Setenta y dos horas para un momento histórico. Las obras de la autovía Unquera-La Franca afrontan su recta final en medio de un ritmo frenético de trabajo. Más de dos centenares de obreros daban ayer los últimos retoques a unas obras que se ejecutan a un ritmo infernal. Y contra el reloj.

Media docena de palas trabajaban sin descanso en Villasola. Una veintena de camiones repletos de tierra protagonizaban las pruebas de carga en los dos viaductos de Bustio. Los trabajos en las inmediaciones de ambos pasos elevados ya están finalizados. En la jornada de ayer se terminaron de colocar las mamparas antisonido que protegerán las viviendas más cercanas a la autovía. Por la tarde, los trabajadores, aprovechando la ausencia de lluvia, pisaron el acelerador para poner las últimas capas de asfalto sobre la calzada de ambos carriles. "Sólo falta echar las últimas capas de rodadura y pintar", aseguró un trabajador.

Rellenar con tierra la zona de la ladera de Villasola, rematar los desagües y colocar los guardarraíles son los trabajos que quedan para que los coches puedan circular con absoluta normalidad el próximo martes.

La disminución de ritmo de trabajo durante el día de Navidad, cuando sólo una brigada de operarios acudió al tajo, finalizó ya en la medianoche del jueves. En la cantera de Llavandes, los ruidos ocasionados por los trabajos de la maquinaria pesada no han cesado desde entonces, para desesperación de los vecinos de la zona. Y todo indica que se seguirá trabajando día y noche, a dos turnos de doce horas, hoy, mañana y el lunes.