Carmen Lomana, la reina del glamour patrio -con permiso de Nati Abascal-, cumple hoy 62 años, ni uno más ni uno menos. Que ella no tiene motivos para esconderlo. ¿Decidirá soplar las velas en su querido Celorio (Llanes), donde vivió sus primeros amores -tal como ella misma reconoció a LA NUEVA ESPAÑA-; donde pasó su infancia y adolescencia en el casoplón familiar, «Rocamar», y donde se casó un 13 diciembre con su marido, ya fallecido, Guillermo Capdevila?

La nueva diva está enfrascada en la dirección de su escuela para enseñar modales, que forma parte de un programa recién estrenado en la televisión, y no parece que vaya a tener tiempo de dejarse caer por tierras llaniscas. Imposible repetir fotos parecidas a aquellas de una Mary Carmen adolescente (con muchos menos años que los que hoy cumple), posando cual sirena sobre las rocas de la playa de Celorio, para el suplemento veraniego de este periódico, allá por julio de 1965. Ya de aquella no pasaba desapercibida. Si no, que se lo digan a Graciano García, el redactor del artículo, quien apuntaba que a «Mary Carmen le echan piropos hasta las olas de la mar Cantábrica».

Dicen sus conocidos y vecinos en la zona que de momento la Lomana no ha se ha dejado ver por Llanes. Hace dos veranos que no pasa por «su» pueblo del oriente asturiano, pero la intención de reunir a la «pandi» de toda la vida, aseguró ella misma meses atrás, está en pie y aún queda estío para intentarlo y volver a revivir los guateques de los años 60. En septiembre puede que se deje caer por Llanes, donde se le casa una sobrina.

Donde hoy celebre su aniversario: feliz cumpleaños.