Oviedo, Raquel L. MURIAS

Asturias se enfrenta por segunda vez en veinticinco años a buscar una solución para el mismo problema: qué hacer con su basura. Y es que hasta 1985, cuando se descargaron los primeros camiones de basura en Serín, los asturianos vivían rodeados de escombreras descontroladas y vertederos ilegales, donde lo mismo se tiraban las cáscaras de los plátanos que la lavadora que dejaba de funcionar. Asturias tuvo el síndrome de Diógenes, un trastorno del comportamiento que sufren los que acaban viviendo entre basuras y despreocupados de su higiene personal: secuestrados entre sus propios residuos.

Que se lo pregunten a Enrique Álvarez, ex jefe de servicio de Cogersa en Gijón, que él sí que estuvo secuestrado por los vecinos del Alto del Praviano durante toda una noche por intentar descargarles en su vertedero un camión de residuos procedente de Gijón. «En la ciudad ya no teníamos dónde echar ni un gramo más. Se habían llenado siete basureros, así que tiramos para Muros de Nalón a vaciar un camión. Al llegar al Alto del Praviano nos dijo la Guardia Civil que podíamos descargar allí mismo. ¡La armamos buena! Los vecinos se nos echaron encima y tuvimos que sacar la basura porque había hasta tiros. Allí nos tuvieron toda la noche, secuestrados, hasta que recogimos todo lo que acabábamos de descargar. Después marchamos a tirarla a Ribadesella».

Enrique Álvarez cuenta esta historia con cierta gracia, pero explica que la situación que se vivió en Gijón hasta que se abrió el vertedero de Serín era «insoportable», y no diferente a lo que ocurría en otras localidades asturianas. «Ya no sabíamos para dónde tirar con la basura», explica.

José Sierra, ex alcalde de Grado (IU), estaba en el gobierno moscón cuando Cogersa echó a andar y explica que de no ser por el vertedero de Serín «no sabríamos cómo solucionar el problema, tanto el medioambiental como el económico». Y es que, aparte de que las localidades colapsaron todos los huecos disponibles para llenarlos de basura, a los ayuntamientos les suponía un gran desembolso económico recoger los residuos de sus vecinos. «Se dio un paso importante con la constitución de Cogersa y los ayuntamientos ganamos en gestión medioambiental y en economía. La solución fue para las arcas municipales mucho más barata que lo que se esperaba», afirma Sierra.

La constitución de Cogersa, en el año 1982, y la puesta en marcha del vertedero de Serín lograron acabar con aquel goteo de basureros descontrolados, pero ahora este vertedero también está llegando a su fin. Según quienes trabajan en él y quienes lo gestionan, en cinco años Serín no tragará ni un gramo de basura más y es hora de tomar decisiones si no se quiere volver a aquella Asturias de los ochenta, cuando los montones de basura se llegaron a convertir en parte del paisaje asturiano, la peor parte.

Llegar a concentrar la basura de toda Asturias en un mismo vertedero no fue tarea sencilla, pero se consiguió, y el Principado fue una de las primera regiones del país en hacerlo. Eso sí, Asturias estuvo varios años con la basura al cuello antes de dar con la solución. Conscientes tanto el Gobierno regional como las administraciones locales de que el disloque de los residuos era insoportable, se constituyó el Consorcio para la Gestión de los Residuos de Asturias en 1982. En 1984 arrancó la construcción del vertedero central en el valle de La Zoreda, cuyas obras comenzaron en agosto de 1984, y en octubre de 1985 Enrique Álvarez descargaba el primer camión de basura en Serín. «Cuando vi aquello, pensé que ya podíamos respirar tranquilos», explica.

Fueron once los ayuntamientos fundadores de Cogersa, junto al Gobierno del Principado: Oviedo, Gijón, Avilés, Castrillón, Illas, Gozón, Carreño, Corvera, Llanera, Noreña y Ribera de Arriba. En los siguientes años se fue incorporando al Consorcio el resto de los 78 ayuntamientos asturianos, y en la década de los noventa se completó la presencia en Cogersa de todos los municipios. Asturias consiguió así acabar con los vertederos ilegales que proliferaban en los bordes de las carreteras.

La basura antes de Cogersa:

En Morcín.

La mayoría de los ayuntamientos intentaron concentrar los residuos de sus vecinos en una zona, pero no era tarea fácil. Así, proliferaron los vertederos piratas que se ubicaban en cualquier sitio y sin tener en cuenta su impacto medioambiental o ecológico. En la fotografía se puede ver cómo se acumulaba basura en el concejo de Morcín, a escasos metros del río.

En Mieres

En la imagen se ve la enorme cantidad de residuos que se acumulaban a las afueras de Mieres hasta que el concejo entró a formar parte del Consorcio de Gestión de Residuos de Asturias. Papeles, latas, cartones, envases y toda clase de desperdicios se almacenaban sin control. Ahora encima del vertedero se ha construido un centro comercial.