Juan, el de Orbayu Competición, salvó la vida gracias a un peregrino jacobeo

"Orbayu, con Iván Álvarez al frente, es un ejemplo por todo lo que hace por La Espina"

ASTURIANOS EN SALAS: Juan Manuel del Oso

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Juan Manuel Del 0so, empresario jubilado y uno de los fundadores de Orbayu Competición. Nacido en La Espina en 1958, este empresario, que debe la vida a un peregrino del Camino de Santiago que le auxilió en un grave accidente que tuvo, es uno de los fundadores y fue presidente de Orbayu Competición, la escudería que hoy, con Iván Álvarez al frente, se ha convertido en un elemento clave para mantener la actividad social en La Espina, donde además de las competiciones deportivas organiza las fiestas y otras actividades.

"Yo enseguida me cansé de estudiar. Y en casa me dijeron: ‘Pues si no quieres ir a estudiar, tienes que trabajar’. En aquella época los chavales entraban todos en Cerámica de La Espina, donde hacían ladrillos. Llegué allí con 16 años y primero trabajé allí como obrero. Llegó un momento, con 22 años, cuando vine de la mili, que el jefe me propuso que cogiese el transporte por mi cuenta. Acepté, empecé y llegué a tener 14 camiones repartiendo ladrillo por toda Asturias y zonas limítrofes".

"Yo viví el boom del ladrillo de los primeros años 2000. Era algo espectacular lo que se vendía. Es que los ladrillos se servían literalmente calientes. Era un problema. El ladrillo se plastificaba para el embalaje y había que tener muchísimo cuidado porque, claro, hasta que no se enfría el plástico, se te puede desarmar. En alguna ocasión tuvimos problemas con la carga. Se trabajaba las 24 horas, llegamos a andar por 200.000 ladrillos al día. Era algo impresionante. Todos los camiones daban dos o tres viajes diarios".

"Y tú pensabas: esto va a explotar. Pero ibas ahí, ahí, ahí. Pero al final explotó, explotó. Y explotó todo de un día para otro prácticamente. Sobre agosto o septiembre de 2008. En un mes, cayó en picado. De repente no había ni un kilo de carga. Llegué a tener ocho choferes sentados en la oficina conmigo esperando".

"Además, entonces yo había cambiado 12 camiones y los había puesto nuevos. Había hecho una operación disparatada de buena. Era la envidia la operación que yo había hecho. Pero pasó de ser la envidia a ser el desastre total".

"Había montado también otra empresa, Desguaces Perezoso, en La Curiscada, con mi socio Patricio Pérez, de ahí el nombre. Y eso fue lo que me salvó el pellejo. Si no, hubiera quedado debajo de un puente. Porque la empresa de transportes tuve que venderla. Y los abogados que yo tenía no me dijeron lo que me tenían que decir y yo vendí la empresa a una gente que luego se llamó andana. ¿Y a por quién fueron los bancos? A por mí, el avalista, que era yo. Aquella gente se fue de rositas, no pagó a nadie. Pero yo me hice cargo de la deuda que había con los choferes. Les pagué absolutamente todo. Así que yo puedo ir con la cabeza alta. Luego de aquello, enfermé. Me entró una depresión, que lo pasé fatal para salir. Me vi aburrido pero gracias a Dios mejoré y nada, p’alante y punto".

"Fui a trabajar al desguace, ahí pude seguir cotizando para la jubilación, que fue lo que me salvó. Porque yo me jubilé tras un accidente que tuve en 2018. Un fin de semana haciendo leña, una motosierra me cortó un brazo, cortó la vena principal y el nervio mediano que gobierna tres dedos. El primer golpe de sangre, no te exagero, subió más de dos metros de altura. Lo primero que pensé: aquí me quedo".

"Pero me salvó un peregrino del Camino de Santiago que pasaba por allí y me atendió. Si no es por el peregrino, adiós que te guarde el cielo. Me llevaron en helicóptero y la familia estaba asustadísima, así que nadie se preocupó por el peregrino, ¿entiendes? No he logrado localizarlo. Si lo encontrase, iba a Francia a verlo, fíjate. Sería toda una satisfacción enorme poder agradecérselo. Sí que se puede decir que el Camino de Santiago nos da la vida. A los que viven de él, que ya vive el 50% de la comarca, les da la vida. Pero a mí me la dio literalmente".

"Yo empecé a correr en coches con 18 años. En 1976, corríamos cuatro locos. Cuando empezó la subida a La Espina, desde Salas por la noche, yo veía aquellos coches pasar por la recta a aquella velocidad y me decía: ‘Yo tengo que correr como sea, esto es lo mío’. Y a los 18 me compré un Seat 127 y empecé a correr. El primer rally fue uno de Gijón. Luego tuve un Ibiza y un León. Ahora estoy restaurando un Ritmo, a mis 65, para volver a correr. Nunca tuve títulos, pero hice buenos resultados. Mi hijo Juan Carlos sí que ganó bastantes títulos".

"Pues en aquel tiempo, cuando empezábamos, entre cuatro o cinco pilotos que éramos aquí surgió la necesidad de tener una escudería. No había donde correr. Decidimos hacer un equipo de competición y ahí, en los talleres de Marino García, que era uno de los que corría, nos reunimos. ¿Y qué nombre le ponemos y tal? ¿Oye en La Espina no orbaya siempre y siempre hay niebla? Coño, pues le ponemos Orbayu Competición. Y empezamos así. Hicimos un circuito pequeño, de autocross para autofinanciarnos y luego una obra importante. Hicimos ya un circuito de mil y pico metros donde se hicieron dos carreras del campeonato de España de autocross. ¡En La Espina! Y, bueno, así fue creciendo. Orbayu fue pasando por varios presidentes. Cuando yo lo cogí, que estuve unos diez años, la autovía pasó por en medio del circuito y nos quedamos sin él. Fui al Ayuntamiento: ¿y ahora qué hacemos? Y, ahí entre unos y otros, aprovechando el escombro de la obra, rellenamos y también hicimos un circuito de karts y volvimos a hacer otro circuito de autocross un poco más arriba (en El Zarrín)".

"Luego llegó gente nueva y joven a llevar Orbayu, con Iván Álvarez al frente. Y le pegaron un impulso impresionante. Empezaron a hacer un rallysprint, se hicieron varios años autocrosses, una carrera de históricos. Hacen un montón de actividades. Es un equipo que funciona de maravilla. Se está haciendo un rally, un rally que no tiene nada que envidiar a ningún rally de los que se hacen en Asturias. ¡Y en un pueblo de 400 habitantes! ¿Cómo se hace esto? Pues con la segunda parte de Orbayu Competición. Ya no es solo la parte deportiva, es la parte social, que hay que aplaudir. Para recaudar dinero para poder hacer ese rally organizan las fiestas de La Espina. Tres, cuatro días de fiesta. Si no, no habría fiestas en La Espina. Ya se habrían perdido, porque ya nadie tiene ganas de jaleos, ni follones. Esta gente, con Iván Álvarez al frente, organizan las fiestas, hacen la cabalgata de Reyes, hacen un montón de cosas para el pueblo. No es solo el tema deportivo, es el tema social. Es que Orbayu Competición, a ver, es un caso digno de estudio, ¿eh? Toda esta gente, es de admirar, es de admirar".