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Juan José Rodríguez salió de la cama a comer un yogur a las tres y media de la mañana del lunes y vio el resplandor de las llamas. «A la una no había fuego, por lo que tuvo que iniciarse después», asegura. De inmediato avisó a los Bomberos. Tuvieron dificultades. Lo impracticable del camino hizo que tuviesen que llegar al fuego andando durante unos veinte minutos. La mayoría de los vecinos no se enteró hasta la mañana siguiente. A eso de las once de la mañana del lunes, el fuego, que se había iniciado en dos focos, estaba prácticamente controlado.

Este vecino de La Viliella ofrece varias hipótesis sobre las causas del incendio. «Si hay un camino que está muy cerrado, puede haber alguien que diga: "Esto lo arreglo yo para dos años"», señala. Pero también apunta otra posible causa, imitando el gesto de apretar el gatillo. «Con un incendio así se quitan maleza, árboles, y queda un buen campo de tiro. Cuando brota la hierba, los animales acuden en manada. Aquí hay sobre todo corzos. No son grandes piezas, porque tienen los cuernos muy pequeños, por el silicio. Pero puede haber alguno que mate alguna pieza para luego comérsela con los amigos», dice. Y luego están los vengativos, los que pagan con el monte el haber sido multados por la Guardería, o no recibir permisos. Lo dicho, el monte paga por todo.