No tienen límite. Su concepto de la política es algo parecido a una alcantarilla, a un basurero en el que cabe todo. Ni cortesía ni gaitas, para la gente de Foro aquí todo vale. Contra todo y contra todos. Eso es lo importante. Y ni un paso atrás. Lo de menos es lo que haya pasado en los últimos meses en la comunidad autónoma. La culpa no es del Gobierno de Francisco Álvarez-Cascos. ¡Faltaría más! Los responsables de lo sucedido son los demás, la oposición parlamentaria por supuesto, pero también los agentes sociales y la inmensa mayoría de los ayuntamientos; el de Gijón, no, ¡estaría bueno!

Francisco Álvarez-Cascos y su gente han propiciado un mal rollo en la región que va a más cada día. Una crispación en la que los casquistas se encuentran como pez en el agua.

¡Quién lo iba a decir de Cristina Coto cuando estaba en el PP! ¡Quién podía pensar entonces que la ahora mano derecha de Cascos, la denostada por él no hace mucho, se iba a convertir en el azote de todos los partidos de la región, de los de la derecha y de los de la izquierda y, en general, de todo aquel que discrepe de su jefe o que simplemente no le caiga bien. Porque a esos extremos hemos llegado: con una suposición basta en ocasiones para sufrir la ira del actual presidente del Principado en funciones o de alguno de sus furibundos seguidores.

Dice Cristina Coto que Jesús Gutiérrez, el secretario de organización de la FSA-PSOE, es el portavoz del «sucialismo». ¡Qué originalidad! Y qué pena. Pero es lo que hace habitualmente Foro: arremete contra todo y contra todos, insulta en ocasiones, y cuando el contrario responde y pide explicaciones lanza toda su artillería contra él. Y así una y otra vez.

Asturias, de acuerdo con las declaraciones de los dirigentes de Foro, es una especie de cloaca en donde la corrupción campa a sus anchas. Socialistas y populares o bien son corruptos o ineptos o están vendidos a intereses inconfesables, según los casquistas. Y lo denuncian personajes, empezando por su líder, que hasta hace poco más de un año formaban parte del PP, comulgando entonces con todas sus ideas y actuaciones. Rajoy es ahora una especie de demonio para Asturias. Aznar, no, Aznar era perfecto, que por algo Cascos era su mano derecha. Todo muy objetivo. Nada personal. Por supuesto que no tiene nada que ver con el rencor.