Grado, Lorena VALDÉS

«Érase una vez un neñu güérfanu de güeyos verdes que facía magia con una varina. Llamábase Harry Potter y estudiaba en un colexu de maxa y bruxería, en Hogwarts». Como si Harry hubiese nacido en cualquier pueblo de Asturias, lo mismo da Ujo que Taramundi, el traductor Xesús González Rato ha conseguido «asturianizar» al mago más famoso y con más tirón entre el público juvenil. Gonzalez Rato presentó ayer en el ll Salón del Libro Asturiano de Grado, la versión en bable de la primera novela de la serie de la británica J. K. Rowling, «Harry Potter y la piedra filosofal».

No fue fácil convertir a Harry Potter en un guaje de aquí. Tuvieron que pasar más de dos años de negociaciones con Rowling para conseguir los derechos necesarios para transcribir la historia al asturianu. Y a esos dos años hay que sumar otro, el que tardó González Rato en traducirlo. «Estuvimos más de un año correo va, correo viene con la autora, pero no recibíamos respuesta. Muchas veces, para no caer pesados, hacíamos como que nos equivocábamos y mandábamos de nuevo el email, pero ni con ésas. Tuvimos que recurrir al correo ordinario y mandar una carta certificada», explica el traductor asturiano. «Como no nos contestaban , cada vez éramos más amables y por si acaso siempre le recordábamos a Rowling que ella ya tiene un premio Príncipe de Asturias en casa», añade. Se ve que no hay pócima mágica que reduzca los engorrosos trámites burocráticos, ni aunque este Harry Potter de por medio.

La traducción asturiana, de 264 páginas, es incluso más fiel a la obra original que la traducción en castellano. Eso dice su autor, que lo explica así: «La autora utiliza mucho las aliteraciones, es decir, repite la primera sílaba en un nombre y un adjetivo que van juntos. Por ejemplo, Blood Baron se convierte en la versión asturiana en Barón Babasangre, así se mantiene la figura literaria. Sin embargo, en la traducción en castellano a este personaje se le llama "Barón Sanguinario"». Otra de las cuestiones que más quebraderos de cabeza le dio al traductor asturiano fue mantenerse fiel a las rimas y juegos de palabras que utiliza Rowling sin perder su esencia y musicalidad.

En la edición en asturiano se mantienen en inglés todas aquellas palabras que perderían su significado si se traducen. Así, explica Xesús González Rato, «en el colegio, los niños desayunan beans, uno de los platos más típicos de la gastronomía británica, pero sería un error traducir esos beans por fabada, aunque sea la misma legumbre. En Asturias no se acostumbra a desayunar fabada».

A pesar de que para la traducción de esta obra el autor tuvo que armarse de paciencia -«y eso que esti ye el más finín de los siete libros de la saga de Harry Potter», apunta con gracia- el traductor ya está trabajando en el segundo volumen, «Harry Potter y la cámara secreta». «Supongo que esta vez el trabajo será más sencillo, aunque ye un tochu... Nuestra intención es traducir los siete títulos, aunque no sabemos cuánto tiempo nos llevará», señala González Rato.

En cualquier caso, Harry Potter ya ye un magu asturianu en el papel, «un fechiceru que camina con su perru peludín, que parez un esbardín de fieltru», describe el intérprete. Ahora, una vez convertido por arte de magia en uno de los personajes de la biblioteca asturiana, el siguiente paso es que «el nuestru Harry» dé el salto al cine. Vuelven a empezar los trámites burocráticos: «Nosotros ya mandamos el correo electrónico a la productora, pero no nos contestaron aún. Igual necesitan una carta», concluye el traductor.

Algunas frases

«¿Quién ye usté?», pregunta el mago al guardián de llaves de Hogwars.

«¡Esto non!», dice Harry.

«Nun pienso pagar pa que dalgún vieyu babayu chifláu-y deprienda trucos de maxia», advirtió el tío Vernon.

«Foi un suañu -dixo pasigo con firmeza-. Suañé qu'un xigante nomáu Hagrid vienu a contame que diría a un colexu pa magos. En cuantes qu'abra los güeyos taré en casa nel armariu». (El primer día que Harry soñó que se convertiría en mago).

«Meyor marchamos, Harry, qu'hai muncho que facer güei, hai qu'allegase hasta Londres pa mercar toles tos coses del colexu».

«Nun teo perres, y yá oyisti a tíu Vernon anueche: nun va pagar pa que vaiga a deprender maxa».

Una conversación entre personajes

Harry intentó quitar la curuxa d'en mediu, pero chasquió-y'l picu con brenga y siguió atacando l'abrigu.

-¡Hagrid!, dixo Harry en voz alto. Hai una curuxa.

-Pága-y, gruñó Hagrid dende'l sofá.

-¿Qué?

-Quier que-y pagues por trayer el periódicu, mira nos bolsos.