Hay una braña invisible en la Pola donde solo viven escritores

"En la pandemia fue un boom, todo el mundo quería escribir un libro"

ASTURIANOS EN SIERO: Natalia Martínez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Natalia Martínez, empresaria, imparte talleres de escritura creativa online desde el sitio Sinjania.com. Es madrileña de nacimiento, pero de familia asturiana de Cudillero que emigró a Madrid en busca de oportunidades laborales. Ella volvió a Asturias y junto a su pareja se instaló en la Pola, desde donde imparten a cientos de alumnos repartidos por todo el mundo cursos online de escritura creativa y asesoran a escritores noveles. El nombre de estos talleres proviene de una braña vaqueira de Valdés, La Sinjania, hoy abandonada.

–Cuando estábamos en Madrid, pensaba en irme a un lugar remoto. Así que para poner nombre a los talleres literarios que queríamos montar, pensé en el lugar pequeño y apartado del mundo todo lo posible y se me ocurrió La Sinjania (una braña vaqueira de Valdés), cerca de donde es mi familia. En realidad no he estado nunca en La Sinjania, pero la vi desde la distancia. Se llega en todoterreno. Está abandonada pero todavía hay un señor que tiene allí la vivienda de sus padres y va de vez en cuando.

"Sinjania.com" es el nombre de la academia de talleres literarios online que encabezan Natalia Martínez, de 44 años, y su pareja, vecinos de Pola de Siero. Cada año, entre 150 y 200 alumnos de todo el mundo reciben formación sobre escritura creativa en esta braña solo visible en internet y que está poblada exclusivamente por escritores. Así nació este parnaso vaqueiro-digital:

"Desde pequeña me gustaba la idea de venirme a vivir aquí a Asturias, pero me parecía algo imposible. Pensaba: ‘Tú has nacido en Madrid y aquí te tienes que quedar, como mucho, harás como tus padres: ir en vacaciones y poco más’. Me gustan mucho los libros, soy feliz leyendo, así que la profesión que elegí tenía que estar relacionada con libros, evidentemente. Estudié Biblioteconomía y Documentación. Empecé trabajando en la biblioteca de la Casa Encendida de Madrid, luego en la red de bibliotecas de Caja Madrid. Pero me cansé. Yo necesito retos. Por otra parte, con mi pareja siempre habíamos tenido como el pique de poner algo por nuestra cuenta y relacionado con libros. A los dos nos gusta mucho la literatura. Él es diseñador gráfico y hace, sobre todo, diseño editorial. Él, por aquel entonces, trabajaba en Fuentetaja Literaria, el primero de los talleres de escritura que hubo en España. Él allí hacía labores administrativas. Entonces, un día, hablándolo locamente, nos dijimos que por qué nosotros no veníamos aquí a Asturias y creábamos unos talleres literarios".

"Nos lanzamos. Dejamos dos buenos trabajos y el piso que aún tenemos en propiedad –en propiedad con el banco– y nos vinimos. Toda la familia pensaba que estábamos locos. No entendía que nos viniésemos a Asturias porque, claro, ellos se habían ido a Madrid. Siempre decían que en Asturias no había trabajo ni oportunidades, y que en Madrid teníamos las oportunidades y la vida hecha. Lo veían como un paso atrás. Pero a mí me apetecía vivir en un sitio más pequeño, que tuviera otra calidad de vida. Fui la primera en volver. Mi hermana vino también tres o cuatro años después".

"Nos mudamos a Oviedo. Llegamos a finales de 2007 y pusimos nuestro taller de escritura creativa en 2008, justo con el estallido de la crisis. Buscamos casa y un local para poner los talleres, que entonces eran presenciales. Pedimos un crédito y… fracasamos estrepitosamente".

"No solamente fue la crisis, que influyó evidentemente porque la gente compra el pan y no hace un curso de estructura creativa, también jugó en nuestra contra que no teníamos ni idea de cómo llevar un negocio. Así que cerramos la oficina, los talleres presenciales, y mantuvimos los cursos online. Te hablo del 2008. Entonces había muy pocos cursos online. Internet no voy a decir que estaba en pañales, pero no era lo que es ahora, cuando todos tenemos mucha más cultura digital. Al tiempo, buscamos otros trabajos. Yo estuve dirigiendo un proyecto de digitalización de documentación para una empresa. Cuando se acabó ese proyecto me dije: me voy a centrar en los talleres online y los voy a sacar adelante. Y muy bien".

"Tengo bastantes alumnos de Latinoamérica, aunque la mayoría son de España. Hay incluso españoles que están en otros países de Europa y en Estados Unidos. Tenemos entre 150 y 200 alumnos al año. Cuando la pandemia fue un boom. Las visitas en la web se dispararon porque todos estábamos encerrados en casa, no sabíamos qué hacer con nuestro tiempo y todos decidimos escribir un libro. Mucha gente tenía el gusanillo de escribir y, por las obligaciones de la vida, lo había ido dejando. Es una actividad que requiere tiempo. Y entonces se vieron con tiempo. Todo el mundo decidió que iba a escribir su vida o incluso la experiencia de la pandemia. Fue un boom increíble que todavía se arrastró en 2021 y ahora las aguas vuelven a su cauce. En el confinamiento me acuerdo de que todo el mundo estaba sin trabajar y yo a tope. Madre mía, yo no tuve tiempo de aburrirme".

"Con la pandemia hubo un cambio de mentalidad. Primero la gente tuvo que estar encerrada en pisos pequeños y luego, cuando ya habíamos salido, tenías que coger el transporte público con más personas y no sabías si estaban contagiadas o si podías contagiar tú. Ahí es cuando la gente vio que fuera de las grandes ciudades se puede vivir. Y las nuevas tecnologías hacen más viable vivir en sitios pequeños y trabajar desde allí. La gente vio que puede tener una calidad de vida semejante a la de las grandes ciudades en algunos aspectos y que, además, tiene otras ventajas".

"Además, antes teníamos la idea de que vivíamos para trabajar, que lo importante era trabajar. Y quizá las nuevas generaciones, no sé tanto la mía o las posteriores, tenemos la idea de que no vivimos para trabajar, que vivimos para ser felices. Que el trabajo debería de sumar a nuestra felicidad y no restar. Esto así pensado en plan idílico, que luego las circunstancias de las personas son las que son. Tú puedes estar puteado en tu trabajo pero no lo puedes dejar porque tienes una hipoteca, porque tienes hijos… Pero sí tenemos ahora una idea menos apegada al trabajo de la que tenían nuestros padres".

"Nosotros antes vivíamos en el centro de Oviedo y me gusta, en lo posible, tener contacto con la naturaleza. Así que miramos por los alrededores de Oviedo y nos encantó Pola de Siero. Queríamos ir a un sitio pequeño pero no mucho, porque luego dependes del coche particular para moverte. Queríamos un sitio donde hubiera comercio, todos los servicios básicos. Y además estamos muy cerquita de una senda que sale por la orilla del Nora y en verano casi todos los días nos vamos a dar paseítos por ahí".

"Para teletrabajar desde casa hace falta disciplina. En una oficina tienes un jefe y te dice más o menos lo que tienes que hacer. Pero, en mi caso, que soy mi propia jefa, trabajo desde casa y necesitas disciplina y organización. Ahora que llega el invierno a quién le apetece madrugar estando la camita caliente, pero tú sabes que tienes que hacer tu jornada como la harías si tuvieras que ir a trabajar a otro sitio. Y luego, personalmente, yo procuro hacer ejercicio todos los días porque mi vida es muy sedentaria, me paso todo el día delante del ordenador. Y como lo que me gusta hacer es estar en el sofá leyendo…".