El gran capitán de Les Piragües ahora corre por la montaña

ASTURIANOS EN SIERO: Álvaro Rodríguez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Álvaro Rodríguez Zapico, empleado del sector de la automoción. Varo fue el alma de la fiesta de un concejo donde, como él dice "todo se festeja". Encarnaba, por ejemplo, al Capitán, el personaje abanderado de la carroza sierense en Les Piragües. Hoy cambió la vida social por uno de los deportes de moda: las carreras de fondo por la montaña asturiana

Varo Rodríguez Zapico era el alma de la fiesta de Siero, un concejo "donde todo se festeja", como él lo define. Era un imprescindible de las fiestas de prau. Durante diez años fue el Capitán, el orondo personaje que animaba la salida de Les Piragües metido en el Sella con una enorme bandera de Asturias. Mide 1,86 y con sus 150 kilos de peso de entonces era imposible no verlo. Salía en todas las fotos, en los periódicos y en la tele. Hasta que, poco antes de la pandemia, hubo un giro de guion. Y pasó esto:

"Mi nombre completo es Álvaro Zapico Rodríguez, me llaman Varo. Tengo 36 años, pero hay que ocultar esa información. Digo que soy de Siero, aunque realmente soy de Muñó, un pueblu entre Pola de Siero y Gijón. La vida social la hice en La Pola. Mis padres son funcionarios, mis abuelos se dedicaban a la agricultura y la ganadería. Yo estudié gestión comercial y marketing. Gustábame el periodismo y la comunicación audiovisual, pero no lo había en Asturias. Entonces tiré por ahí. Trabajo en gestión en un concesionario del sector de la automoción".

"En Siero se festeja todo, siempre fue así. La gente es extrovertida, abierta, amigable. Aquí tiras un volador, aparez gente y el ambiente está asegurado. Además, y como en toda Asturias, hay buenos restaurantes. Aquí se come muy bien, todo se arregla en una mesa. En La Pola siempre hubo mucha caída de toda Asturias, aunque ahora, por cómo está la historia, no es tan evidente. Yo soy del 86 y me pillaron los últimos coletazos de la movida de La Pola de los domingos. Todavía lo viví hasta el final, vaya, y vi cómo cerraron los últimos discobares. Ya no es lo mismo. La gente sale un día, sobre todo los sábados. Qué nostalgia, pero todo va cambiando".

"Me gustan les fiestes mítiques de Asturias. Les Piragües, el Xiringüelu, la Descarga. Vamos, les que sacáis en LA NUEVA ESPAÑA de referentes, vaya. En el Xiringüelu montamos el consulado de Siero. Tenemos una caseta en Pravia y aportamos nuestro granito de arena. En la caseta llegamos a ser 180 persones de diferentes grupos de amigos de Siero. Llevábamos sidra muy buena de algún lagar de aquí para dejar buen sabor de boca".

"Pero Les Piragües son las que más calaron. Les Piragües siempre nos gustaron mucho, y lo que hicimos fue agrupar a los de Siero, pedimos permiso y dejáronnos participar en el desfile. Y ahí vamos desfilando en una carroza. ‘Los Rabiones de Siero’ nos llamamos. No me pierdo el himno de Asturias en la salida por nada. Primero iba de selleru, como Dionisio de la Huerta estipuló: montera picona, chaleco, collar de flores y bandera de Asturias. Eso siempre. Cuando hay un evento de magnitud no falla una bandera asturiana. Pues yo soy uno de los que la ondean orgulloso. Haz diez años, y aprovechando un disfraz de Carnaval, empecé a vestime de capitán. Esti añu salí en el cartel del Sella, el personaje del capitán, tal vez por lo icónico de cruzar el Sella con la bandera de Asturias. Me prestó mucho. La prensa hizo mucho por que se conociera el personaje. Llevo ya 10 años vestido de capitán y, bueno, hay que seguir. Pero en les últimes Piragües ya fui con 50 kilos menos. Antes pesaba casi 150 kilos. Mido 1,87, soy corpulentu, soy de constitución fuerte. Bajé como si me hubiera puesto un balón gástrico, pero fue natural todo. Los cincuenta kilos era como si llevara encima diez garrafes de agua de cinco litros. El tema ye que estamos ahí, intentando mantenelo, vaya".

"Tenía sobrepeso, pero yo me encontraba mal en absoluto. Pero tenía mucha vida social, muchos amigos, y al final aquí en Asturias todo se soluciona comiendo. Para cualquier cosa quedamos para comer o para tomar algo. Entonces, claro, por acumulación de amigos, por temas sociales, eventos, pues… También me gustaba la gastronomía de Asturias, me encanta y disfrutaba mucho".

"Ya antes de la pandemia había empezado a recortar. En la pandemia que, por una parte, fue un desastre sanitario por todo lo malo que nos trajo, yo vi ahí la manera de aprovechar que nos encerraben. Primero hacía bicicleta en casa. Luego ya, cuando nos liberaron el encierru, empecé a andar en bicicleta de montaña. Y luego a hacer rutes con amigos, con unos y con otros. Aparqué la bici. Prefería salir de montaña, a caminar, porque aquí cuando te das cuenta hay una encuesta del veintipicu por ciento y que hay que acarrear por uno y por la bici. Caminando llegaba a sitios espectaculares que nunca me había planteado: Vega de Urriellu, Tiatordos, Ubiña… Empecé a perder pesu. La gente alucinaba con el cambio, felicitábame. Total que yo sentíame pletóricu y fui viniéndome arriba. Ahora peso unos noventa y pocos kilos, según el día. Hay gente que no me reconoz. Un día, en un picu, díjome una moza: ¿tú yes de Siero, tú tienes un hermanu? No me conocía".

"Hice el anillo de los Picos, una semana entera de refugio en refugio. Luego también hice algo de Pirineos y el Camino Primitivo. Salí desde Muñó, desde la casa de mi güela Vicentina, que me diera la bendición. A ella gusta-y veme comer. Siempre que voy, dizme el menú y ni en los restaurantes tienen tanta variedad. Sí, sí a ella siempre-y gustó cebame”.

"Haz un añu empecé a hacer carreres de montaña. Entre otres, hice La Traveserina son 46 kilómetros con un desnivel acumulado de 7.000 metros. Me puse en manos de profesionales para el entrenamiento y la nutrición. Lo preparé con mucha dedicación y entusiasmo, aunque tenía once hores pa acabarla, es lo que dan, yo bajé de ocho horas. El que ganó, Xuan Calderón, que ye de La Pola, todavía me sacó unes cuantes, tardó cinco hores y pico. Y ahora quería participar en la Travesera, la madre de las carreras por montaña. Son setenta y pico kilómetros con un desnivel, no te quiero engañar, de trece mil metros. Se corre en veintiún horas. Eso son palabres mayores".

"A mí realmente no me gusta correr, pero de correr por el monte me atrae por el hecho de que se desarrollan un entorno natural y vas descubriendo paisajes. Si fuera a correr en un pabellón a dar vueltas a un circuito, que va. Y el ambiente, que es muy bueno, la gente. Antes me gustaba la fiesta y los eventos así, animados. No me perdía uno donde hubiera buen ambiente y diversión asegurada. Ahora me viene mejor ir al monte. A veces digo, medio en broma medio en serio, que ye donde mejor se está".

"Oye, pero en esta serie de ‘Asturianos’ salen empresarios ahí y gente importante y yo hablando de fiesta y de comer… Madre, mía vaya imagen. Esta entrevista recuérdame un poco a la que le hice a mi güela para un libru muy guapu que elaboró un vecino recogiendo los testimonios de los mayores del pueblu… Será que me hice mayor. Pero no viejo, eh… Vintage, en todo caso".