Yolanda Cerra Bada, antropóloga. Esta riosellana es la presidenta de la Asociación Asturiana d’Antropoloxía y Patrimoniu Etnolóxicu (ASAPE) y una de las grandes referencias en el conocimiento del baile regional asturiano. Es autora, entre otros trabajos, del estudio para la declaración del Corri Corri cabraliego como Bien de Intéres Cultural (BIC).

Tras hablar con la antropóloga riosellana Yolanda Cerra Bada, que va haciéndose preguntas para seguir argumentando, se descubre qué poco tradicional es la tradición. En realidad, todo es cambio. Nadie se baña dos veces en el mismo río, diría Heráclito. Pasen, lean y deconstruyan un poco sus creencias folklórico-identidarias.

1. No todo lo antiguo es tradicional. “¿A qué llamamos tradición? Es un término polisémico. Cuando decimos: Picasso rompe con la tradición, hablamos de la tradición como transmisión de conocimiento entre generaciones. Pero hay otra acepción: la tradición como tesoro relacionado con la comunidad étnica. En este caso, con la comunidad asturiana. Son esas prácticas supuestamente antiguas a las que se les atribuyen, no digo que lo sean, autenticidad. Tú ves a personas que se extasían ante un hórreo, una danza, una música, o una artesanía. Esos materiales que llamamos tradición. Pero, en cambio, ves que hay otros materiales frente a los que la gente no se extasía pero que son incluso más antiguos. Por ejemplo, en el Centro de Tito Bustillo o en el Arqueológico hay agujas magdalenienses que tienen miles de años. Ahí la gente no se extasía. No tiene la sensación de pérdida que tiene frente a un hórreo, una danza, música o lo que sea. ¿Qué pasa aquí? Percibimos que la pérdida de esos elementos que llamamos tradición es irreparable. Son elementos que identificamos con el pasado pero que nos identifican a la vez. Nos identifican como personas que somos de Asturias. Es un identificador étnico. En cambio. La aguja magdaleniense, no. Es algo muy curioso”.

2. Lo antiguo inventado. “Hace ya 40 años dos historiadores británicos Eric Hosbawm y Terence Ranger publican ‘La invención de la tradición’. ¿Qué es lo que dicen? Que las tradiciones que supuestamente son antiguas, son inventadas. O inventadas totalmente o hechas con materiales antiguos. Hay un proceso de creación de tradiciones desde los cuarenta años anteriores a la Primera Guerra Mundial”.

“De alguna forma, estamos inventando el pasado. Estamos recreando un medio rural que nunca existió. Pero eso viene ya desde el Romanticismo, del siglo XIX. Una Arcadia imaginada llena de valores positivos, donde el campesinado es lo noble, lo auténtico, es lo nuestro, es lo que fuimos, etcétera. Luego el proletariado, en cambio, no. No estamos admitiendo que hay valores negativos en ese pasado. Evitamos pensar en la miseria, en el machismo, en el maltrato, en la brutal diferencia de clases, el hambre...”.

“En una tierra tan pobre, es impensable que la fabada fuera tradicional”

3. ¿Es tradicional la fabada? “Purificación Viyao Valdés, pionera de la antropología en Asturias, escribe en 1920 y le interesa la modernización del Oriente, producto de la industrialización. Te dice que la matanza la carne de cerdo la hacían los acomodados, las casas de planta y piso. Esos son la minoría. Pero, en cambio, en el imaginario nuestro actual tenemos como cosa tradicional, desde luego de más de 100 años, las matanzas. Otro ejemplo, la fabada. En una tierra tan pobre como ésta es imposible que fuera tradicional. En Purificación Viyao Valdés, la primera que hace un estudio sobre alimentación en Asturias, queda claro. En banquetes de indianos sí aparecía la fabada, pero como elemento más moderno, no como un elemento tradicional. La mayoría no podían acceder a esos alimentos. Y del arroz con leche ya ni te cuento. Imaginamos una Asturias que nunca existió y a la vez estamos construyendo los nuevos referentes. En este sentido, un cosa interesante es qué va a pasar con el cachopo como elemento identitario de Asturias. Eso se está construyendo ahora mismo. A la vuelta de veinte años, ya verás”.

4. El traje de aldeana no es de aldeana. “Otro ejemplo: el traje de aldeana y de porruano, que es Bien de Interés Cultural. ¿Cómo puede alguien pensar que eso era un atuendo de aldeana? Es imposible. ¿Por qué se llama “de aldeana”? Porque son las señoritas, no lo digo en el lenguaje sexista sino como denominación de las jóvenes burguesas, un sector social elitista, las que en el siglo XIX se visten de aldeanas. En las primeras fotos incluso algunas llevan sombrilla, que es un marcador de clase. Así no vestían las mujeres rurales”.

5. El anclaje identitario. “Todo eso es por algo. Hay una necesidad de vinculación con el pasado porque nos da seguridad en un mundo cambiante. Eso comenzó en el siglo XIX, donde, de repente, el ferrocarril atravesaba los prados con un ruido terrible. Es “Adiós, Cordera” de Clarín. Hoy la globalización tiene unas dinámicas que nos hacen homogéneos: hamburguesas, pizzas, vaqueros... Pero a la vez hay una resistencia, una contraparte. ¿Qué es lo contrario? La localización. Ahora mismo hay más elementos que nos identifican, más interés por la tradición. Es esa contraparte frente al disolverse en la globalización. Por eso surge el término glocalización. Son dos dinámicas complementarias”.

Yolanda Cerra Julián Rus

6. Nada es puro. “La realidad es fluida, un término que ahora usan mucho. Estamos cambiando sin parar. Eso que llamamos tradicional está cambiando. Incluso los defensores de la tradición están cambiando. Y eso es una cosa importantísima. La sensación de que determinadas tradiciones están blindadas y de que no se transforman se te cae en cuanto empiezas a ver fotos de hace 20 años”.

“Pese a que la tradición, o como se llame, es transmisión y que en esa transmisión hay transformación, hay una militancia casi a veces religiosa en la búsqueda interminable de unos referentes: parece una misión sagrada la de recuperar hasta el último aliento de la última señora que recuerde el último romance. El problema es el concepto de pureza, de autenticidad. Los antropólogos decimos que eso es falso, que la cultura es cambiante siempre”.

“La vinculación con el pasado da seguridad en un mundo cambiante”

“Siempre se modifica a mayor o menor ritmo. Yo lo estudie para la declaración el Corri Corri como Bien de Interés Cultural. Los folcloristas Aurelio del Llano y Constantino Cabal se inventan un origen mítico para el Corri Corri, también para el Pericote y la Danza Prima y dicen que el uno estaba representado en Peña Tú y otro en las cuevas de Cogull de Lérida. Y como eran los expertos en su día eso fue calando y calando. No solo a nivel popular sino entre los divulgadores. No hubo investigación, se repitió acríticamente. Sin embargo, son danzas que están documentadas a mediados-finales del siglo XIX. Es imposible que sean danzas prehistóricas. Sería una historia que no es historia, una historia que no es cambiante. ¿No cambió nada en miles de años? Es un disparate. Pero la gente prefiere la verdad mítica a la verdad científica, es más satisfactoria, más emocionante. No apela a la razón, apela a la emoción”.

7. El pegamento. “Hay un resugir de las llamadas tradiciones desde la década de los 70 por lo menos. En el sur de Europa hay un cambio, una revitalización. Pero estos rituales se desvinculan de la formalidad, de la jerarquía, para fomentar los aspectos lúdicos, igualitarios. Eso se ve por ejemplo en el pasacalles de La Guía, en Llanes. Frente a la procesión dónde hay unas normas que siguen la tradición más antigua, donde los sexos están separados, las mujeres hacen una cosa y los hombres hacen otra, el pasacalles es un totum revolutum de hombres, mujeres, niños y niñas divirtiéndose. Un ritual espiritual de ordenación jerárquica frente a un cierto desorden organizado, que diría Dionisio de la Huerta”.

“El final de los setenta en España, es el final del franquismo, el nacimiento de las autonomías, la secularización.... Ya no es una sociedad que vaya los seres sagrados a pedirles favores y, a la vez, es una sociedad cuyos individuos quieren vivir experiencias, necesita ser parte de un nosotros. Lo logra yendo al fútbol, o a través de unos símbolos o fiestas. Eso para la cohesión social es importantísimo . Es el pegamento social. Lo importante es que no se desmadre Tiene que unir, que sea un pegamento civilizado. Si no, acabaremos como en Bosnia”.