Oviedo, J. E. MENCÍA

La dirección del Partido Popular en Asturias acaba de proponer a Mariano Rajoy que designe a Francisco Álvarez-Cascos candidato al Principado en los próximos comicios autonómicos. El presidente del PP en Asturias, Ovidio Sánchez, ha sido el encargado de hacer llegar la propuesta al líder nacional de los populares. Sánchez habría comunicado su decisión a Mariano Rajoy a principios de esta semana, y lo habría hecho en el transcurso de un encuentro que mantuvo con el presidente del PP español en Madrid, donde Ovidio Sánchez asistió el pasado fin de semana a la reunión del comité ejecutivo nacional del PP.

La propuesta, primera que podría tildarse de «oficial», que ya reposa sobre la mesa del despacho de Rajoy, en la madrileña calle Génova, sede nacional del Partido Popular, llega justo después del fuerte debate abierto, entre los populares asturianos, en torno a la posible candidatura de Álvarez-Cascos y también después de que tanto Ovidio Sánchez como el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, pidieran al ex ministro que aclare sus intenciones y diga si quiere ser candidato. De Lorenzo, al igual que haría luego el portavoz parlamentario Joaquín Aréstegui, advirtió de que la resolución de esta situación no podía convertirse en un «culebrón».

La iniciativa del presidente del PP en Asturias podría dar salida al citado «culebrón», ayudar a deshojar la margarita popular y despejar la incógnita sobre las verdaderas intenciones del ex ministro. La «patata caliente» queda ahora en manos de Mariano Rajoy y del propio Francisco Álvarez-Cascos, que hasta la fecha no se ha posicionado con claridad sobre sus verdaderas pretensiones, una situación que ha generado dudas incluso entre sus más firmes valedores en Asturias.

Falta ahora que la dirección nacional del PP sondee la verdadera disposición de Álvarez-Cascos a liderar la lista electoral en Asturias. Hay elementos clave que podrían pesar en la decisión del que fuera vicepresidente del Gobierno con José María Aznar. Los pronósticos electorales y el grado de apoyo interno en el PP asturiano resultarán, casi con toda seguridad, fundamentales para despejar la decisión final del ex ministro de Fomento. Muchos no creen que Cascos se decida a dar el paso si considera que no hay posibilidades de lograr la mayoría absoluta o si no se calman los recelos que ha despertado entre un sector de la ejecutiva regional, que engloba juntas locales muy fuertes -caso de Gijón y Avilés- y teme que Cascos o, mejor, sus partidarios en Asturias, los casquistas, quieran aprovechar la candidatura para cobrarse antiguas deudas. «Lo lógico es que venga para ganar y eso no se logra con un partido fracturado», coinciden varios dirigentes. Otros dudan de que las verdaderas intenciones de Álvarez-Cascos pasen por liderar la lista al Principado y hacen cábalas con la posibilidad de que pretenda encabezar la lista al Congreso de los Diputados por Asturias en las próximas generales.

De una u otra forma, el traslado de la propuesta a Madrid puede ayudar a tranquilizar el debate sobre el candidato en Asturias, donde los partidarios del que fuera vicepresidente del Gobierno con José María Aznar venían reclamando, con insistencia, a la dirección regional que postulara a Álvarez-Cascos como cabeza de lista. La presión llegó a alcanzar tal intensidad -concretamente se situó en su máximo nivel al materializarse en una recogida de firmas que forzó a posicionarse a muchos dirigentes- que un sector del partido salió al paso de la iniciativa asegurando que buscaba un candidato alternativo.