Las viviendas sociales que la burocracia impide habitar en un pueblo que se vacía

"Tendrían que dárselas gratis un año, dos, cinco, a quien quisiera venir"

Manuel Ron Marcos y su esposa, Clara Isabel González, en su bar tienda de SanTirso de Abres

Manuel Ron Marcos y su esposa, Clara Isabel González, en su bar tienda de SanTirso de Abres / JULIAN RUS

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Lito Ron, propietario del bar tienda La Farrapa. Sucedió a sus padres al frente del negocio familiar, el bar tienda La Farrapa, ubicado en la capital del concejo de San Tirso de Abres, El Llano. Manuel Ron Marcos, de 55 años, lleva más de dos décadas al frente de un negocio donde casi se puede encontrar de todo, uno de tantos bares tienda que contribuyen a que los pueblos donde se ubican sigan latiendo, pese al despoblamiento galopante

La falta de vivienda, sobre todo en alquiler, es uno de los grandes obstáculos que frenan la tendencia –minoritaria pero creciente– de regreso de parejas jóvenes al pueblo para emprender un nuevo proyecto de vida. En San Tirso de Abres ese problema se combina con otro, la burocracia. Hasta desembocar en una situación absurda. Vean la historia que cuenta Lito, el de La Farrapa.

"Mi nombre es Manuel Ron Marcos. Me conocen como Lito, de Manolito. Tengo 55 años. Llevo toda la vida llevo aquí. Tengo ‘La Farrapa’,  la típica taberna que había aquí en el pueblo, con un poco de tienda de alimentación y, al principio, sólo para tomarse unos vinos. Entonces ni siquiera había ni café ni refrescos. Todavía recuerdo –debía de tener yo diez años– que escuché a alguien pidiendo agua sin gas y yo no sabía qué podía ser eso. Lo que menos pensaba yo es que fuera a ser agua como la del grifo, como la de la fuente, que es lo que había aquí en abundancia. Bueno, ahora ya no abundará tanto".

"Este negocio lo puso un tío de mi madre, que fue alcalde en San Tirso de Abres en la época de Franco. Era de los Oscos. Lo montó en el año treinta y tantos. Se llamaba Luis Díaz-Sanjurjo Miranda, tenía tres apellidos. Era pariente de un Sanjurjo de aquí de Abres que fue presidente del Parlamento asturiano, uno del PSOE (Pedro Sanjurjo). A esto le llaman también ‘El Coco’ porque El Coco era el que realmente en principio puso aquí una tienda, que no tenía nada que ver con nosotros. El Coco de San Andrés, lo llamaban. Parece ser que era de una aldea de aquí. No sé por qué lo llamaban así. Puso una tienda, la debió de dejar rápido y luego la cogió mi tío, que la arregló un poco y ya hizo más o menos lo que hay hoy. Cuando la cogió mi tío, pasó a ser ‘La Farrapa’. Tampoco sé por qué. Un farrapo pues parece ser que es algo así como unos retales de tela. Mi madre vino aquí de muy joven, con doce años, a ayudarlo. Cuando se jubilaron mis padres la cogí yo. Tenía 20 años, hará unos veiticinco años, y ahora llegó espero jubilarme tan bien aquí".

"Aquí en San Tirso envejeció la población, muchísimo. Como en todas partes. Antes aquí había una ganadería en cada casa, prácticamente. Todo el mundo tenía cinco o diez vacas. Nosotros tenemos también un poco de ferreterías y continuamente estabas vendiendo que si unos tornillos, unos clavos, unas cerraduras, cuerdas para el burro, para la vaca, alambre para el cierre de los conejos o las gallinas... Ahora, prácticamente, la gente mayor ya no tiene ni perro porque luego, si tiene que ir al hospital, no quiere dejar al perro solo. No quiere gallinas, no tiene conejos porque, aunque estén solos en el pueblo, si tienen que ingresar una semana por lo que sea no quieren tener una carga en casa. Entonces tiran con su pensión y ya no hay ese movimiento que había".

Manuel Ron Marcos y su esposa, Clara Isabel González.

Manuel Ron Marcos y su esposa, Clara Isabel González. / JULIAN RUS

"De todas formas, yo pensaba que el negocio se iba a ir al traste antes. Pero se va reponiendo. Sigue viniendo gente al bar. Estamos bien situados en el pueblo, junto al banco, junto a la iglesia. A misa siempre hay gente. Y luego en verano tenemos un mes y medio bueno. Y en Semana Santa también…".

"Para ser una zona con poca población, creo que recibimos bastantes cosas de la administración aparte de lo evidente, que son las pensiones. Evidentemente, no cotizamos para nada en comparación con lo que recibimos. Pero si tengo que quejarme de algo, me quejaría del trato que dan a estas viviendas de protección que hizo Vipasa (organismo dependiente del Principado) aquí en la capital del concejo. Llevo años diciéndolo. Dicen que en el concejo ya queda poca gente para el médico. Y dicen que el colegio está cerrando por falta de niños, aunque algunos de aquí los matriculan fuera, lo que no se entiende muy bien. Pero, bueno, ahora debe de haber seis niños en toda la escuela… Bien, está pasando todo eso y, al mismo tiempo, hay diez viviendas sociales vacías. Con que en esas viviendas se pudieran meter ahí diez familias con niños, aunque fuese gratis, se solucionaba todo de un plumazo. Es que es de coña: el Principado tiene ahí esas viviendas vacías, que además no hacen más que costarle dinero".

"El Principado hizo un montón de pisos y hoy la mitad, sobre una docena, están vacíos. Cuando hicieron esas viviendas de protección oficial, al principio, algunos las pudieron comprar, pero luego el Principado cambió la política y sólo admitían vivir en alquiler. Pero la gente del pueblo no quiere estar de alquiler toda la vida. A lo mejor quieres poner un suelo mejor en el salón o cambiar la cocina y si sabes que nunca va a ser tuyo pues no lo haces y prefieres mudarte. Conozco a varias familias que se fueron, que compraron un piso en Vegadeo y realmente no se les pierde nada allí, ni siquiera trabajan allí. Pero aquí no encontraron otra vivienda. Los que sí pudieron comprar al principio, aunque ya no vivan aquí, pues se preocupan de alquilarlos. Y esos son los que están ocupados. Si no, estarían vacíos todos porque poca gente quiere estar toda la vida de alquiler. Por mucho que lo que digan en televisión, el español quiere una casa en propiedad y, si tienes que pintar, pues pintas en lo tuyo".

2A veces me preguntan, viene gente por el bar y te comenta que le gustaría vivir en este pueblo. Pero no hay sitio. Y están todas esas viviendas vacías. Y es que para poder alquilarlas te lleva trámites a porrón. Para poder acceder al alquiler tienes que estar empadronado durante un tiempo (dos años) y para estar empadronado hay que tener una dirección. Pero, claro, evidentemente la gente no va a venir antes a vivir debajo del puente. Y este es un pueblo que está al lado de Vegadeo, de Ribadeo. Podrían trabajar allí y vivir aquí perfectamente".

"Yo creo que ni trámites ni nada, tendrían que buscar familias de la comarca entera y el que quiera venir para aquí pues un año gratis, o dos, o cinco. Porque así, vacías, tampoco ganan nada. Si en el pueblo meten cinco o seis familias, ya son 20 o 30 personas, cinco o seis niños más… Y esto no seguiría vaciándose".