo lo pasó tan mal y estuvimos a punto de desaparecer. Que si el Astur, que si el Oviedo… Bueno, pues mi suegro, que es una persona muy inteligente, aquella temporada sacó el carnet de los dos equipos por si acaso".

"Yo vi ganar al Oviedo en el Bernabéu en el año 95. Ganamos 2-3, goles de Oli y de Rivas. Aquello no se me olvida porque hoy se lo cuento a mi hijo pequeño, que es muy aficionado, y me suena como cuando mi abuela o mis mayores me contaban historias de la posguerra, que parecía todo tan lejano. Pues supongo que a mi hijo y a los de su generación, los pobres, les sonará igual".

"También recuerdo perfectísimamente el primer Oviedo-Sporting, del año 89. Cuando subimos aquel enero y ganamos 1-0. No me acuerdo de quién fue el gol, pero sí recuerdo que aquello para mí fue un momento muy agridulce. Yo venía de sacar la entrada, que aquel era un Día del Club. Venía yo tan feliz con mi entrada en la mano y llego a casa y mis padres me dicen que el hijo de unos amigos suyos, un amigo nuestro de la infancia, se había matado en un accidente de esquí. Ese día me quedó grabado a fuego".

"Pero recuerdo muchos otros partidos. El de Génova, por supuesto. O cuando ganamos en casa al Barcelona. Pero, fíjate, los recuerdos más entrañables los tengo del Tartiere antiguo, lógicamente, que era un campo muy pequeño, muy coqueto, estaba la afición muy encima del campo".

"Estoy muy orgullosa de que mis hijos, los dos, hayan estado algunos años jugando en las categorías inferiores del Oviedo. Mis hijos llevaron el escudo del Oviedo y lo defendieron durante muchos años. El mayor se llama Michu y el pequeño, Pablín. El mayor tiene 25 años, está jugando en el Lenense, y el pequeño tiene 21, pero ya no juega, estuvo desde alevines a cadetes. Fue dos o tres años nombrado mejor jugador del equipo en la gala del Filarmónica del Oviedo y es de sangre azul total. Así que yo tengo raíces oviedistas, pero luego tengo también dignos sucesores".

"No quiero sonar repipi pero para mí el oviedismo es una manera de vivir. Yo es que no voy al partido solo. De la que vas al fútbol pues haces una reunión familiar antes y, luego, vas al fútbol. Está el pre-partido, el partido y el post-partido. Tienes una ilusión, es como ritual, es una manera de vivir. No vas a ver un partido de fútbol y marchas para casa sin más".

–¿Qué es el oviedismo?

–No sé cómo explicarte… Déjame pensar... ¿Resiliencia? Creo que esa es la palabra. La capacidad de sobreponerse, de estar ahí pase lo que pase. Bajamos a Tercera, pues seguimos; tienes un problema, seguimos resistiendo. Cuando tú perteneces a un club estás con él a muerte. No eres aficionado dos días y luego te borras porque las cosas no vayan bien. Ser oviedista es estar a las duras y a las maduras".

"Yo todavía tengo esos recuerdos de la época de cuando estuvimos en Primera, de cuando jugamos la UEFA, pero mi hijo, que tiene veintiún años, nunca vio el Oviedo en Primera. Y, sin embargo, es oviedista a muerte. Y eso es el oviedismo: sentir el equipo, vibrar con él pase lo que pase. Decir: yo soy del Oviedo, si juegan bien lo disfruto, pero si juegan mal yo voy a seguir aquí. Que ese sentido de identidad y de pertenencia lo tengan estas generaciones que no vivieron momentos tan buenos como los que yo viví, para mí es muy meritorio".

"Hoy está el fútbol de las grandes estrellas, pero el fútbol sigue teniendo esa capacidad de enganchar a las personas con fidelidad. Ser un seguidor incondicional del Madrid de Ronaldo o del Barcelona de Messi era fácil, pero ser un seguidor incondicional del Oviedo en algunas épocas… Y eso que últimamente ya nos está dando más alegrías. Pero cuando estábamos en Tercera y veías a esos chavales apoyándolo… La verdad es que es muy guapo ver que las generaciones de aficionados oviedistas se van sucediendo. Cuando viajas fuera con el Oviedo ves padres, hijos, nietos, familias enteras siguiendo al Oviedo y eso es muy bonito".

–Y usted, como hincha, ¿es de las que mantiene fría la cabeza?

–Nooo, fría no soy. Con los años intento ir conteniéndome, pero cuando perdemos marcho de mal humor y cuando ganamos pues canto y bailo, soy muy apasionada. Con partidos como el del Leganés, en los que ganas en el minuto 89, es imposible no saltar, brincar, chillar, de todo. El partido del otro día fue de estos que hacen afición.

–¿Cuál fue su mejor momento con el Oviedo?

–Pues te voy a contestar: espero que ese momento no haya venido todavía y lo tenga por vivir, que sea el próximo ascenso del Oviedo. Recuerdo, cuando tenía dieciocho años, el recibimiento que se le hizo al equipo cuando subió a Primera. Aquello fue una locura. El otro día me decía mi hijo que si subiera el Oviedo ese sería sin duda el día más feliz de su vida. Pues espero que lo viva. Que el mejor momento del Oviedo ojalá me quede por vivirlo y que sea el ascenso. Y si puede ser este año mejor, oye.