Oviedo

Xixún (Siero), Manuel NOVAL MORO

La lluvia y el viento tomaron el relevo de la nieve en el paisaje muy crudo de este invierno sin tregua en Asturias. El temporal se hizo esta vez con agua, con mucha agua que desbordó ríos de un extremo a otro de la región y llegó con la incómoda compañía de fuertes vientos del Noroeste, especialmente intensos durante la madrugada. Avilés, de hecho, registró ayer la cifra más alta de la lluvia en España, con 30,4 litros por metro cuadrado, y las otras dos grandes ciudades asturianas no se detuvieron muy lejos, toda vez que Gijón acumuló 29,5 y Oviedo, 28,7. La velocidad del viento alcanzó los 83 kilómetros por hora en Avilés y las temperaturas, en las principales poblaciones del Principado, no bajaron de los cinco grados de la capital ni subieron de los 12,2 que marcó Gijón como máxima.

Fue el reflejo asturiano de un fuerte temporal que ayer recorrió la Península con vientos próximos a los 120 por hora y cortes de fluido eléctrico en Galicia hasta el fuerte oleaje que afectó al tráfico marítimo en el Mediterráneo y el estrecho de Gibraltar. En el Principado, las inundaciones sustituyeron en el paisaje a los campos nevados del pasado fin de semana y la lluvia se confabuló con el deshielo para desbordar ríos y generar problemas prácticamente en toda la región. Los efectos inmediatos se completaron con caída de árboles y tendidos eléctricos, carreteras cortadas y hasta personas atrapadas por las riadas que motivaron intervenciones de los servicios de emergencia.

l Circulación condicionada en Gijón. Las fuertes lluvias caídas ayer en Gijón provocaron diversos problemas circulatorios en varios puntos de la ciudad. En el barrio de Fontaciera (localidad de Pinzales) y Ruedes la crecida del río dificultó, desde primera hora de la mañana, el acceso a los colegios de la zona. «Hacía muchos años que no se veía nada parecido, era muy complicado circular e incluso entró agua en las casas», aseguraba Pedro Arenas, vecino de Fontaciera. En esta población, la Policía Local se vio obligada a intervenir para desatascar un vehículo que había quedado atrapado debajo del túnel. Por otra parte, en el casco urbano, en el barrio de la Guía, las precipitaciones de la mañana causaron la fuerte crecida del Río Piles, que llegó a inundar parte de la senda peatonal que lo bordea, informa María DÍAZ IGLESIAS.

«Me arrastró la corriente y no pude hacer nada». Alfonso Fernández explica así el incidente en el que se vio envuelto ayer en Xixún (Siero), cuando tuvo que ser rescatado por los Bomberos del 112 del interior de su coche, arrastrado por la riada. Todo comenzó cuando Alfonso se dirigía camino de su casa en esta parroquia del concejo de Siero, por una carretera local. Conducía un todoterreno y a su lado iba un joven. Se encontró con una inmensa masa de agua que anegaba la calzada bajo un puente por el que pasa el ferrocarril, pero se confió y siguió adelante, creyendo que cubriría poco. «A un metro y medio adentro me arrastró la corriente», aseguraba el implicado minutos después del accidente. El todoterreno se precipitó ya inexorablemente a la zona en la que más cubría, justo bajo el puente, con más de metro y medio de agua de altura. Y allí se quedó.

El joven que viajaba con Alfonso salió del coche y se fue nadando hasta la orilla. Tampoco cubría demasiado, pero Alfonso prefirió esperar sentado en el capó del coche a que llegase la ayuda. «Él salió nadando, pero yo no tenía ganas de mojarme por arriba». Ésta es la explicación que aproximadamente hora y media después de los hechos daba Alfonso Fernández del origen del aparatoso rescate protagonizado por los bomberos y por él mismo, con el agua como convidado de piedra.

Llegaron entonces los Bomberos y, tras asegurarse de que Alfonso Fernández estaba bien, lo engancharon a un cable y valiéndose de una polea lo alzaron hasta la vía del tren. Tres efectivos tiraban de él en el momento más delicado de la operación.

La Policía Local de Siero se había desplazado al lugar para controlar el tráfico y evitar, con la colocación de una enorme señal de prohibido el paso, que otro incauto sufriera el mismo destino. Durante toda la operación, los aledaños del puente se llenaron de vecinos. Algunos hasta hacían fotos. Con la única excepción del deterioro del coche, final feliz.