Madrid, Efe

Los mineros fallecidos por grisú (metano) en la mina de León "no pudieron reaccionar" ante un gran desprendimiento de este gas (CH4), ya que esta sustancia "deja sin oxígeno de forma radical y brutal", según detalló ayer el vocal de la junta del Colegio de Ingenieros Técnicos de Minas de Cartagena, José Sicilia.

Para comprender lo sucedido en León hay que remontarse al proceso de carbonificación, donde los vegetales sepultados a gran profundidad dieron lugar al carbón, que desprendió gases como el metano -principal componente del grisú- y lo acumuló en bolsas dentro de las mismas capas de carbón. Sicilia explica que al encontrarse a tanta profundidad (600 o 700 metros) el gas desprendido ha tenido una compresión muy grande y que su liberación se ha podido producir al entrar en contacto con las rozadoras de los mineros. Es como "cuando un globo se llena de forma muy fuerte y lo soltamos, se desinfla de una manera casi instantánea, y esto es lo que ha pasado con un embolsamiento que contiene un gas capaz de robar más del ochenta por ciento de oxígeno que encuentra a su paso. Si el embolsamiento de gas adherido a la masa de carbón es muy grande, no hay tiempo de reaccionar".