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CARLOS JAVIER FRANCISCO CABELLO | Avilesino, coordinador general de Médicos sin Fronteras para Siria

"No podemos cerrar los ojos e ignorar los que está pasando"

"Los combates en Siria se han recrudecido y el número de desplazados se ha doblado" "Han perdido más que a sus seres queridos; no ven futuro a corto y medio plazo"

Carlos Javier Francisco Cabello, ayer, en la ciudad de Kilis (Turquía).

"Tenemos que actuar. Somos unos privilegiados, no podemos desentendernos del drama de los refugiados", asegura el avilesino Carlos Javier Francisco Cabello, Coordinador general de Médicos sin Fronteras para Siria, que está viviendo en primera persona el drama de los desplazados de la guerra en la frontera con Turquía. "Los combates se han recrudecido y la población de refugiados se ha doblado", añade. Todo sirio ha perdido algún familiar esta guerra que dura ya cuatro años. Pero lo peor, asegura Carlos Francisco, es que "no ven una posibilidad de futuro".

-¿Qué situación están viviendo ahí en Kilis, cerca de la frontera turco-siria?

-Ahora mismo lo que vemos aquí es fruto de la tensión que se está viviendo en el interior de Siria. Hay muchos combates en los alrededores de Aleppo y hacia el norte de esta castigada ciudad, que está a 35 kilómetros de la frontera. Los combates se han recrudecido y la población de refugiados se ha doblado. Solo en Kilis, cerca de la frontera, donde desarrollamos un programa de atención primaria y de saalud mental, hay unos 100.000. En toda Turquía, hay de millón y medio a dos millones de refugiados. Tenemos además un centro médico de Siria, y desarrollamos un programa de apoyo a hospitales y establecimiento médicos en el interior del país.

-¿Por qué está habiendo esta avalancha hacia Europa ahora?

-He leído en la prensa cómo le preguntaban a un niño de 10 o 12 años que había llegado a Hungría por qué se había dirigido a Europa. Y él contestó: "Nosotros no queremos ir a Europa, lo que queremos es parar la guerra de Siria". Ahí está la respuesta. Los sirios, y el resto de refugiados, están escapando de la guerra que tienen en sus países. Están buscando una forma de vivir en paz, de vivir mejor. En sus países de origen -Siria, Afganistán, Somiedo, el África Sudsahariana- los están matando.

-¿Qué debería hacer Europa en estas circunstancias?

-Debería ser solidaria y recibir a más refugiados. No podemos cerrar los ojos e ignorar lo que está pasando a nuestro alrededor. Cuando les explicas la situación en que se van a encontrar, las dificultades que van a tener no sólo de camino, sino cuando lleguen a Europa, te contestan: "El verdadero riesgo es que me caiga una bomba encima o me peguen un tiro". Deberíamos entender la situación desesperada que están viviendo. Lo que tienen en Siria es mucho peor. Un miembro de nuestro personal acaba de empezar el viaje, con su esposa embarazada de siete meses.

-La presencia de tantos refugiados, ¿no genera tensiones con los turcos?

-Ya le decía que aquí hay más de millón y medio de refugiados, y todos tienen acceso a la salud y a la asistencia sanitaria. Están recibiendo esa ayuda. En España, el Gobierno habla de recibir a 4.500 refugiados. En Europa, se están planteando acoger a 150.000. Es un diez por ciento de los que tiene Turquía en su territorio, y este país sigue dándoles ayuda.

-Ha comentado que se ofrece asistencia de salud mental a los refugiados. ¿Llegan muy traumatizados?

-Es una guerra muy cruel, que ha creado la peor crisis humanitaria de las últimas décadas. Se habla de los métodos malvados del Estado Islámico, de la violencia que ejerce. Pero todos los bandos armados están empleando métodos violentos. Hay cuatro millones de refugiados fuera del país, pero hay otros seis millones de desplazados que han tenido que abandonar sus casas para que no les maten. Y es una guerra en la que 250.000 personas han muerto violentamente. Nos podemos hacer una idea del trauma que eso supone. No hay sirio que no tenga un familiar fallecido. A unos de nuestros trabajadores le acaban de comunicar que dos de sus familiares fallecieron en un bombardeo. Y es la cuarta vez. Todos los días se levantan pensando que un familia o un amigo ha muerto. Pero es que han perdido más cosas que sus seres queridos. No ven un futuro mejor a corto y medio plazo. Hay un deterioro continuo de la situación, cada vez hay más bombardeos y combates. No ven posibilidad de mejorar.

-Quizá parando la guerra mejoraría la situación.

-No creo que haya una solución fácil. Evidentemente, lo mejor es que haya paz para que la gente pueda retomar su vida. Pero no sé cómo se puede hacer. Todos tenemos que hacer un esfuerzo. Si no podemos detener la guerra, hay que dar asistencia a los refugiados.

-¿Cómo está desarrollando su trabajo Médicos sin Fronteras en Siria?

-Los extranjeros no estamos entrando en Siria. El riesgo es muy alto. Pero allí tenemos 150 empleados entre médicos, enfermeros y personal auxiliar. Hay un pequeño equipo que hace la distribución de productos de primera necesidad y medicamentos. Están trabajando en unas condiciones muy malas, sometidos al estrés de encontrarse en una zona de guerra, con familias que acaban de ser desplazadas, oyendo los combates a quince kilómetros o menos. No encuentran un momento de descanso. Es admirable el compromiso del personal médico sirio con su población, que sigan trabajando en esas condiciones.

-¿Y usted? ¿Cuánto lleva como responsable de Siria? ¿Sufre también ese estrés?

-Llevo desde mayo del año pasado. Hay mucho trabajo, pero las condiciones en Turquía son buenas, pero sufrimos mucho por los equipos que tenemos dentro. Estamos trabajando desesperadamente por mejorar la asistencia de la población. Ahora estamos evaluando a los migrantes, para ver cómo podemos ayudarles. La carga de trabajo es grande, pero hay muchísima necesidad.

-¿Sigue habiendo problemas de vacunación?

-En Turquía hay más acceso a las vacunas. En Siria, estamos más concentrados en trauma y heridas de guerra, pero después de cuatro años de conflicto, la atención materno-infantil se ha derrumbado. El sistema de vacunación se ha interrumpido. Estamos pendientes, cuando llegan nuevos refugiados, de intentar que se recupere esa vacunación. También hay problemas con las enfermedades crónicas. Es difícil para los enfermos encontrar un centro de diálisis.

-¿Qué mensaje daría a los europeos y a los españoles?

-Que tienen que hacer un esfuerzo por aumentar la acogida. La gente se muestra muy escandalizada por la foto del niño ahogado, pero nos hemos olvidado de las miles de personas ahogadas en el Mediterráneo. Ante este drama que está viviendo el mundo, la sociedad española tiene que actuar. Somos unos privilegiados, no podemos desentendernos y mirar hacia otro lado.

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